Goleada sospechosa.
El Bar?a aplasta a un Athletic diezmado por el ¨¢rbitro
A bal¨®n parado, con un par de remates confusos a la salida del c¨®rner, un penalti de regalo y el gol del ariete que no falte, como suelen hacer los equipos grandes cuando el partido no acompa?a, el Bar?a despach¨® sin m¨¢s al Athletic, que sufri¨® un arbitraje calamitoso. El colegiado castr¨® la fiereza de los vascos y a los azulgrana les alcanz¨® media hora de intensidad, de laboriosidad en la l¨ªnea de medios, para resolver con comodidad el encuentro, que al margen del triunfo dej¨® alg¨²n que otro problema en el bando azulgrana como la tristeza de Rivaldo al ser sustituido. El brasile?o parece ciertamente abatido en un equipo que, como m¨¢quina que es, no admite actitudes individuales de ning¨²n tipo.
Hay un nuevo frente competitivo abierto, una apuesta particular, paralela a la Liga, que habla de la superioridad del Bar?a. El asunto consiste en saber si hay equipo capaz de ganar al grupo de Van Gaal jug¨¢ndole a ver quien mete m¨¢s goles, una empresa en la que Arsenal y Madrid se quedaron a medio camino y se fueron tan contentos, como si enfrentar a los azulgranas fuera el mejor chequeo para saber de la salud de uno. El Athletic anunci¨® tambi¨¦n que iba a por el Bar?a, pero Luis Fern¨¢ndez se raj¨® y meti¨® a Larraz¨¢bal por Ezquerro, mientras Felipe pasaba al puesto de medio izquierdo, habilitando el despliegue barcelonista.
Los azulgranas atacaron la pelota desde la salida. Por alineaci¨®n y disposici¨®n, el partido fue suyo. Hoy ya no se rota en Liga sino en la Copa de Europa, resuelta en el primera fase, as¨ª que Van Gaal puso en escena un equipo indiscutible. El Athletic aguant¨® una media hora larga. Encontr¨® una salida ofensiva que le dio cierta llegada y poder¨ªo. La consigna consist¨ªa en darle juego a Etxeberria para que encarara una y otra vez a Sergi. D¨¦hu estuvo entonces muy puesto y arregl¨® un par de entradas del extremo mientras Alkiza desaprovechaba una asistencia de Urzaiz.
No se supo nada m¨¢s del grupo de Luis Fern¨¢ndez de medio campo hacia la porter¨ªa de Arnau. Tuyo que trabajar mucho defensivamente. El Athletic aguant¨® con un juego muy f¨ªsico, intimidador, solidario y de anticipaci¨®n, hasta que el ¨¢rbitro le diezm¨® con la expulsi¨®n injusta de Larraz¨¢bal y, acto seguido, la concesi¨®n del primer gol sin reparar que en la acci¨®n previa Luis Enrique se ayud¨® del brazo. Tres faltas sobre Figo mandaron al lateral rojiblanco a la caseta y dejaron al equipo vasco descosido. El portugu¨¦s y Guardiola manejaron con criterio el juego, privado en demas¨ªa otra jornada de Rivaldo, ignorado al inicio en su puesto de extremo y chup¨®n como punta hasta qu¨¦ le cambiaron.
El Bar?a se enfri¨® en el descanso y facilit¨® la faena al Athletic, que pareci¨® poca cosa. Los azulgranas perdieron velocidad, combinaci¨®n y agresividad, abandonados como equipo, y se fiaron a una acci¨®n terminal, propia del equipo que act¨²a con superioridad num¨¦rica y con futbolistas capaces de decidir. Y entonces apareci¨® Rivaldo. Bot¨® el Bar?a otro c¨®rner, y el brasile?o enganch¨® el rechace de Imanol para sentenciar con dos jugadores en fuera de juego posicional con media hora por delante.
Finiquitada la cosa, a Van Gaal le dio por rotar y retir¨® a Rivaldo, que dej¨® el campo con cara de disgusto, de mal humor, pese al calor que le transmit¨ªa la grada frente a la frialdad que del banquillo. Tiempo para distraerse, matar el tiempo, para darle minutos a Ronald de Boer, Zenden y Simao, a la espera de viajar el s¨¢bado a La Coru?a. Ya nadie repara en el choque europeo del mi¨¦rcoles contra el Solna. El Athletic agradeci¨® el nuevo paisaje con el que se encontr¨® por deferencia de Van Gaal y por la actitud del equipo azulgrana, pero el ¨¢rbitro le remat¨® con un penalti que le quit¨® las pocas ganas de jugar que le quedaban.
El partido ya no daba m¨¢s que para retos como el de Dani, que fiel a su costumbre de marcar cada d¨ªa, cerr¨® la noche con un gol de buen delantero centro. El marcador fue especialmente generoso con un equipo que, superior como se siente y como le miran, encontr¨® la colaboraci¨®n del rival y sobre todo, del ¨¢rbitro, que se equivoc¨® siempre contra el Athletic y en todas las jugadas decisivas.
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