Serbia se enfrenta al 'general invierno'
Los problemas en el suministro de gas y electricidad amenazan a Milosevic m¨¢s que la oposici¨®n
ENVIADO ESPECIALCon salarios de hambre, jubilados que cobran sus rentas tarde, mal o nunca, gasolina s¨®lo a la venta en el mercado negro, la amenaza de que se venga abajo la red el¨¦ctrica, con inflaci¨®n y paro rampantes y la moneda, el dinar, por los suelos, la poblaci¨®n de Serbia se prepara para afrontar un invierno que amenaza con ser muy crudo. No obstante, el r¨¦gimen del presidente Slobodan Milosevic, aislado y sometido a sanciones internacionales, no da se?ales de debilidad.
Cada noche, hacia las ocho, unos cientos de manifestantes, no llegan a 2.000, se lanzan a desafiar el fr¨ªo por las calles del centro de Belgrado con unas tristes pancartas y banderolas de los diferentes partidos, encuadrados bajo la llamada Coalici¨®n para los Cambios (SZP), que exige la dimisi¨®n de Milosevic y elecciones libres en Serbia y Yugoslavia. Nadie los molesta. Coches y autobuses acomodan su marcha a la de los manifestantes y esperan con paciencia a que dejen libre la calzada, tras haber cumplido con el ritual de cada d¨ªa. Si esto es el potencial opositor en Serbia, Milosevic puede dormir tranquilo.
Los habitantes de Belgrado parecen tener otras preocupaciones m¨¢s inmediatas que salir a la calle a pedir elecciones libres. Dos se?oras mayores vienen de la compra por la calle de las Brigadas Proletarias con apenas un par de productos m¨ªnimos para el sustento cotidiano. Una comenta: "Este fr¨ªo es insoportable, y este a?o vino muy pronto". La otra responde: "Y dentro de las casas es a¨²n peor". Por unos d¨ªas, el fantasma de un invierno sin calefacci¨®n recorri¨® Serbia. El sistema de calefacci¨®n y agua caliente se basa casi en su totalidad en el suministro de gas desde centrales hasta las casas. Serbia s¨®lo produce una parte peque?a del gas necesario y depende del suministro procedente de Rusia, que llega a trav¨¦s de un gasoducto que atraviesa Hungr¨ªa.
Gas ruso
Una deuda pendiente, que se estima en unos 20 millones de d¨®lares , y tal vez el deseo de hacer buena letra ante la Uni¨®n Europea sum¨¢ndose a las sanciones, hizo que Hungr¨ªa cerrase el grifo del gas a Serbia. Tras arduas negociaciones para pagar a Rusia el suministro con productos y liquidar la deuda con Hungr¨ªa, el gas pudo llegar a Serbia y poner fin a d¨ªas de tiritonas, catarros y p¨¢nico ante un invierno sin calefacci¨®n.
La llegada del gas supone al mismo tiempo una baza ganada por Milosevic en su pugilato con la comunidad internacional. La UE hab¨ªa lanzado el plan "energ¨ªa a cambio de democracia", que ofrec¨ªa abastecer con combustible a los ayuntamientos de Serbia donde gobierna la oposici¨®n. "Ahora, con la llegada del gas ruso, Milosevic podr¨¢ decir que Europa s¨®lo ayuda a sus amigos de la oposici¨®n y ¨¦l, a todo el pueblo", comenta con amargura en un caf¨¦ de Belgrado un periodista. Sin duda, la llegada del gas supone un bal¨®n de ox¨ªgeno para el r¨¦gimen de Milosevic, acosado por todas partes, pero con un enemigo m¨¢s fuerte que una oposici¨®n d¨¦bil y atomizada: el general invierno.
La precariedad del suministro de gas qued¨® de manifiesto con su interrupci¨®n a los dos d¨ªas de haber comenzado. Un nuevo corte, esta vez provisional, debido a una aver¨ªa en el gasoducto a su paso por el puente de Beska, destruido por la OTAN y reconstruido en un tiempo r¨¦cord de 35 d¨ªas. La falta de gas tendr¨ªa un efecto domin¨® sobre todo el abastecimiento de energ¨ªa. Sin gas para calentar, la gente utiliza estufas el¨¦ctricas, con un incremento del consumo y una sobrecarga de la red, que no resiste, sobre todo tras los bombardeos de la OTAN, que destruyeron varias centrales en toda Serbia. En un concurso de un programa de televisi¨®n el premio mayor es una estufa y cocina de le?a.
Apagones
El consumo de electricidad aument¨® un 60% respecto al de primeros de mes y la consecuencia inmediata fueron apagones imprevistos, porque la red no aguantaba. En Uzice, a 200 kil¨®metros al suroeste de Belgrado, los alumnos de una escuela secundaria abandonaron su escuela porque no aguantaban el fr¨ªo, al igual que en Bor, en la frontera con Bulgaria.
Draguslav Avramovic, el anciano dirigente de la oposici¨®n, se?alado como posible presidente de un Gobierno provisional tras Milosevic, el hombre que al frente del Banco Central de Yugoslavia fue capaz de dominar la hiperinflaci¨®n y crear la nueva moneda en enero de 1994, lo ve negro: "Dudo mucho de que tengamos gas para todo el invierno. Parece ser una situaci¨®n bastante grave, sobre todo si hablamos de la electricidad. Ya no hay gas¨®leo. Incluso m¨¢s importante podr¨ªa ser que ahora toda la gasolina que obtenemos se va directamente a la calle. Eso empeora todav¨ªa m¨¢s la injusta distribuci¨®n de dinero. Eso favorece a la mafia. Los que pueden obtener gasolina al precio oficial de 10 dinares despu¨¦s la pueden vender a 30 dinares".
La gasolina s¨®lo se puede comprar en el mercado negro. El Gobierno introdujo como consecuencia de la guerra unos cupones para recibir 20 litros al mes para los conductores particulares y 150 para los taxistas. Se formaron gigantescas colas ante las gasolineras, pero en vano. El sistema s¨®lo funcion¨® el primer mes. Desde hace tiempo las gasolineras ya no sirven contra la entrega de bonos, y s¨®lo algunas lo hacen contra el pago en divisas, a 1,50 marcos .
El producto interior bruto (PIB) ha ca¨ªdo un 40% este a?o, la inflaci¨®n en la primera mitad del a?o ronda el 40%, y se estima que las cifras reales de paro superan el 50%. Gran cantidad de trabajadores se encuentra en situaci¨®n de "vacaciones forzosas" y cobran un salario m¨ªnimo insignificante. En los ¨²ltimos d¨ªas la cotizaci¨®n del dinar se desplom¨® en el mercado negro, 17 dinares por marco, casi tres veces el cambio oficial.
La capacidad de sufrimiento y resistencia de los serbios ante las crisis es legendaria. Un economista extranjero, buen conocedor de Serbia, explica el porqu¨¦: "Compran s¨®lo lo indispensable para la supervivencia, comida y nada de ropa; tienen varios trabajos, hay m¨¢s de un 50% de econom¨ªa sumergida, y todos hacen contrabando de algo; se calcula que hay 5.000 millones de marcos (425.000 millones de pesetas) guardados en los colchones, y reciben ayuda de los parientes del extranjero".
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