Legionarios de Cristo
Una orden ultraconservadora de sacerdotes y laicos gana terreno cerca del Gobierno y entre las clases altas
En una sala repleta de libros de religi¨®n, el portavoz de los Legionarios de Cristo, vestido de cura preconciliar, contesta a las preguntas con buen humor y cintura. Detr¨¢s de su sill¨®n, a trav¨¦s de una puerta de cristal esmerilado, se ven pasar las siluetas, altas y oscuras, de los sacerdotes legionarios que comparten piso en un barrio acomodado del centro de Madrid. No quiere hablar demasiado de la relaci¨®n de su congregaci¨®n -fundada en 1941 por el padre mexicano Marcial Maciel- con el poder en Espa?a, ni de su buena amistad con algunas de las familias m¨¢s poderosas del pa¨ªs. S¨ª insiste en lo dif¨ªcil que es para un cristiano comprometido seguir hoy a Jesucristo por las calles de Madrid o de Barcelona o de Sevilla ?Se sienten c¨®modos entonces con la actual democracia o viv¨ªan mejor cuando mandaba en Espa?a el difunto dictador? El padre Rafael Pardo, r¨¢pido hasta ahora en sus respuestas, guarda silencio, dice que es muy complicado contestar a esa pregunta, y por fin reflexiona:-No s¨¦ qu¨¦ decir en cuanto a esto. No vamos a estar lament¨¢ndonos siempre, a?orando si antes se viv¨ªa mejor.
De pronto se oye hablar en Espa?a de los Legionarios de Cristo. Y no, precisamente, porque sean nuevos en la plaza. El padre Marcial Maciel trajo su semilla desde M¨¦xico en 1946, aunque no formalizara la inscripci¨®n en el registro de asociaciones religiosas del Ministerio de Justicia hasta 1983. Ya desde el principio, los Legionarios de Cristo demostraron su apego a los apellidos de rancio abolengo. Y, entre todos, a uno: Oriol. No en vano cuatro sacerdotes legionarios son familia del actual presidente de Iberdrola, ??igo de Oriol e Ybarra. Los padres Oriol -as¨ª se les conoce dentro de la orden- se convirtieron en el salvoconducto del padre Maciel para hacerse fuerte en Espa?a. Y a fe que lo consigui¨®.
A grandes rasgos, los legionarios disponen de dos seminarios, uno en Salamanca -el superior- y otro en Valencia; una universidad privada -la Francisco de Vitoria, en Pozuelo de Alarc¨®n, Madrid-; seis colegios -en Madrid, Barcelona, Valencia y Sevilla- y varias guarder¨ªas. Tambi¨¦n poseen casas para retiros espirituales, sedes de fundaciones y numerosas residencias repartidas por el pa¨ªs. En unas viven los sacerdotes -los Legionarios de Cristo propiamente dichos- y en otras los "consagrados", encuadrados en el brazo seglar Regnum Christi.
En total, entre sacerdotes y seminaristas, los Legionarios de Cristo espa?oles son unos quinientos, a los que hay que sumar un n¨²mero considerable - alrededor de 5.000, y en constante aumento- de miembros "consagrados" de Regnum Christi. Si se tiene en cuenta que en todo el mundo los sacerdotes legionarios son unos 3.000, se puede constatar la importancia creciente que Espa?a tiene para la congregaci¨®n como principal cantera de vocaciones. Le siguen M¨¦xico, Estados Unidos e Irlanda.
Hay legionarios de 50 nacionalidades distribuidos por 20 pa¨ªses. Su fundador, el padre Marcial Maciel, vive en Roma, y de ¨¦l depende directamente el superior en Espa?a, H¨¦ctor Guerra, mexicano de cuna como el fundador.
Hay otro patrimonio que no se mide en n¨²meros y s¨ª en capacidad de influencia. Algunos legionarios de Cristo est¨¢n situados muy cerca del poder pol¨ªtico, ya sea directamente -este peri¨®dico habl¨® el viernes con un simpatizante de los Legionarios que trabaja en el equipo de asesores del presidente Aznar-, por v¨ªnculos familiares -la esposa de un prestigioso cient¨ªfico en buena sinton¨ªa con el Gobierno- o a trav¨¦s de sus hijos: destacados miembros del PP madrile?o tienen a sus chavales estudiando en el colegio Everest o en la Universidad Francisco de Vitoria. [Salvo el padre Rafael Pardo, los simpatizantes o miembros de los legionarios que han aceptado charlar con este peri¨®dico han solicitado que se silencien sus nombres].
No acaban aqu¨ª los m¨¦todos de los legionarios para establecer contacto, primero, y codearse, despu¨¦s, con lo m¨¢s tradicional de la sociedad espa?ola. Los seguidores del padre Maciel se encargan de impartir los cursillos prematrimoniales en la iglesia de los Jer¨®nimos, situada en uno de los barrios m¨¢s exclusivos de Madrid.
"Si se nos califica de conservadores", explica el padre Rafael Pardo, "ser¨¢ por nuestra apariencia externa, quiz¨¢ por nuestro nombre -que, por cierto, nos lo puso P¨ªo XII-, pero no por nuestra actividad: estamos con todo el mundo. Con las familias m¨¢s tradicionales y cristianas, porque es l¨®gico que de ah¨ª salgan las vocaciones, pero tambi¨¦n con los m¨¢s desprotegidos: en los peores barrios de Madrid, tambi¨¦n en zonas donde se sufre por guerra o por hambre; nuestra labor misionera es muy amplia".
Su apostolado, tambi¨¦n. Inasequibles al desaliento, los Legionarios de Cristo -sotana impoluta o, como m¨ªnimo, traje negro y alzacuellos- s¨®lo admiten a cristianos puros. "Ser cristiano", dice el padre Pardo, "no es ir a misa los domingos; es mucho m¨¢s, es estar centrados en Cristo, de aqu¨ª nuestro cristocentrismo".
Tan centrados en Cristo est¨¢n, tan austeros en la fe, que los legionarios no gustan de rezar a advocaciones. Ni a la Virgen del Carmen ni a la Macarena. Un enorme crucifijo preside la entrada de todas sus casas. "Le rezamos a la Virgen Mar¨ªa", dice el padre portavoz, "o a Jes¨²s. No hay santos en los Legionarios de Cristo, para no distraernos".
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