EL PR?NCIPE AIRADO

El conde de Wessex, antes llamado Eduardo de Inglaterra, est¨¢ molesto. El hijo menor de la reina Isabel II quiere ser tratado de una vez por la prensa brit¨¢nica como un productor de televisi¨®n con talento y muchos proyectos. Para su esposa, la condesa Sophie, de soltera Rhys-Jones, espera lo mismo. Su flamante trabajo de relaciones p¨²blicas le parece nada menos que un servicio a la patria. Desde su empresa de relaciones p¨²blicas promociona "lo mejor del Reino Unido", y nadie deber¨ªa criticarla por ello. Estos y otros pensamientos forman parte de una entrevista publicada ayer en exclusiva por el rotativo The Daily Telegraph, que devuelve una imagen in¨¦dita de Eduardo. Cuando se enfada, y lo cierto es que le desagrada profundamente que no tomen en serio su trabajo, emplea lo m¨¢s parecido a una groser¨ªa regia. "Mi mujer hace un buen trabajo, y al que no le guste que se vaya a...", dice sin rubor alguno. Luego se califica a s¨ª mismo de historiador subversivo, porque prefiere la gente a las tendencias sociales o econ¨®micas. Para demostrarlo ha producido una serie televisiva, acompa?ada del correspondiente libro, sobre la huella dejada en la geograf¨ªa de Londres por la monarqu¨ªa inglesa. Sus cr¨ªticos dicen que todos sus trabajos se refieren a su familia y pecan, por tanto, de conflicto de intereses. El conde de Wessex reconoce que cierto resquemor es inevitable, pero su labor, "extensa", seg¨²n sus palabras, hablar¨¢ con el tiempo por s¨ª misma.- ,