Sobre la fusi¨®n de Pryca y Continente
Los procesos de fusi¨®n entre grandes empresas como expresi¨®n s¨®lida del proceso de globalizaci¨®n y de la l¨®gica de la econom¨ªa de mercado no s¨®lo son convenientes, sino, en la mayor¨ªa de las ocasiones, necesarios. Adaptar la dimensi¨®n de las compa?¨ªas a mercados de mayor tama?o facilita la competencia y permite afrontar desarrollos en investigaci¨®n, formaci¨®n y personal, inalcanzables de otra manera.El final del verano trajo la noticia de una de estas fusiones que, por su importancia -sector de la distribuci¨®n-, anunciaba una pol¨¦mica mucho antes de que se concretara. Las sociedades Carrefour y Promod¨¨s, propietarias de grandes y medianas superficies como Pryca, Continente, D¨ªa, Simago o Superdescuento, acordaban empezar un proceso amistoso de uni¨®n que finalizar¨¢ con la creaci¨®n del primer grupo europeo de distribuci¨®n y segundo del mundo detr¨¢s del todopoderoso Wall-Mart americano.El acuerdo Promod¨¨s-Carrefour se inscribe en esta ¨®rbita de desenvolvimiento empresarial. El temor ante el desembarco de grandes cadenas comerciales americanas ha provocado "un paso hacia adelante", una especie de ataque estrat¨¦gico, generando un proceso de concentraci¨®n de dos cadenas de distribuci¨®n que incluyen 114 hipermercados, m¨¢s de 200 supermercados y 2.000 tiendas de descuento.
La medida, adoptada en un momento estrat¨¦gicamente ¨®ptimo -periodo vacacional, Comisi¨®n Europea sin constituir y el consumidor noqueado por la vuelta a la normalidad-, sembraba de dudas el panorama comercial espa?ol. La m¨¢s seria y grave de las cuales pudiera ser el alumbramiento de un gigante capaz de detentar una posici¨®n dominante y omn¨ªmoda en nuestro mercado.
Especialmente significativas han sido las recientes declaraciones de Daniel Bernard, presidente de Carrefour. Ante el temor de los agricultores y las asociaciones de consumidores franceses de que la fusi¨®n refuerce a¨²n m¨¢s el poder de la distribuci¨®n frente al de los productores, afirmaba: "Todo el mundo conoce mi compromiso con el sector agr¨ªcola, que atraviesa un periodo de cambios muy dif¨ªcil". A rengl¨®n seguido mostraba su seguridad de que "el estilo de vida franc¨¦s estar¨¢ presente en el mundo entero".
La pregunta obligada ante una operaci¨®n de esta magnitud es: ?cu¨¢les pueden ser las consecuencias de este proceso de concentraci¨®n desde el punto de vista de la competencia y del equilibrio entre las grandes empresas y las peque?as, en muchos casos microempresas de car¨¢cter familiar? Apuntemos algunas.
En la distribuci¨®n de gran consumo se puede intensificar la presi¨®n sobre fabricantes e industriales con repercusi¨®n en precios, plazos de pago, pagos at¨ªpicos y dem¨¢s elementos de la negociaci¨®n.
Si bien estos aspectos han sido objeto de un fuerte debate y han sido regulados por la Ley de Ordenaci¨®n del Comercio Minorista, todav¨ªa se observan pr¨¢cticas y actitudes poco ortodoxas en funci¨®n del peso relativo de los canales de comercializaci¨®n (pagos a discreci¨®n de la gran superficie m¨¢s all¨¢ de los 90 d¨ªas, llegando a 180 e incluso m¨¢s; prescindir de un determinado proveedor, sin causas justificables, antes de cumplir el plazo predeterminado en el contrato o la denominada venta a p¨¦rdidas).
En el sector de productos anteriormente citados se pueden desarrollar monopolios espaciales en la medida en que coincidan en posiciones pr¨®ximas dos establecimientos de las empresas que se fusionan; es decir, se har¨ªan la "competencia a s¨ª mismas", estableciendo barreras de entrada para el acceso de otros operadores. Parad¨®jicamente, la "segunda licencia", regulada en la Ley de Comercio, podr¨ªa apuntalar este proceso de car¨¢cter monopol¨ªstico en ¨¢mbitos locales.
Ante esta situaci¨®n, las c¨¢maras de comercio, lejos de reprobar la fusi¨®n como tal, hemos manifestado nuestra preocupaci¨®n por un hecho que afecta a fabricantes, consumidores, suministradores y peque?os y medianos comercios. Una de las funciones que la ley tiene encomendadas a estas instituciones es la de velar por la mejora de la actividad comercial y el aumento de la competitividad de las empresas, especialmente de las pymes. Pero para que tal funci¨®n sea efectiva es imprescindible que todas las partes cumplan los preceptos que establece en su letra y, sobre todo, en su esp¨ªritu, la Ley de Comercio.
Por ello, el propio Comit¨¦ Ejecutivo de las C¨¢maras ha pedido que se adopten las modificaciones legales necesarias para garantizar que el tratamiento aplicado por las grandes superficies a las empresas y proveedores espa?oles sea similar al que emplean con empresas y proveedores de otros pa¨ªses, especialmente en lo que se refiere a los plazos de pago.
Pero nuestro papel quedar¨ªa cojo si nos limit¨¢ramos a esta expresi¨®n de malestar. La Ley de Comercio marca unos plazos e hitos que hay que cumplir hasta la liberalizaci¨®n total del sector. Por ello es necesario que las condiciones de desarrollo de la actividad de los peque?os comercios mejore para afrontar la libre competencia.
Es necesario intensificar las pol¨ªticas de asistencia t¨¦cnica y formaci¨®n para las pymes comerciales; fomentar el apoyo a los procesos asociativos -en volumen de compras y en t¨¦rminos espaciales- que permitan orientar el mercado relevante de la distribuci¨®n comercial en una direcci¨®n competitiva, evitando tentaciones monopol¨ªticas.
Lo que perjudica a la pyme comercial son posiciones de dominio. Por el contrario, lo que necesita es apoyo financiero para su modernizaci¨®n, fiscalidad favorable o reducci¨®n real e inmediata de las comisiones por utilizaci¨®n de las tarjetas de cr¨¦dito. Ah¨ª est¨¢ el futuro de las pymes, el futuro que apoyan las c¨¢maras de comercio y que implica, a su vez, defender con energ¨ªa la transparencia y competencia del mercado.
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