La censura da la cara
El p¨²blico brit¨¢nico, invitado a dialogar sobre las decisiones ante filmes violentos y conflictivos
Creada en 1912 para unificar criterios morales en torno a una industria cada vez m¨¢s pujante, la Junta Brit¨¢nica de Censores de Cine ha recorrido un largo camino, oculta casi siempre de las miradas del p¨²blico al que serv¨ªa. Su nuevo presidente, Andreas Whittam Smith -fundador y primer director del rotativo The Independent- y Robin Duval, su brazo derecho, han decidido dar por fin la cara. A partir de esta semana, se reunir¨¢n con los espectadores dispuestos a opinar acerca de la clasificaci¨®n de las pel¨ªculas que lleguen a las pantallas nacionales y a las videotecas. Todo un ejercicio de transparencia destinado a unificar criterios y evitar conflictos tan sonados como el provocado por Asesinos natos, la pel¨ªcula dirigida en 1994 por el estadounidense Oliver Stone.Las sangrientas andanzas de su joven pareja de psic¨®patas protagonistas provocaron tal repulsa en el Reino Unido que los propios censores debieron retrasar el estreno para evitar tumultos ante los cines. En ocasiones anteriores, igualmente sonadas, la censura opt¨® por dar algunos cortes aqu¨ª y all¨¢ a filmes que hicieron ¨¦poca. Uno de los ejemplos m¨¢s citados es Perros de paja, filmada por Sam Peckinpah en 1971. Se consider¨® turbador y desconcertante que la chica violada, delito que desencadena una venganza de fatales consecuencias por parte de su esposo, pareciera disfrutar cuando la fuerzan. Como consecuencia de ello, el v¨ªdeo sigue prohibido en el pa¨ªs.
El ¨²ltimo tango en Par¨ªs, obra m¨ªtica del oscarizado director italiano Bernardo Bertolucci, sufri¨® asimismo un buen encontronazo con el censor brit¨¢nico en 1973. Al tratarse de la primera cinta comercial que presentaba un caso de sodom¨ªa entre los protagonistas, el actor Marlon Brando y la debutante Maria Schneider, se cortaron los segundos m¨¢s reveladores. A?os despu¨¦s, en 1992, otra pel¨ªcula famosa, Reservoir dogs, de Quentin Tarantino, fue estrenada entera a pesar de su violencia gratuita. La clasificaci¨®n oficial la recomend¨® para mayores de 18 a?os en los cines. El v¨ªdeo sigue sin llegar a las tiendas brit¨¢nicas.
En realidad, los actuales censores creen que sus criterios pueden resistir la prueba del ojo p¨²blico. Lo que intentan averiguar con su consulta abierta a todos en las reuniones que han organizado -para la primera ya no quedan entradas- es el grado de violencia, sexo o incluso blasfemia cinematogr¨¢fica que el p¨²blico est¨¢ dispuesto a consentir. "La gente tiene derecho a saber lo que hacemos", ha se?alado Robin Duval, director de la Junta. A pesar de que su labor lleva impl¨ªcita la cr¨ªtica -aprobar o rechazar una cinta pol¨¦mica puede valerle el apelativo de corruptor de la moral nacional, o todo lo contrario, de retr¨®grado-, Duval espera que las nuevas clasificaciones que prepara le sirvan de gu¨ªa al p¨²blico. Y sobre todo, que eviten varapalos como el dado hace un mes escaso por Gerald Howarth, presidente del Grupo de Protecci¨®n Familiar y de la Infancia de la C¨¢mara de los Lores. El honorable caballero se quej¨® de que la cinta gala Romance fuera s¨®lo para mayores de 18 a?os cuando uno de sus actores, Rocco Siffredi, es habitual de la industria de la pornograf¨ªa dura. "Ahora que las pel¨ªculas obscenas son moneda corriente, no me extra?a que las ni?as de 12 a?os se queden embarazadas", dijo airado Howarth.
Whittam Smith, Duval y el resto de sus colegas abogan por especificar bien los g¨¦neros y los pasajes conflictivos que pueden o no exhibirse en las pantallas brit¨¢nicas. Con los v¨ªdeos, como se ha visto, son mucho m¨¢s duros. Suponen que las pel¨ªculas est¨¢n en el hogar al alcance de los menores y prefieren no arriesgarse a que las conflictivas caigan en sus manos. Otros detalles hasta ahora poco conocidos, como por ejemplo la aceptaci¨®n de una erecci¨®n masculina en la pantalla, ser¨¢n asimismo discutidos con el p¨²blico.
"Me parece que no habr¨¢ muchos cambios, pero si nos llevamos sorpresas despu¨¦s de hablar con los espectadores obraremos en consecuencia", ha declarado el propio Duval al rotativo The Independent. Sus portavoces a?adieron ayer que las opiniones populares ser¨¢n publicadas el pr¨®ximo a?o. Entonces podr¨¢ saberse si la clasificaci¨®n actual, que oscila entre U (para todos los p¨²blicos), A (a partir de 5 a?os), AA (a partir de 14 a?os) o bien X (mayores de 18 a?os), sigue en pie. En una sola cosa la Junta de Censores se mantendr¨¢ firme. No admitir¨¢ cambios en las normas que regulan hoy el retrato f¨ªlmico de la drogadicci¨®n. El da?o que puede hacer a la infancia es considerado superior a cualquier presi¨®n popular.
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