Hermanos Qu¨ªmicos
S¨¢bado 23 de octubre de 1999, a las 22.00, plaza de toros La Cubierta, Legan¨¦s, periferia de Madrid, intensa lluvia. Una aut¨¦ntica y algo accidentada excursi¨®n desde el centro para asistir al concierto de The Chemical Brothers. Voy con Nacho, Hermano Qu¨ªmico, y con Amaya, una de Bilbao que acabo de conocer. Nos encontramos all¨ª con Emilio. Reprocho al resto de Los Siderales su ausencia.Porque en Legan¨¦s fuimos testigos de un impresionante y divertido espect¨¢culo de arte contempor¨¢neo, es decir, de un punto de vista nuevo y radical sobre la realidad a trav¨¦s de la belleza de una m¨²sica in¨¦dita hasta hace bien poco. Aunque los dos componentes de The Chemical Brothers, antiguos DJ"s (es decir, creadores; que no pinchadiscos, o sea, reproductores), insisten en afirmar que ellos no son m¨²sicos, lo que vinieron a demostrar a Madrid el otro d¨ªa fue no s¨®lo que s¨ª lo son, y excelentes, sino que adem¨¢s sus composiciones revolucionan la m¨²sica. El arte siempre es revolucionario porque descubre rasgos no vistos de la realidad o porque le a?ade elementos con los que no contaba. Y la m¨²sica electr¨®nica transcribe el lenguaje de nuestro mundo industrial y le a?ade conocimiento y belleza a trav¨¦s de la tecnolog¨ªa. Como es l¨®gico a estas alturas.
Lo que se ha venido haciendo desde los setenta no es ni m¨¢s ni menos que escuchar el sonido de la naturaleza urbana e indagar en las posibilidades instrumentales de las m¨¢quinas. Y hemos tenido la fortuna de ver nacer nuevos instrumentos musicales. Porque los sintetizadores, como los pianos o las guitarras, han alcanzado la categor¨ªa de instrumentos desde el momento en el que sirven para componer (aun en el aire, y quiz¨¢ la ausencia de partitura sea lo que a The Chemical les empuja a distinguirse del sentido convencional de la definici¨®n de m¨²sicos), para ordenar el ruido del mundo y armonizar su caos. Eso es la m¨²sica. ?sa es su respuesta actual. Music: response, dicen los Chemical.
Fue radical, adem¨¢s, porque apelaron al m¨¢ximo de sus posibilidades. Con perfecto dominio de nuestras emociones, manipularon las m¨¢quinas para llevarnos a un disfrute extremo y lleno de sugerencias. "?Esto es heavy metal!", repet¨ªa Amaya. Estaba asombrada porque no hab¨ªa imaginado lo que iba a ver, y porque en Bilbao ser radical es ser abertzale y poder amargarte la fiesta, por eso ella casi no sale. La plaza de toros de Legan¨¦s, acostumbrada tambi¨¦n a sufrir la violencia repugnante de la sangre, se convirti¨® casi en un templo de placer: miles de personas bailaron sin parar bajo su preciosa c¨²pula met¨¢lica durante casi dos horas, y lo que se respiraba era alegr¨ªa y amor.
Love: con esta palabra se despidieron los m¨²sicos. A poco que uno piense se dar¨¢ cuenta de que tambi¨¦n esto es pol¨ªtica, de que los Chemical incluyen en su discurso consignas que tienen que ver con nuestra realidad social. En las pantallas dispuestas al fondo del escenario se proyectaron im¨¢genes que representaban y suger¨ªan la naturaleza de un mundo que ha cambiado y que ha buscado una nueva iconograf¨ªa: edificios, siluetas masculinas, muros, ¨¢rboles, ni?as, ojos, caras que se transformaban como las transforma el ¨¢nimo, el tiempo o la qu¨ªmica, como las ha transformado siempre el arte, repetidas y distintas como las vio Warhol o como tantas veces se la vio Van Gogh. S¨®lo ha cambiado el soporte (antes del lienzo se pintaba en tabla, y antes, en la pared de una cueva), y tenemos la suerte de ver evolucionar lo que empez¨® siendo un balbuceo, una aproximaci¨®n.
Yo dir¨ªa que el concierto del otro d¨ªa fue hist¨®rico porque The Chemical Brothers lo concibieron como un espect¨¢culo que inclu¨ªa mucho m¨¢s que m¨²sica. Trataron la luz como un elemento que transforma la realidad, pero fueron m¨¢s all¨¢ de la mera espectacularidad de un rayo l¨¢ser: sus focos alumbraban ideas, las luces nos dec¨ªan del espacio lo que pudo decir en su momento en un cuadro una vela barroca, los focos iluminaban la puesta en escena de un discurso que hablaba de nosotros, ciudadanos del 2000 con ganas de bailar y ser m¨¢s felices.
As¨ª que pura qu¨ªmica, que es lo que somos, lo que nos identifica, lo que nos hermana. Amaya se fue a Bilbao cambiada, porque el placer y el conocimiento te transforman. Y Nacho y Emilio siguen siendo lo que son los amigos: Hermanos Qu¨ªmicos.
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