Del error al horror
La contemplaci¨®n del proyecto para la ampliaci¨®n del Museo del Prado en un lugar hist¨®rico- art¨ªstico como la iglesia de los Jer¨®nimos (500 a?os) produce una sensaci¨®n negativa de sorpresa, indignaci¨®n o insulto a Madrid; sus claustros desaparecen bajo un bloque de ladrillo que los superar¨¢ en todas sus dimensiones, el templo s¨®lo se ver¨¢ de frente y nunca m¨¢s veremos sus torres. Se quiere hacer pasar este cubo de ladrillos, en su defensa, como un contraste moderno de estilos, cuando no es m¨¢s que una simple nave industrial de los a?os veinte, con los mismos cristales y ladrillos del cilindro de Atocha. Pero no es esto lo m¨¢s grave, sino lo que no se ve y es necesario interpretar a trav¨¦s de sus planos, donde se detecta lo que se construye y lo que se destruye.Para construir este b¨²nker de cinco plantas sobre los claustros se derribar¨¢n ¨¦stos y en su ubicaci¨®n se abrir¨¢ un socav¨®n de tres pisos de profundidad. Construido el edificio, su distribuci¨®n interior ser¨¢: claraboya sobre el claustro (que perder¨¢ la luz para la que fue concebido) y ser¨¢ sal¨®n de lectura, minibibliotecas, servicios, restauraci¨®n, exposiciones, pasillos y escalera mec¨¢nica que descender¨¢ bajo tierra para conducir y comunicar con el otro enclave a la altura del Museo del Prado.
En efecto, el otro lado del proyecto arranca del propio museo, obra del arquitecto Villanueva (300 a?os), edificio exento lleno de ventanales rodeado de jardines con dos palacetes independientes, en su propio estilo en la parte posterior.
El nuevo edificio situado en la parte posterior del museo invadir¨¢ el lugar que ocupan los palacetes, destruy¨¦ndolos previamente; la edificaci¨®n ir¨¢ adosada al propio museo y tapiar¨¢ los ventanales del primer piso.
Las nuevas salas se?aladas en los planos est¨¢n dentro del mismo Museo del Prado y a lo largo de ¨¦ste, y han existido siempre. Distribuci¨®n interior, planta: segundo s¨®tano, almacenes, cocina; primer s¨®tano, sala de exposiciones; primera planta, vest¨ªbulo distribuidor cafeter¨ªa, servicios y un auditorio de 400 plazas bajo la calle de Ruiz de Alarc¨®n, cuya entrada se realizar¨¢ por un pasillo y escalera mec¨¢nica que conduce al cubo de los Jer¨®nimos y salida a la calle que, en una circunstancia de aver¨ªa o p¨¢nico, llevar¨ªa a las 400 personas despavoridas a atravesar por el Museo del Prado, perdi¨¦ndose por su d¨¦dalo de salas, pasillos y escaleras buscando otra salida. El nuevo edificio es una ratonera.
S¨ª resulta preocupante que algunos extranjeros y espa?oles comisionistas del Patrimonio aprueben este error que contraviene las normas del patrimonio, seguridad y urbanismo, y no ampl¨ªa salas del museo.
M¨¢s preocupante es qui¨¦n se atrever¨¢ a dar el permiso para la construcci¨®n de este horror de complejo subterr¨¢neo que es una trampa mortal.
Por la fachada principal del Museo del Prado, qu¨¦ desahogo, qu¨¦ sol y sombra, espacio bordeado de fuentes, y cerrando, el gran ¨¢mbito del Ministerio de Sanidad, sus puertas abiertas y sus banderas hacen ir hacia ¨¦l como una uni¨®n sin soluci¨®n de continuidad; este edificio ser¨ªa la l¨®gica ampliaci¨®n del Museo del Prado, de gran capacidad, y dispone ya de auditorio, parking y salas para todo... y en su exterior so?emos con una fachada vertical de cristales reflectantes, donde ver¨ªamos reflejado el museo. Las nubes. ?sta ser¨ªa la gran ampliaci¨®n para pasar a la historia como un Museo del Prado del siglo XX.- . .
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