LA CR?NICA Aviones e incidentes ENRIQUE VILA-MATAS
Acabar¨¢ resultando imposible volar y aburrirse. Cada vez hay m¨¢s gente que se comporta de manera inadecuada cuando viaja en avi¨®n, y muchas compa?¨ªas, adem¨¢s de los productos libres de impuestos, llevan ya esposas para inmovilizar a los pasajeros rebeldes. En un reciente viaje a Bilbao pude ver c¨®mo sacaban del lavabo a golpes a un pasajero que hab¨ªa tenido la fatal ocurrencia de ponerse a fumar en ¨¦l. No hace mucho Quim Monz¨® -que dice que, cada vez m¨¢s, ir en avi¨®n es como ir en autob¨²s o en tren y que si algunos viajeros no sacan la tortilla de patatas es porque, antes de que les den la posibilidad, les han colocado ante los morros una bandejita con su hojita de lechuga rizada, su tomatito enano y su naranjada- contaba el caso de esa princesa saud¨ª que, cuando una azafata le dijo que se abrochara el cintur¨®n, alarg¨® la mano, le ara?¨® la cara con sus u?as afiladas y le replic¨®: "A m¨ª nadie me da ¨®rdenes, guapa".En un avi¨®n que iba a conducirme a Barcelona, yo he visto subir a bordo a un equipo franc¨¦s de rugby con todos sus jugadores borrachos -uno de ellos le hizo una llave de judo a una azafata-, lo que retras¨® dos horas y media la salida del vuelo, pues hubo que esperar que fueran desalojados por fuerzas de ¨¦lite de la Guardia Civil.
Esto no es nada si se compara con lo sucedido a un amigo m¨ªo que, en vuelo de Caracas a Madrid, observ¨® que un reci¨¦n nacido que iba en brazos de su madre permanec¨ªa misteriosamente inm¨®vil a lo largo de casi todo el vuelo, hasta que una azafata repar¨® en que el ni?o estaba muerto y que hab¨ªan rellenado con coca¨ªna el interior de su cuerpo.
Hoy en d¨ªa subir a un avi¨®n ofrece una variada gama de posibilidades de que, tarde o temprano, tenga lugar alg¨²n incidente raro. Tal vez esto explique que ¨²ltimamente Iberia se anuncie diciendo que para ellos se ha iniciado una nueva era. Estamos ya en esa nueva era que Iberia anuncia con beb¨¦s afortunadamente vivos.
No hace mucho, nada m¨¢s salir yo de Barajas con destino a Bogot¨¢, cuatro altos y fornidos pasajeros se pusieron de pie al un¨ªsono y mostraron a todos los pasajeros de segunda clase unas botellas de whisky Chivas que consumieron a una velocidad de v¨¦rtigo para poco despu¨¦s desenfundar sus guitarras -formaban parte del grupo musical que acompa?aba de gira por Colombia a una famosa cantante espa?ola- y montar una juerga flamenca en la parte trasera del avi¨®n, lo que fue recibido con el natural entusiasmo por parte de los pasajeros, que se dirigieron todos a esa parte trasera para asistir gratis a aquella inesperada actuaci¨®n, actuaci¨®n muy brillante que fue abortada a los pocos minutos por el comandante, que debi¨® notar que el avi¨®n volaba ligera y peligrosamente inclinado hacia atr¨¢s.
Con todo, hay todav¨ªa vuelos en los que no necesariamente sucede algo raro. Pero he aprendido a no confiarme demasiado, ya que, por lo general, cuando no ocurre nada, acaba ocurriendo algo al final de todo, concretamente al aterrizar. Sin ir m¨¢s lejos, cada vez que voy a Madeira -adonde voy mucho, no acabo de entender por qu¨¦-, el vuelo suele resultar tranquilo, pero todo se estropea en la maniobra de aterrizaje, no falla nunca: el avi¨®n cae sobre la peque?a pista de Funchal como una piedra rasante, como una bomba; la sacudida que se produce es de tan descomunal fuerza que la cola parece elevarse, como si el avi¨®n fuera a partirse en dos.
No cabe duda de que Iberia acierta al decir que se siente a las puertas de una nueva era. He llegado a pensar que lo mejor es que, cuanto antes -si es posible ya nada m¨¢s subir al avi¨®n- tenga lugar el dichoso incidente, pues de lo contrario existe el riesgo -el ¨²nico que antes valoraban los que ten¨ªan miedo a volar- de que el incidente se convierta en accidente y que, por ejemplo, al avi¨®n le d¨¦ por caer en picado.
S¨ª, en efecto. Estamos en una nueva era de la historia de Iberia y de la aviaci¨®n. El miedo a volar -como todo en esta vida- ha evolucionado y ahora conoce una gran variedad de peculiares registros. Casi me atrever¨ªa a recomendar que, si queremos viajar tranquilos, provoquemos nosotros mismos el dichoso incidente. Tal vez esto pueda librarnos de males mayores y sucesos m¨¢s graves. Sacar una tortilla de patatas a tiempo o fumar en el lavabo puede llevarnos a salvarnos la vida en esta nueva era de la aviaci¨®n que no ha hecho m¨¢s que empezar.
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