Jos¨¦ Tamayo repone a Benavente y defiende la vigencia de su teatro
El director estrena en Madrid una nueva versi¨®n de 'Los intereses creados'
A Jos¨¦ Tamayo se le considera un hombre de teatro hiperactivo, trabajador como pocos y talentoso. Pero lo m¨¢s extraordinario es que todo ello es desde hace m¨¢s de medio siglo. Este hombre, cuya edad es un misterio para las gentes de teatro, quiz¨¢ porque no hace tanto que por fin se le ha puesto el pelo blanco, se enfrenta a la m¨¢s conocida obra del Nobel Jacinto Benavente, Los intereses creados, que hoy empieza a representar en el Teatro Bellas Artes, de Madrid, que dej¨® de ser bolera y una piscina sepultada para convertirse en uno de los espacios esc¨¦nicos m¨¢s populares de la capital.Tamayo, que cuando nadie lo hac¨ªa mont¨® con su compa?¨ªa Lope de Vega, fundada en 1946, textos de Valle-Incl¨¢n, Garc¨ªa Lorca, Francisco Nieva, Albert Camus, Bertolt Brecht o Jean- Paul Sartre, elige para pasar al pr¨®ximo milenio a Benavente, un autor al que no ha hecho especial caso, aunque asegura que siempre le ha gustado. El director afirma que coincide con Valle-Incl¨¢n a la hora de considerar a Benavente un gran escritor: "Se admiraban mucho entre ellos..., los grandes siempre est¨¢n de acuerdo, los mediocres son los que discuten". Tamayo es responsable del montaje m¨¢s popular de Divinas palabras, de Valle, que puso en pie hace 32 a?os y remont¨® hace dos temporadas.
Tamayo ha escogido para el reparto al actor Pepe Rubio, en el papel de Crisp¨ªn, y a Julia Mart¨ªnez, en el de Sirena, adem¨¢s de un elenco de quince actores. El pintor Jos¨¦ Lucas se ha encargado de la ambientaci¨®n y la indumentaria.
El director piensa que esta obra, estrenada hace 92 a?os, mantiene intacta toda su simbolog¨ªa: "La met¨¢fora sigue siendo la misma, estamos ante una pieza que pone de relieve que el dinero sigue siendo el protagonista de nuestra sociedad, y sigue domin¨¢ndonos el inter¨¦s por el dinero..., una obra que dice una gran verdad, ya que de ella se deprende que para triunfar, m¨¢s que crear afectos, hay que crear intereses". Su teor¨ªa se vuelve contra s¨ª mismo por aquello de que Tamayo ha triunfado profesionalmente durante lagos periodos de su vida. ?l sale al quite y da una explicaci¨®n para su caso: "He considerado, y sigo considerando, que el teatro es para m¨ª una inquietud, y eso, m¨¢s que vivirlo como una una dificultad, hace que me enfrente a los problemas con una mejor disposici¨®n y un mayor ¨¢nimo". Y a?ade: "S¨¦ que corro muchos m¨¢s riesgos cuando pongo en escena palabras con peso que si pusiera a un autor desconocido, situaci¨®n en la que no se me enjuiciar¨ªa con tanto rigor. Con Valle o Benavente uno se somete a un juicio en el que ya eres culpable de entrada".
Para que la cosa no se ponga excesivamente fea, trabaja incansablemente antes del estreno, aunque su tremenda hiperactividad viene de largo: "Es a pesar m¨ªo, mi prop¨®sito es uno y la realidad otra. Lo cierto es que todos, cuando estamos ante cosas que nos gustan, lo hacemos sin que nos cueste trabajo". Como el montaje de esta obra, que, como recuerda Fernando L¨¢zaro Carreter, fue considerada en 1930, en una encuesta entre 50.000 personas, la obra maestra de Benavente.
Babelia
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