Vago recuerdo de aquel oto?o en Polonia
Los polacos resquebrajaron el muro antes de que cayera. Hoy, las reformas se abren camino con dificultad
ENVIADO ESPECIALLos polacos viven estos d¨ªas previos al d¨¦cimo aniversario de la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn sin mayores recuerdos de aquel oto?o milagroso en el que se les abri¨® tambi¨¦n a ellos definitivamente la puerta a Europa.
Aqu¨ª, en Polonia, concretamente en la ciudad b¨¢ltica de Gdansk, en agosto de 1980, dio comienzo el levantamiento popular contra el r¨¦gimen comunista que hace 10 a?os habr¨ªa de extenderse por toda Europa central y oriental. Aqu¨ª se celebraron en junio de 1989 las primeras elecciones democr¨¢ticas en un pa¨ªs a¨²n miembro del Pacto de Varsovia y fue derrotado en las urnas el partido comunista.
En el proceso pol¨ªtico de Polonia y de Hungr¨ªa se inspiraban los centenares de miles de alemanes que salieron a la calle y al final acabaron con la divisi¨®n de Alemania y Europa. Y, sin embargo, hoy, en Polonia todo aquello queda muy lejos para la mayor¨ªa de los ciudadanos.
La gente anda con prisa por las calles de Varsovia, cada vez m¨¢s reformadas, modernizadas y occidentalizadas. Las paup¨¦rrimas tiendas de hace una d¨¦cada ante las cuales la gente pasaba media jornada con la esperanza de conseguir algo que comprar, han dado paso a grandes almacenes y luminosos escaparates repletos de ofertas. Pero ya no se paran como antes los viandantes para admirar lo expuesto. Porque, "si hace 10 a?os escaseaban los productos, hoy escasea el dinero y el tiempo, como en todas partes en Europa, como en todos los pa¨ªses normales y aburridos", dice Agnezka, un ama de casa que hace una d¨¦cada ten¨ªa que hacer largas colas para canjear peri¨®dicos usados por papel higi¨¦nico.
Los problemas cotidianos son hoy muy distintos a aquellos que los m¨¢s j¨®venes ya ni recuerdan. Pero igual de reales y demasiado apremiantes como para permitir el lujo de memorias autocomplacidas por mucho que los polacos sigan, con pleno derecho, sinti¨¦ndose orgullosos de aquellos momentos hist¨®ricos en que fueron los primeros en poner en cuesti¨®n el car¨¢cter definitivo de la divisi¨®n de Europa y de aquella humillaci¨®n cotidiana a la que eran sometidos por el r¨¦gimen comunista.
La inmensa mayor¨ªa, incluidos muchos antiguos miembros del partido comunista comparten las palabras de Andrzej Szcipiorsky: "Por primera vez desde hace m¨¢s de tres siglos, Polonia no est¨¢ amenazada por sus vecinos y es soberana. Vivimos en democracia y libertad. Qu¨¦ m¨¢s puedo pedir. Todos los dem¨¢s problemas existen, pero no pueden ensombrecer estos maravillosos hechos".
Por supuesto que la mayor¨ªa de los polacos no piensan en t¨¦rminos hist¨®ricos cuando le falta dinero para pagar las nuevas rentas y los precios de los alimentos. Y que la pol¨ªtica de reformas, reestructuraci¨®n y privatizaci¨®n ha impuesto inmensas cargas sobre amplios sectores de la poblaci¨®n.
Aunque todos los partidos est¨¢n de acuerdo en la necesidad de los cambios estructurales, existen profundas divergencias entre la derecha -que desde hace dos a?os vuelve a gobernar- y la izquierda respecto al ritmo y a las formas. La izquierda acusa al Gobierno de malvender la propiedad del Estado y de haberse lanzado al darwinismo social del "triunfa o sucumbe".
Ciertamente, son espectaculares las diferencias sociales que han surgido en un pa¨ªs que era muy igualitario hace una d¨¦cada. Mientras en las ciudades proliferan los s¨ªmbolos de riqueza y la clase media se ha ampliado r¨¢pida y notablemente en estos ¨²ltimos a?os en que Polonia ha tenido el mayor crecimiento de toda Europa, en los pueblos y en ciertas regiones, las reformas han supuesto el cierre de muchas f¨¢bricas, el corte de las comunicaciones ferroviarias, el colapso del ya mis¨¦rrimo sistema de asistencia sanitaria y de la educaci¨®n.
En 1989 todos pensaban que la libertad era id¨¦ntica a la prosperidad. Que nada m¨¢s ser un pa¨ªs democr¨¢tico vivir¨ªan como los alemanes del oeste. Quienes ten¨ªan expectativas tan ilusas han tenido un duro despertar. La frustraci¨®n es siempre un factor pol¨ªtico peligroso y, si hace una d¨¦cada la integraci¨®n en Europa era un sue?o compartido por la inmensa mayor¨ªa de los polacos, esta semana por primera vez una encuesta se?ala que ya s¨®lo un 46% se manifiesta partidario del ingreso en la Uni¨®n Europea.
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