Redondo y su sortilegio roto
Fernando Redondo rompi¨® su sortilegio y las cosas comenzaron a no salirle bien al Madrid. Si otros se ponen estampitas de santos y v¨ªrgenes en la espinillera; si otros se levantan con el pie derecho, como Di St¨¦fano, la man¨ªa supersticiosa de Redondo consiste en ser el ¨²ltimo en salir. O el pen¨²ltimo. Siempre sale a la cola de la fila que baja de los autobuses que llevan al Madrid. Es el ¨²ltimo en saltar al campo. Uno de los pocos que se quedan hasta que la Ciudad Deportiva permanece desierta, tras los entrenamientos. Pero ayer no. Ayer, quiz¨¢ por deberes formales relacionados con la capitan¨ªa, Redondo subi¨® las escaleras de los vestuarios el primero. Rompi¨® su c¨¢bala apareciendo el primero por el c¨¦sped del Bernab¨¦u.Tal vez por eso se le vio inc¨®modo, pisando la hierba con gesto sombr¨ªo, antes del partido. Quiz¨¢ Redondo estaba sometido a las malas vibraciones: romp¨ªa una superstici¨®n que mantiene desde que jugaba en Tenerife.
Minutos despu¨¦s, Aguilera le robaba el bal¨®n a diez metros del ¨¢rea, la maniobra que dio origen al 1-2. Toshack se agarr¨® la cabeza... Redondo, con aire desolado, deambulaba. En el minuto 62 ser¨ªa sustituido por Karembeu. Redondo entr¨® el primero al campo, pero no pudo abandonarlo el ¨²ltimo.
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