Los m¨¦dicos prescriben terapias ineficaces y hasta nocivas por no actualizar sus datos
Miles de profesionales suscriben iniciativas para mantener vivo su contacto con la ciencia
Los libros de texto recomendaban la lidoca¨ªna para prevenir las arritmias en infartados. A partir de 1970, diversos estudios empezaron a demostrar que no serv¨ªa para nada y que mor¨ªan m¨¢s pacientes tratados con lidoca¨ªna que con un placebo. Pero los libros siguieron recomend¨¢ndola durante veinte a?os m¨¢s. Por casos como ¨¦ste han nacido nuevas corrientes, como la llamada Colaboraci¨®n Cochrane, que intentan evitar las pr¨¢cticas m¨¦dicas sin evidencia cient¨ªfica. Sus m¨¦todos y su esp¨ªritu se extienden por todo el mundo, y Espa?a no ha quedado al margen.
Los m¨¦dicos de la Colaboraci¨®n Cochrane o afines a su esp¨ªritu son conscientes de que muchos colegas no actualizan la informaci¨®n, bien porque no tienen acceso a ella o porque, simplemente, se resisten a cambiar sus m¨¦todos tradicionales. El problema, dicen, es que las consecuencias de tal actitud se miden en vidas. "A veces se hacen tratamientos no ya que no curan, sino que matan", a?ade el epidemi¨®logo Rafael Gabriel, redactor de la Cochrane.El caso de la lidoca¨ªna no es tan extraordinario. De hecho, el embri¨®n de la Colaboraci¨®n Cochrane se gest¨® en el Reino Unido a consecuencia de otro parecido. En 1972 se hizo el primer ensayo que apuntaba que administrar corticoides a una embarazada con amenaza de parto prematuro reduc¨ªa la mortalidad y el sufrimiento fetal, pero los m¨¦dicos hicieron o¨ªdos sordos. Hubo m¨¢s ensayos en el mismo sentido, pero el m¨¦todo, tan sencillo, no se abr¨ªa camino. S¨®lo 17 a?os despu¨¦s se empez¨® a recomendar su uso sistem¨¢ticamente. Diecisiete a?os de muertes y sufrimientos evitables.
El caso moviliz¨® al obstetra brit¨¢nico Archie Cochrane y a varios colegas a crear lo que luego se llam¨® la Colaboraci¨®n Cochrane y que pretende, sencillamente, dotar a m¨¦dicos y pacientes de las herramientas necesarias para que todo tratamiento m¨¦dico est¨¦ sustentado por la evidencia cient¨ªfica.
280.000 estudios
La Cochrane, creada en 1993 en el Reino Unido, dispone ya de 15 centros en todo el mundo, entre ellos Espa?a y China (el ¨²ltimo en llegar). El sistema sanitario brit¨¢nico (NHS) apoya financieramente a la instituci¨®n, sin ¨¢nimo de lucro. En otros pa¨ªses como Espa?a las instituciones p¨²blicas suelen mantenerse al margen. "La iniciativa privada se ha mostrado hasta el momento mucho m¨¢s receptiva", dice el director del Centro Cochrane en Espa?a, el epidemi¨®logo Xavier Bonfill, "aunque ya los servicios de salud del Pa¨ªs Vasco y Andaluc¨ªa nos apoyan". Y, sin embargo, casi 3.000 m¨¦dicos espa?oles est¨¢n ya involucrados.
En l¨ªneas generales, de lo que se trata es de revisar los estudios disponibles sobre enfermedades y sus tratamientos, tanto los publicados como los no publicados; porque en su ¨¢nimo est¨¢ el evitar tambi¨¦n los sesgos. Saben, por ejemplo, que la industria farmac¨¦utica influye decisivamente en el tipo de estudios cl¨ªnicos que se hacen y publican. Creen que las revistas cient¨ªficas tambi¨¦n los seleccionan seg¨²n sus resultados y que predomina s¨®lo el mundo anglosaj¨®n.
Los grandes de la industria farmac¨¦utica -MSD, Bayer, Novartis- est¨¢n apoyando, sin embargo, estas nuevas corrientes, y eso que en la Colaboraci¨®n Cochrane admiten su patrocinio siempre que el dinero no est¨¦ condicionado al resultado de las revisiones.
En tan poco tiempo, la Colaboraci¨®n Cochrane ya ha revisado 280.000 estudios; un trabajo que se ofrece en CD-ROM o en Internet, mediante suscripci¨®n, a todo el personal sanitario cada tres meses. Cada nueva entrega sustituye a la anterior, y se ofrece como una herramienta moderna que viene a sumarse a todas las ya disponibles para que ni la demora ni las mentalidades frenen el poder curativo del avance cient¨ªfico.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.