Absuelto un 'chef' demandado por elaborar una salsa con viagra
El veredicto de absoluci¨®n cay¨® s¨®lo 15 minutos despu¨¦s de cerrarse la vista, pero hay quienes creen que los magistrados del tribunal de Thonon-les-Bains se entretuvieron artificiosamente en las deliberaciones para no abonar m¨¢s la sensaci¨®n de rid¨ªculo. Desde el inicio mismo de la sesi¨®n, el caso del men¨² al viagra fue deshinch¨¢ndose como el soufl¨¦ de un aprendiz de cocina sometido a las miradas aviesas de un coro de grandes chef. Las sonrisas del numeroso p¨²blico congregado en la sala de audiencias del tribunal correccional desembocaron en una atm¨®sfera de risas contenidas y regocijo general, que lleg¨® a contagiar a alguno de los hasta entonces muy envarados magistrados.La historia comenz¨® en agosto del pasado a?o, al calor de la aparici¨®n de la milagrosa p¨ªldora azul que devuelve la verticalidad sexual masculina y permite recuperar cotas abandonadas por inaccesibles. Jean-Louis Galland, cocinero y propietario de su restaurante es un bromista empedernido, uno de esos personajes que parecen disfrutar de la salsa de la vida y que exhiben un ¨¢nimo y humor exultantes. El 18 de agosto del a?o pasado tuvo la ocurrencia de anunciar en la puerta de su establecimiento un men¨² especial compuesto por "langostinos estuchados en pimientos rojos" y "piccata (escalope con mantequilla y perejil) de buey a la salsa viagra". Convenientemente asesorado por un m¨¦dico amigo que se hab¨ªa aprovisionado de viagra en Suiza, Galland mezcl¨® varias p¨ªldoras azules en la salsa de la piccata de buey, la puso en el fuego y, como manda la f¨®rmula, se sent¨® a esperar.
Condimento con curasao
El resultado fue doblemente frustrante. Como la salsa no hab¨ªa adquirido la deseada tonalidad azul, nuestro cocinero trat¨® de darle ese color introduciendo nuevos ingredientes, curasao incluido. La mezcla acab¨® por arruinar el plato y los amigos de Jean-Louis Galland invitados a probar el invento hicieron aquella noche muchas risas, pero no llegaron a reba?ar el plato. La segunda decepci¨®n se deduce del testimonio un¨¢nime de los presentes que esa noche durmieron m¨¢s o menos como siempre, sin sobresaltos ni incontinencias particulares que achacar a la "salsa viagra".
Divertido con la iniciativa de Jean-Louis Galland, un periodista local pas¨® la noticia a una agencia, sin sospechar que el asunto terminar¨ªa en manos de los celosos agentes que velan por la represi¨®n del fraude en la alimentaci¨®n. Procesados por adulteraci¨®n en los alimentos, Jean-Louis Galland y su mujer recibieron r¨¢pidamente el sost¨¦n de sus numerosos amigos, que subrayaron el car¨¢cter reservado de la cena y atribuyeron la publicidad del men¨² en la puerta del establecimiento no a un prop¨®sito comercial, sino al natural bromista del cocinero.
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