El futuro blanco de CDC V?CTOR BATALL?
Razonar el encaje de una victoria o el desencanto de una derrota es balad¨ª. S¨®lo en la veracidad cruenta de la batalla se deben esgrimir argumentos estrat¨¦gicos. En la victoria debe haber aplausos. En la derrota harta perplejidad. Pero la flecha del tiempo sigue y la bien llamada vida pol¨ªtica se azuza a s¨ª misma, a veces con cieno, a veces con luz. El futuro est¨¢ tan cerca que hay en estas palabras un intento gal¨¢n de medirlo en su propia textura para no ahorcarnos con el hilo ambiguo de su permanente hegemon¨ªa. Winston Churchill, viejo zorro, anunciaba all¨¢ por el a?o 1943, en la universidad norteamericana de Harvard, que "los imperios del futuro eran los imperios del imaginario". Seguro que no pensaba en Internet. La red a¨²n no estaba echada. Con todo, entendi¨® que el futuro acaecer¨ªa en el escenario de la mente. Ser¨ªa all¨ª donde iban a sucederse las victorias y las derrotas. Jordi Pujol imagin¨® que ganar¨ªa. La mente de este hombre conoce los secretos de una Catalu?a que le respeta y admira. De su sexta victoria, los norteamericanos ya habr¨ªan hecho 12 pel¨ªculas. Los de aqu¨ª somos m¨¢s precarios en homenajes, nunca nos atrevemos con los vivos, incluso se los negamos a los muertos. Evoco a Trias Fargas, difunto hace 10 a?os, en un oto?o cochambroso, buscando votos en El Masnou. El estratega Trias, el gobernante Pujol y el arquitecto Roca. En pie queda el gobernante o m¨¦dico, sabedor de que detr¨¢s de ¨¦l, ahora s¨ª, tiene un partido pol¨ªtico suyo. Leal, en ocasiones impertinente, pero leal. Partido que, junto a una coalici¨®n, ha funcionado hasta en el menester del encaje de bolillos, nunca antes ejecutado por Duran, aprendiz de brujo con Falla al fondo. Pujol, desde la calamidad de las municipales, ha buscado y encontrado el partido que habitaba en los pasillos adyacentes de las calles y plazas de todo el pa¨ªs. La victoria y los pactos predicen un futuro jalonado de piedras, paredes, agujeros, blasones, arrebatos financieros o simples. En suma, una b¨²squeda razonada de la ¨²ltima verdad: la interdependencia fiscal, sin que nadie se sonroje porque ya hemos visto el plumero a la almohada con la que se pretend¨ªa asfixiar a Catalu?a. Quiz¨¢ el futuro Gobierno consiga el pacto fiscal que postulaba, quiz¨¢ ande como paisana por rastrojo y enga?e a la verdadera derecha, aquella que vive y jala en el todo Madrid; quiz¨¢. En el pele¨®n diario por las salas de la Carrera de San Jer¨®nimo va a haber cansancio, quejas e incluso vacaciones. Pero Pujol no va a descansar nunca, su energ¨ªa y su pasi¨®n no se lo van a permitir. Tambi¨¦n creo que el hombre de seis victorias y cien ascensiones va a meditar en el pensamiento ¨²ltimo de Orwell, que afirmaba que quien controla el pasado controla el futuro y quien controla el presente controla el pasado. A sabiendas de que Pujol ya no es el pal de paller, sino que es cauce y el partido va a tomarle el relevo. Pere Esteve es un maestro a la hora de crear espacios donde, por imposible que parezca, mueve ficha y traza la l¨ªnea que seguir.
El documento pol¨ªtico Horitz¨® Catalunya 2010 no se trata de una falacia o un embudo coyuntural. Esteve sabe que el partido debe cambiar; que el cambio est¨¢ ya delimitado en su discurso inicial como secretario general: Per un nou horitz¨® per Catalunya. El cambio profundo como esfuerzo de evoluci¨®n. La energ¨ªa de Pujol no cesa y su talante pol¨ªtico no est¨¢ trenzado a la de un l¨ªder carism¨¢tico por descubrir o hacer. El partido tomar¨¢ el cheque en blanco que Pujol extender¨¢ al final de la pr¨®xima legislatura.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.