Wagner ver¨ªdico y natural

Festival Wagner en las series de la Orquesta Nacional; al menos as¨ª se denominaban, en los d¨ªas de mis verdes a?os musicales, los programas monogr¨¢ficos consagrados, por lo general, a Wagner o a Beethoven, la gran diarqu¨ªa de la popularidad sinf¨®nica. Y es el caso que, a¨²n hoy, la Filarm¨®nica madrile?a gusta de una tarde sinf¨®nico-dram¨¢tica dedicada al autor de la tetralog¨ªa.Fr¨¹hbeck de Burgos, director em¨¦rito de la ONE, lleva el germanismo en sus venas como doble naturaleza y, por lo mismo, ha sido siempre fiel int¨¦rprete wagneriano. Esta vocaci¨®n se vio colmada durante sus a?os de director musical de la ?pera berlinesa de la Kaiserstrasse (1992-1997), mientras en la misma capital lleva la Sinf¨®nica de la Radio desde 1994. O sea: legitimidad de origen y de ejercicio.

Compuso un programa muy hermoso: El holand¨¦s errante -o El buque fantasma, que dec¨ªamos antes- en su introducci¨®n, coro de hilanderas y balada de Senta, ¨®pera que -como otras de Wagner- verti¨® al castellano uno de los hombres del orteguismo militante, Esteban Salazar y Chapela (M¨¢laga, 1902-Londres, 1965), que es justo recordar. Dos escenas de Tannh?user -coro de peregrinos y entrada de los invitados en el Wartburg- completaron la primera parte, en medio de largas ovaciones que alcanzaron a la notable soprano Elizabeth Meyer-Topsoe y a la mezzo B¨¢rbara B¨¹rnemann, nombres de circulaci¨®n habitual en los grandes escenarios l¨ªricos. Dos estrellas, en suma.

Vida intensa

En la segunda parte disfrutamos de una amplia selecci¨®n de Los maestros cantores de N¨¹remberg, otro Wagner distinto al del Ring, Trist¨¢n y Parsifal, pero no menos genial. El legendario Hans Sachs cobr¨® vida intensa en la voz y el arte de Alan Titus, neoyorquino, de noble y potente materia y t¨¦cnica impecable. El coro de la casa, que gobierna con inteligente profesionalidad Rainer Staubing-Negenborn, trabaj¨® excelentemente y la ONE volvi¨® a dar la medida de sus posibilidades. Fr¨¹hbeck de Burgos se encuentra en plena madurez, y a la brillantez y seguridad que llamaron la atenci¨®n desde su deb¨² ha sumado larga experiencia. Escuchamos con ¨¦l a Wagner entero y verdadero, plet¨®rico en su decisiva gran ret¨®rica o po¨¦tico cuando se tercia. El Wagner del maestro em¨¦rito de la Nacional es natural, bien construido, cantado y explicado y concit¨® al fin de la sesi¨®n la aprobaci¨®n entusiasta de todos. Dos cantantes del CNE, la soprano Concepci¨®n D¨¢vila y el tenor Francisco Javier Gallego, se unieron al grupo de solistas con todo acierto en una jornada enaltecedora de la m¨²sica que sirve al drama, pero que, al fin, se convierte en due?a y se?ora de toda ¨®pera. Wagner permanece en su significaci¨®n hist¨®rico y en su perdurable belleza.