Desafecci¨®n
De un tiempo a esta parte, parece que un nuevo fantasma recorre Europa: es el de la imprevisible abstenci¨®n electoral que erosiona por doquier a las mayor¨ªas gobernantes que se someten a reelecci¨®n. As¨ª sucedi¨® con los comicios europeos que censuraron a Tony Blair, con la renovaci¨®n de las c¨¢maras territoriales alemanas que han castigado al SPD o con los alarmantes avances de la extrema derecha populista en las legislativas de Austria y Suiza. Es lo que Ralf Dahrendorf ha llamado la defecci¨®n de los votantes socialdem¨®cratas, que omiten acudir a las urnas consintiendo que ganen las elecciones por defecto las candidaturas antisistema. Pero este d¨¦ficit de apoyo electoral no erosiona s¨®lo a la socialdemocracia sino, en general, al partido gobernante o a la coalici¨®n que ocupa el turno de poder.Y as¨ª ha sucedido en las elecciones auton¨®micas catalanas que, contra pron¨®stico, han deparado el sorpasso en voto popular del olivo maragalliano sobre el nacionalismo de Pujol, que part¨ªa como favorito en todas las encuestas. Hasta aqu¨ª se cre¨ªa que el abstencionismo catal¨¢n perjudicaba al PSC y favorec¨ªa a CiU, y por eso la cocina demosc¨®pica sobreestimaba la intenci¨®n del voto indeciso a favor de los nacionalistas. Pues bien, en esta ocasi¨®n no fue as¨ª, pues la defecci¨®n electoral de los votantes desafectos no castig¨® a los socialistas sino a la coalici¨®n en el poder, impl¨ªcitamente formada por Aznar y Pujol.
Es verdad que algo parecido sucedi¨® por toda Espa?a en las elecciones municipales y auton¨®micas del pasado 13-J: la participaci¨®n electoral fue tan baja que los abstencionistas estuvieron a punto de darle por omisi¨®n al PSOE una imprevista victoria relativa. Y es que, efectivamente, la democracia posmoderna tiende a elegir mayo-r¨ªas por defecto, s¨®lo decididas en funci¨®n del reparto aleatorio de la abstenci¨®n electoral, que ahora castiga m¨¢s al poder que a la oposici¨®n. De ah¨ª que resulte tan dif¨ªcil calcular por anticipado cu¨¢l ser¨¢ la distribuci¨®n proporcional de los votos cesantes, cuyo desigual d¨¦ficit determina la designaci¨®n final del vencedor por defecto u omisi¨®n.
Pero esta tendencia gen¨¦rica, que parece com¨²n a todas las democracias defectivas, cobra rasgos peculiares en la escena espa?ola, atravesada por el conflicto nacionalista. All¨ª donde gobierna un poder auton¨®mico ret¨®ricamente enfrentado al poder central, haciendo gala de un resentido victimismo que erige a Madrid en coartada populista para designarla su chivo expiatorio, el efecto del voto por defecto invierte su signo.
En tales casos, la abstenci¨®n electoral favorece al poder auton¨®mico y castiga al partido que ocupa el poder central. De ah¨ª que los gobernantes nacionalistas se lucren con la abstenci¨®n, si es que no la fomentan t¨¢citamente, pues imaginan que s¨®lo castiga a los centralistas mientras a ellos les beneficia por defecto u omisi¨®n. Por eso las recientes elecciones catalanas cobran tanta importancia, pues por primera vez en unas auton¨®micas la abstenci¨®n ha beneficiado a la oposici¨®n.
?Quiere esto decir que el victimismo nacionalista est¨¢ cayendo en el descr¨¦dito, y sus antiguos votantes se est¨¢n haciendo tan desafectos que optan por la tentaci¨®n abstinente, incurriendo en defecci¨®n? Podr¨ªa ser, pues tras los gestos del 98 (Declaraci¨®n de Barcelona, tregua de ETA y Acuerdo de Lizarra), la reputaci¨®n de los nacionalistas parece haber cambiado, aunque todav¨ªa no sepamos bien en qu¨¦ sentido lo ha hecho.
Pero una pista interesante, por los indicios a los que apunta, es el castigo electoral que han cosechado los dos partidos nacionalistas en el poder: PNV y CiU. Y otra pista mucho m¨¢s equ¨ªvoca, pero no menos sugestiva, es la decisi¨®n de HB de no presentarse a las pr¨®ximas elecciones generales, por temor a perder la precaria crecida electoral que cobr¨® tras la tregua de ETA. La l¨¢stima es que as¨ª, confundidos los abstencionistas con los radikales, no podremos constatar si tambi¨¦n en Euskadi llega a producirse la misma desafecci¨®n del voto nacionalista que acabamos de ver en Catalu?a. ?Sufrir¨ªa Arzalluz el mismo sorpasso que por defecto ha castigado a Pujol?
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