Los miedos a la mar y los desaparecidos
La proa de las embarcaciones pesqueras abre las olas de la mar con la facilidad de los fuertes y la elegancia de los generosos. En un momento, la calma se tercia en una fuerte tempestad. Las aguas cambian pronto de color, el azul verdoso se entremezcla con el negro de la oscuridad y el rojo de las vidas de los marineros que engulle con celeridad el mar hacia las profundidades cada vez que se produce el cambio de estaci¨®n, de la ca¨ªda de las hojas, el temido invierno gallego.
Es cuando mejor se encuentra el marisco, y las entidades pesqueras animan a sus marineros a trabajar en zonas y caladeros abundantes en especies cercanos a la costa. Es cuando tambi¨¦n la muerte acecha y los miedos y temores se instalan en las mentes de los pescadores que bien lo soportan, pues saben que, en el trabajo de la mar, el riesgo es tan constante que no hay lugar a la reflexi¨®n, ya que, de otra manera, no existir¨ªan pescadores. Desde luego, la mar es tan mala mujer que incita al divorcio cada temporada a muchos pescadores con sus familias, y de forma irreversible, sin, posibilidad de dar marcha atr¨¢s.
En estas fechas de difuntos, el recuerdo —si cabe— es mayor entre las gentes que vivimos en puertos pesqueros e inconscientemente la memoria adquiere muchas m¨¢s revoluciones que nos obligan a ver las cosas cotidianas con mucho m¨¢s significado y valor que en otras ocasiones. A veces las desgracias personales, como consecuencia de una desaparici¨®n de un viejo lobo de mar, que dif¨ªcilmente podr¨ªamos creer, o el hundimiento de un pesquero, nos obliga a vivir con tristeza el presente, no pensando en el ma?ana y mucho menos vivir de los recuerdos, ya que no son m¨¢s que eso, y s¨®lo ¨²tiles para los aventureros y ut¨®picos visionarios.
La mar se convirti¨® en uno de los mayores cementerios del planeta, y, parad¨®jicamente, parece algo normal si tenernos en cuenta la idea de muchos sobre que la creaci¨®n comenz¨® en la mar, y ah¨ª su g¨¦nero femenino. Los amigos, vecinos y familiares son muchos los que est¨¢n bajo las profundas aguas fr¨ªas y turbias de nuestros mares y oc¨¦anos. De ah¨ª que son unas fechas adecuadas para recordar a todos ellos y lanzar un fuerte grito al viento sur que recorre toda la costa para decir: ?basta ya! ?Acaso las desgracias en la mar s¨®lo dependen de las fuerzas de cada cual, o bien muchas de ellas son por negligencias e incumplimientos legales de los propios marineros? Lo cierto es que las aguas de la mar cogieron con gran rapidez una gran sombra que para muchos ser¨¢ su perdici¨®n. ?Descansen en paz!— . , A Coru?a.
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