Los investigadores en terapia gen¨¦tica de EE UU han ocultado seis muertes
El secretismo inunda la medicina basada en la alteraci¨®n del ADN
Los cient¨ªficos de EE UU, y las compa?¨ªas biotecnol¨®gicas que los financian, han ocultado a las autoridades sanitarias la muerte de al menos seis pacientes que se hab¨ªan prestado a experimentos de terapia gen¨¦tica durante el ¨²ltimo a?o y medio. El hecho revela la tendencia hacia el secretismo en que est¨¢ incurriendo esta rama de la medicina experimental, que intenta curar enfermedades insertando genes modificados en los pacientes.
La confirmaci¨®n de estas seis muertes llega una semana despu¨¦s de que se conociera el fallecimiento de otro paciente voluntario, durante un ensayo en la Universidad de Pensilvania. En este caso, los investigadores s¨ª comunicaron el incidente a la autoridad sanitaria estadounidense, el Instituto Nacional de la Salud (NIH), pero lo hicieron insistiendo en el car¨¢cter confidencial de la informaci¨®n. El NIH filtr¨® la noticia a la prensa.Las seis muertes conocidas ahora ocurrieron durante ensayos sobre enfermedades cardiacas dirigidos por dos de los principales cient¨ªficos de esta disciplina: Ronald Crystal, del Hospital de Nueva York, y Jeffrey Isner, de la Universidad de Tufts, en Boston. Los dos equipos est¨¢n experimentando con t¨¦cnicas gen¨¦ticas para hacer crecer vasos sangu¨ªneos alrededor de las arterias bloqueadas por un infarto, como una alternativa a la t¨¦cnica quir¨²rgica del by-pass.
Crystal e Isner creen que las seis muertes no fueron provocadas directamente por el tratamiento gen¨¦tico, sino por complicaciones de la enfermedad original de estos pacientes. Seg¨²n ellos, la normativa federal no exige en estos casos la notificaci¨®n de los fallecimientos al NIH. Los investigadores s¨ª informaron de los incidentes a la Food and Drug Administration (FDA), conscientes de que este organismo p¨²blico, a diferencia del NIH, mantiene sus registros en secreto.
A la luz p¨²blica
La normativa federal ha intentado desde el primer momento que los experimentos de terapia gen¨¦tica se sometan al escrutinio p¨²blico en mayor grado que los ensayos cl¨ªnicos convencionales, debido a la inquietud que suscitan en la opini¨®n p¨²blica estas nuevas t¨¦cnicas, que implican la modificaci¨®n del genoma humano, generalmente a trav¨¦s de virus modificados en el laboratorio. Pero el campo de estudio est¨¢ cada vez m¨¢s dominado por la industria biotecnol¨®gica, y las empresas que han invertido en ¨¦l fuertes sumas han empezado a desafiar la transparencia que hab¨ªa predominado en el mundo acad¨¦mico sobre este asunto. Los mismos cient¨ªficos Crystal e Isner han fundado sus propias compa?¨ªas de terapia gen¨¦tica, GenVec y Vascular Genetics, respectivamente.Fue precisamente Crystal el primer cient¨ªfico que solicit¨® a las autoridades sanitarias que sus datos fueran manejados con confidencialidad. Y, curiosamente, lo hizo en mayo de 1998, justo dos semanas despu¨¦s de que su firma, GenVec, anunciara su salida a Bolsa. Seg¨²n fuentes del NIH, Crystal adujo entonces que los incidentes que pudieran ocurrir en el transcurso de los ensayos con pacientes podr¨ªan tener un impacto muy negativo en los balances de su empresa. El cient¨ªfico, sin embargo, asegura ahora que la raz¨®n que le llev¨® a pedir el secreto era la necesidad de preservar la intimidad de los pacientes.
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