Barato, barato

JULIO SEOANE

En el principio las cosas eran "buenas, bellas y verdaderas", al menos las cosas deseables. Mucho m¨¢s adelante, a finales de la d¨¦cada de los sesenta, la sociedad industrial convirti¨® esa m¨¢xima en una receta que presentaba el consumo como algo "bueno, bonito y barato". Era otra interpretaci¨®n, otra cultura. Ahora, el inmigrante que intenta sobrevivir por estas tierras, utilizando esa profunda intuici¨®n que proporcionan las ganas de vivir, nos mira fijamente a los ojos, percibe claramente lo que somos y deseamos, y expresa su diagn¨®stico al ofrecernos algo como "barato, barato". Nos han descubierto en lo m¨¢s profundo, porque ya se trate de educaci¨®n, turismo, afectos, diversi¨®n o salud, lo ¨²nico que realmente deseamos es que sea barato, barato.

En el campo de la educaci¨®n, por ejemplo, todo se rige por las rebajas. Se realizan conciertos con la privada, dicen, para abaratar y para facilitar la elecci¨®n de colegio sin distinci¨®n de grupo, religi¨®n o cuenta bancaria. Pero tambi¨¦n se pone m¨¢s barata la selectividad, donde cuentan los resultados anteriores del centro y el aprobado se rebaja al cuatro, puesto que el cinco ya estaba an¨¦mi-co y ten¨ªa aspecto de venir a menos. La jornada se hace continua, apretada, sin interrupciones, no s¨®lo para el alumno sino tambi¨¦n para el profesor, ahorrando viajes de ida y vuelta, aburridas comidas familiares y dem¨¢s zarandajas, al margen de que todos sabemos que la educaci¨®n necesita ritmo adecuado y esfuerzo compartido. Pues no, ganan las matem¨¢ticas conservadoras y todo se vuelve barato, barato.

Lo mismo vale para la sanidad, que casi ha sido tema monogr¨¢fico en esta semana valenciana. Y lo que falta todav¨ªa. Al margen de que este conseller parece tener mayores deseos de eficacia y voluntad de comunicaci¨®n, lo cierto es que el problema de la sanidad no se puede resolver exclusivamente mediante verdades y razonamientos econ¨®micos. No se alquilan aparatos, se alquila todo un proceso de diagn¨®stico, junto con personal t¨¦cnico, m¨¦dico y administrativo. Introducir en un hospital estas fotocopiadoras privadas de la salud p¨²blica, cualquiera que sea su nombre espec¨ªfico, es complicado y peligroso para el buen funcionamiento del centro. Que no argumenten que es barato, barato, porque las organizaciones hospitalarias son tan complejas que funcionan de milagro, es decir, por un milagroso esfuerzo de cientos de profesionales distintos, y es muy f¨¢cil desequilibrar lo que ya es inestable.

Ocurre lo mismo con La Fe, que no s¨®lo es una marca, es "mi hospital" para los que trabajan all¨ª, un concepto f¨¢cil de entender pero muy dif¨ªcil y largo de explicar. Ahora que estamos construyendo ciudades de las ciencias, de la luz, de la justicia y tantas otras, nos enteramos que las viejas ciudades sanitarias est¨¢n obsoletas. Es cierto, pero atenci¨®n a las reformas por fragmentaci¨®n que parecen las m¨¢s adecuadas y baratas pero destruyen el conjunto. El todo es la suma de las partes m¨¢s algo m¨¢s, dec¨ªan algunos de mis cl¨¢sicos.

Barato, barato es el criterio m¨¢s importante de nuestra cultura actual. Sin embargo, la educaci¨®n o la sanidad dependen cada vez m¨¢s de otros valores, del consenso y la participaci¨®n, de la inteligencia compartida, de la calidad de vida, de los medios de comunicaci¨®n. El resto es negocio.