Pavor y silencio
JUSTO NAVARRO
Es un anuncio en un peri¨®dico, una p¨¢gina azul, de un tono turquesa celestial industrial, con las letras en blanco:
-Pap¨¢, he matado a mi novio.
Y a pie de p¨¢gina seguimos leyendo: "Hay veces que al hablar por tel¨¦fono dices algo que hace que calles t¨² y tambi¨¦n tu interlocutor. ?Sab¨ªas que la tecnolog¨ªa IP de Sinpletel permite utilizar esos silencios para que hablen otros? Por eso nuestra tarifa es tan barata... Porque no cobramos el Coste de Silencio podemos bajar el precio del minuto".
Lo s¨¦: hay veces en que uno se queda sin habla, pero parece que la ingenier¨ªa de telecomunicaciones y la econom¨ªa comercial han conseguido rentabilizar la p¨¦rdida de la voz mientras calla el apesadumbrado, d¨¢ndoles la palabra a otros, libres de aflicci¨®n. La existencia de tragedias enmudecedoras como la que publica el anuncio (el asesinato de un novio) abarata la factura del tel¨¦fono y produce un efecto antiinflacionario. Tambi¨¦n el mal y el dolor se han convertido en bienes econ¨®micos.
Uno se queda sin habla cuando conoce desgracias como la sufrida por Roc¨ªo Wannikhov, en Mijas. O por esa ni?a sevillana de 14 a?os, sin nombre en el peri¨®dico, y su asesino suicida de 20. Uno quisiera cargar con algo del dolor de las v¨ªctimas y de los suyos, quitarles un poco de su peso insoportable. No se puede hablar de estas cosas, que escapan de nuestro entendimiento. Y los t¨¦cnicos de la agencia Saatchi & Saatchi, peritos en psicolog¨ªa mercantil, lo saben y han dise?ado el anuncio de la hija asesina para Interoute-Sinple, una empresa de telecomunicaciones. Ahondan en la m¨¢s s¨®lida tendencia est¨¦tica y moral contempor¨¢nea: la trivializaci¨®n del dolor y de la crueldad, motivo de ocurrencias, de chistes, de risibles pero repulsivos disparates verbales y visuales.
Nadie ha explicado todav¨ªa convincentemente la celebraci¨®n contempor¨¢nea de la crueldad, representada sin fin en reportajes, videojuegos y pel¨ªculas. Se supone que esta incesante feria de la atrocidad es un espect¨¢culo urdido por imaginaciones sanas para imaginaciones sanas: para que miremos y no lloremos ni enmudezcamos. Para que sonr¨ªamos y r¨ªamos a carcajadas y luego lo comentemos a voces con los amigos, que, como nosotros, sienten pesar real ante las desgracias reales, y rechazan, por sentido com¨²n, el dominio de la violencia y de la muerte.
Pero tampoco hay que fiarse mucho del sentido com¨²n predominante. Las ideas personales cambian, y lo que hoy parecen juicios claros, firmes e irrefutables, ma?ana son opiniones inseguras, discutibles, sustituibles y sustituidas por una ola de nuevas opiniones sensatas, y entonces los pac¨ªficos ciudadanos pacifistas empiezan a destrozar a los individuos que no comen, visten y piensan como ellos. Quiz¨¢ sirva para esto tanta celebraci¨®n, ridiculizaci¨®n o trivializaci¨®n espectacular del dolor y el crimen: para recordarnos que sigue habiendo un lado sombr¨ªo en nosotros, y que la sombra no est¨¢ en las maldades que leemos o vemos en la p¨¢gina o la pantalla, sino en nuestros ojos, mirando.
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