Maestro
Daniel Barenboim, una de las personalidades musicales m¨¢s completas del siglo, un m¨²sico con intereses que van del jazz o el tango a Bach y Schonberg y del piano solitario a la direcci¨®n orquestal y oper¨ªstica, pas¨® por Barcelona. Lo hizo en una doble faceta, como pianista de recital, en el Palau de la M¨²sica, el jueves, y como solista junto a la Orquestra Simf¨°nica de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC), bajo la direcci¨®n de Lawrence Foster, en el Auditori, el viernes (con repetici¨®n del concierto el s¨¢bado y el domingo).Daniel Barenboim, con 57 a?os de edad, casi 50 a?os de escenario y unos 40 a?os yendo por el mundo de primera figura, ha alcanzado en su carrera un estado "cl¨¢sico" de perfecci¨®n: las conexiones neuronales que transmiten ¨®rdenes a los dedos est¨¢n a¨²n intactas, el esp¨ªritu se ha ba?ado en todas las m¨²sicas y la vanidad, si la hubo, muri¨® de vieja hace a?os.
Daniel Barenboim, piano
Obras de Beethoven, Schonberg y Alb¨¦niz. Palau de la M¨²sica, Barcelona, 4 de noviembre. Obras de Wagner, Schonberg y Beethoven. Orquestra Simf¨°nica de Barcelona i Nacional de Catalunya. Auditori, Barcelona, 5 de noviembre.
A partir de ese estado "cl¨¢sico", Barenboim se?orea, sin ofender pero con una autoridad incontestable, aquello que toca. Lo hizo en el Palau con las Tres piezas para piano Opus 11 de Schonberg y, muy especialmente con las Sonatas para piano 8 y 30 de Beethoven, en donde ocasionalmente forz¨® el contraste de tempi entre frases consecutivas m¨¢s all¨¢ de la ortodoxia, pero lo hizo con tal aplomo, sencillez y naturalidad que no cabe poner peros. Alcanzar el estado "cl¨¢sico" permite eso: la ortodoxia eres t¨².
Algo parecido sucedi¨® en el Auditori con el Concierto para piano n¨²mero 5 "Emperador" de Beethoven, el "emperador" de los conciertos para piano y con el Concierto para piano y orquesta de Schonberg, en donde Barenboim estuvo acompa?ado por una OBC, dirigida por Foster, que son¨® concentrada, rindiendo al m¨¢ximo y orgullosa de pasar junto a tan gran artista la frontera de los 3.000 conciertos.
Redescubrir a Alb¨¦niz
El principal aporte musical de Barenboim se produjo, sin embargo, en la interpretaci¨®n, en el Palau, de los tres n¨²meros, Evocaci¨®n, El puerto y Corpus Christi en Sevilla, del primer cuaderno de la suite Iberia de Alb¨¦niz.Se da entre nosotros, con esta obra, un curioso fen¨®meno de signo chovinista: siempre nos quejamos de que, siendo de una importancia capital, no est¨¢ suficientemente divulgada en el mundo, pero cuando viene alguien del mundo a toc¨¢rnosla nos hacemos los exquisitos y argumentamos que s¨®lo los de aqu¨ª sabemos darle la gracia y el exacto fraseo, nacido del folclor, que la obra necesita. Si es absurdo pensar que hay que ser alem¨¢n para tocar Beethoven, es absurdo pensar que se tiene que haber pasado por Sevilla para tocar bien Iberia.
Daniel Barenboim, liberado del peso de tener que hacer honor a una tradici¨®n interpretativa local, pudo explorar libremente y desde la posici¨®n de uno de los mejores pianistas del siglo la poderosa y temible partitura y en sus manos son¨® menos exactamente espa?oleante, pero, a cambio, son¨® fuerte, intensa hasta la violencia y observamos con claridad meridiana que esa gran obra nacida de una sensibilidad est¨¦tica de siglo XIX es, por su lenguaje pian¨ªstico, una obra fundamental del siglo XX y que, siendo la gloria de la m¨²sica espa?ola, debe, y no poco, al pianismo franc¨¦s de la ¨¦poca.
Todo eso no es nuevo, se sab¨ªa, pero quiz¨¢ hac¨ªa falta que Barenboim nos lo recordara y convirtiera la teor¨ªa en experiencia sensible inmediata y contundente. Asistir a su magisterio en Barcelona fue un honor y un placer.
Babelia
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