Acoso moral, la perversi¨®n del siglo
Un ensayo sobre la tortura psicol¨®gica de la experta Marie France Hirigoyen moviliza a la sociedad francesa
Un ensayo sobre la perversi¨®n de la tortura psicol¨®gica que aniquila la autoestima de los individuos sacude Francia. Con 190.000 ejemplares vendidos, El acoso moral (publicado en Espa?a por editorial Paid¨®s), de la psiquiatra, psicoanalista y victim¨®loga Marie France Hirigoyen, ha movilizado a la sociedad francesa a trav¨¦s de asociaciones de ciudadanos, pero tambi¨¦n de psiquiatras, psic¨®logos y abogados; la Asamblea Nacional prepara, para ser aprobado al principio del a?o 2000, un proyecto de ley sobre el acoso moral en la empresa.Las leyes de Suecia, Alemania, Estados Unidos e Italia ya reconocen este conflicto de las relaciones laborales, que, m¨¢s all¨¢ del mundo del trabajo contemplado en estas legislaciones, se configura como uno de los problemas culturales y educativos del futuro inmediato.
"En el mundo del trabajo resulta habitual la pr¨¢ctica de aniquilar la imagen del otro para colocarse en posici¨®n de superioridad. Se trata de una violencia psicol¨®gica continua que implica, a partir de la utilizaci¨®n de los dem¨¢s, una estrategia de destrucci¨®n del otro sin que se produzca ning¨²n sentimiento de culpa. El perverso, sea en el mundo laboral o en las relaciones familiares o personales, desestabiliza, confunde, emite mensajes contradictorios, deforma el lenguaje, descalifica, enga?a, miente, desautoriza, niega la realidad y muestra as¨ª su necesidad de afirmarse y tomar el poder: porque ¨¦ste es un problema de poder", dice esta mujer, de 52 a?os, divorciada, con dos hijos, que no hab¨ªa escrito nunca un libro y jam¨¢s sospech¨® las consecuencias de formular por escrito que las relaciones entre las personas, en tanto que relaciones de poder, desarrollan esta patolog¨ªa.
?Qu¨¦ clase de poder busca el acosador moral? "Mientras los paranoicos toman el poder por la fuerza, los acosadores morales lo hacen mediante la seducci¨®n, vampirizando a la v¨ªctima para que prevalezca su concepci¨®n del mundo, que suele ser negativa, pesimista y destructora. Por eso, el perverso suele presentarse a s¨ª mismo como v¨ªctima de los dem¨¢s", explica Hirigoyen con la convicci¨®n de quien lleva a?os estudiando las relaciones de violencia psicol¨®gica entre los individuos desde su consulta de Par¨ªs: "Soy una psiquiatra heterodoxa, mi oficio es escuchar a la gente desde las nueve de la ma?ana hasta las nueve de la noche e intentar que salgan de las depresiones, a veces terribles, en las que est¨¢n".
"Tras la publicaci¨®n del libro", sigue, "me he encontrado con una avalancha de cartas que me explican historias a¨²n m¨¢s terribles de las que yo conoc¨ªa y que son testimonio del sufrimiento de tanta gente". El fen¨®meno del acoso moral describe relaciones de dominaci¨®n y destrucci¨®n entre verdugo y v¨ªctima perfectamente reconocibles en nuestra sociedad, pero que, seg¨²n Hirigoyen, "a la sociedad a¨²n le cuesta percibir, ya que en un sistema cultural que funciona seg¨²n la ley del m¨¢s fuerte o del m¨¢s malicioso y en el que el ¨¦xito es el valor principal mientras la honradez parece una debilidad, los perversos son los amos: ellos se las arreglan para atribuir a los dem¨¢s los desastres que provocan y luego se presentan como los salvadores o los listos e inteligentes".
Reconoce, en su conversaci¨®n mantenida en Barcelona, que aunque en su libro, un verdadero inventario de la maldad, ¨²nicamente habla de las relaciones personales, es relativamente f¨¢cil la transposici¨®n de esta figura al terreno de las ciencias sociales y la pol¨ªtica.
"El perverso manifiesta su vocaci¨®n totalitaria al vivir la presencia del otro como una amenaza, y entonces se pone en marcha una comunicaci¨®n perversa. La imaginaci¨®n humana no tiene l¨ªmites cuando pretende aniquilar la buena imagen que el otro tiene de s¨ª mismo. Los actos de los perversos comienzan, simplemente, por una falta de respeto al otro, a los otros", se?ala.
En su libro, que trata del acoso moral en la pareja, la familia o la empresa en la vida cotidiana, Hirigoyen acaba con una inquietante pregunta: "?C¨®mo restablecer el respeto entre los individuos? ?Qu¨¦ l¨ªmites debemos poner a nuestra tolerancia?".
?Qu¨¦ hacer para detener estos procesos destructivos? "No lo s¨¦, no es bueno que las relaciones personales acaben completamente reglamentadas por las leyes. Habr¨¢ que prevenir a los ni?os y superar paradojas culturales. Me preocupa lo que ahora sucede en Francia, donde la idea de acoso moral se est¨¢ banalizando y se empieza a utilizar para describir cualquier dificultad... porque eso acaba tapando a las verdaderas v¨ªctimas y el sufrimiento creado por la tortura psicol¨®gica real". Sobre todo esto reflexiona mientras atiende m¨²ltiples peticiones para escribir un nuevo libro y asesora a la comisi¨®n parlamentaria francesa que prepara la nueva ley.
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