"Puedo dejar de votar en dos pa¨ªses" RAM?N DE ESPA?A
Pregunta. En enero del 2000 inaugurar¨¢s en Madrid una nueva instalaci¨®n, Perder la cabeza, y por lo que me dijiste la ¨²ltima vez que nos vimos, si no es tu ¨²ltima instalaci¨®n puede ser la pen¨²ltima...Respuesta. Tengo la sensaci¨®n de llevar mucho tiempo haciendo lo mismo, o cosas muy parecidas. Como artista, lo que siempre me ha interesado en primer lugar es aprender cosas, sorprenderme a m¨ª mismo, y que ese aprendizaje y sorpresas se trasladaran al espectador. Ya s¨¦ que hay personas que se pasan la vida d¨¢ndole vueltas a lo mismo, perfeccionando su lenguaje, convirti¨¦ndose en grandes profesionales, pero a m¨ª no me basta.
R. Es duro cambiar de oficio a los 50 a?os, ?no?
R. Supongo que s¨ª. Y la verdad es que no s¨¦ en qu¨¦ direcci¨®n voy a tirar despu¨¦s de las ¨²ltimas instalaciones, pero s¨¦ que necesito un cambio. Qui¨¦n sabe, igual resulta que no s¨¦ hacer otra cosa y tengo que volver, al cabo de un a?o de reflexi¨®n, a aporrear la puerta de las fundaciones, pero por lo menos lo habr¨¦ intentado. Ya es m¨¢s de lo que puede decir mucha gente.
P. ?No ha habido mucha tonter¨ªa ¨²ltimamente en el asunto de las instalaciones? A la que te descuidas, un papanatas apoya un mocho en una bombona de butano y dice que eso es arte.
R. Ocurre en todos los campos. Tambi¨¦n hay pintores de brocha gorda que se consideran artistas.
P. A m¨ª me gustaron mucho los relatos de tu libro The repository of absent flesh. Ya eres un escritor, de hecho. Pero de eso no se come.
R. Me temo que no.
P. Tambi¨¦n te has internado recientemente por el mundo del comisariado art¨ªstico...
R: Ese proyecto me hace especial ilusi¨®n. Se centra en la peculiar figura de Wifredo Ricart, ingeniero catal¨¢n falangista que en los a?os 40, en plena hambruna de la posguerra, se puso a dise?ar los coches deportivos m¨¢s vanguardistas del mundo, los Pegaso. Es una de esas historias absurdas que s¨®lo pueden suceder en Espa?a. Todo el pa¨ªs pasando hambre y este personaje, que, entre otras cosas, paseaba a caballo por la Diagonal y era amigo del conde Ciano, se pone a dise?ar, con el benepl¨¢cito del r¨¦gimen, unos coches formidables, que se podr¨¢n ver en el CCCB. De hecho, es una historia muy olvidada. T¨² sueltas la palabra Pegaso y todo el mundo piensa en los camiones del desarrollismo.
P. Esa exposici¨®n para el CCCB te permite unir dos de tus temas favoritos: los coches de carreras y la pol¨ªtica. Pero te advierto que no va a ser del agrado de los nacionalistas: te recuerdo que, seg¨²n la doctrina oficial, Catalu?a en pleno perdi¨® la guerra y aqu¨ª no hubo ni un franquista.
R. Exacto.
P. ?Crees que tu conversi¨®n, espor¨¢dica, en comisario puede interpretarse como el reconocimiento de que ese cargo es hoy d¨ªa m¨¢s importante que el de artista?
R. No exactamente. Lo que s¨ª es cierto es que a partir de los a?os ochenta se produce un curioso fen¨®meno gracias al cual el comisario es la estrella. Hay tantos artistas y corre tanto el dinero que quien escoge y selecciona es quien se acaba llevando el gato al agua. De esta manera, el comisario se convierte en artista, los artistas se reciclan en mano de obra cualificada para el comisario y ¨¦ste se inventa una tesis, por lo general indemostrable y absurda, que le permite lucrarse y contribuir a incrementar su prestigio... Los a?os ochenta fueron espantosos en todos los sentidos. Ah¨ª se sentaron las bases para la debacle de los noventa.
P. ?Qu¨¦ debacle?
R. El fin del comunismo, de la pol¨ªtica, de las ideas. Mira a tu alrededor: todos dicen que son de centro. El comunismo, en mi opini¨®n, fue una tragedia descomunal, pero eso no quiere decir que el capitalismo sea estupendo. El comunismo, si no para otra cosa, serv¨ªa por lo menos para que el capitalismo notara que ten¨ªa algo delante y se cortara un poco a la hora de machacar a la gente. Eso se ha terminado. Ya no hay enemigo, no existe alternativa al capitalismo y ¨¦ste puede hacer lo que le apetezca. Con la colaboraci¨®n de los pol¨ªticos de seudoizquierda.
P. ?Te refieres a Felipe Gonz¨¢lez?
R. Y a Tony Blair. Y a Pasqual Maragall. Y a los buenos chicos liberales como Bill Clinton. Pensar que hubo una ¨¦poca en que confi¨¦ en ¨¦l...
P. Hace veintitantos a?os que vives en Nueva York. Tienes pasaporte espa?ol y pasaporte norteamericano. Votas en los dos sitios. O sea, que tu cruz es el doble de pesada que la m¨ªa. Yo aguanto a Aznar y a Pujol. T¨², adem¨¢s, a Bill Clinton y a Rudy Giuliani.
R. Como sabes, toda la vida me ha interesado mucho la pol¨ªtica. Ya te dije una vez que, de joven, lleg¨® un momento en el que, pr¨¢cticamente, tuve que elegir entre el arte o el atracar bancos por el bien de la revoluci¨®n. Pero ya no puedo m¨¢s. Estoy cansado de votar por gente que no me representa en nada y a los que doy mi papeleta con dos dedos en la nariz para soportar su mal olor. Y no estoy hablando de pasotismo, que es algo que no va con mi car¨¢cter. De lo que hablo es de un absentismo activo, de dejar bien claro que no estamos dispuestos a seguir siendo manipulados por gente que no nos representa y que s¨®lo se acuerda de nosotros cada cuatro a?os.
P. ?Tambi¨¦n te abstendr¨¢s en las elecciones norteamericanas?
R. Supongo que s¨ª. Entre Gore, que es como un mu?eco de ventrilocuo, y Bush, que va de capitalista compasivo, ya me dir¨¢s... Me cae bien Bill Bradley, que me parece un buen tipo, pero no creo que tenga gran cosa que hacer. A lo sumo, puede que herede los votos de la gente que pensaba votar por Warren Beatty y se lo pens¨® mejor...
P: ?Va en serio lo de Beatty o es una broma a lo Zappa?
R: Beatty quiere molestar y tocar las narices, como en decirles a los pol¨ªticos que lo est¨¢n haciendo todo lo peor que pueden.
P: ?No estamos hablando demasiado de pol¨ªtica? Te recuerdo que eres un artista.
R: A m¨ª ya me est¨¢ bien.
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