Garc¨ªa-Sabell aborda en un libro la muerte como el ¨²ltimo "gran tab¨²"
El ensayista conjuga filosof¨ªa y medicina
La medicina y la filosof¨ªa pueden diferir en muchas cosas, pero hay un punto crucial que las apareja: la idea de la muerte est¨¢ inscrita en el n¨²cleo de ambas. Domingo Garc¨ªa-Sabell (Santiago, 1908) es un m¨¦dico de esos que antes se llamaban humanistas y, adem¨¢s de curar enfermos, ha dedicado parte de su vida a la antropolog¨ªa y a la filosof¨ªa. Ahora publica Paseo alrededor de la muerte y define el fin de la vida como "el ¨²ltimo gran tab¨² de nuestro tiempo".
La idea de la extinci¨®n f¨ªsica lleg¨® a ser para ¨¦l una "obsesi¨®n personal", y sus reflexiones de muchos a?os aparecen ahora reunidas en el ensayo Paseo alrededor de la muerte (que acaba de editar Alianza despu¨¦s de que Galaxia lo publicase en gallego), en el que el antiguo presidente de la Real Academia Galega ataca el "¨²ltimo gran tab¨² de nuestro tiempo".Conoci¨® a Heidegger, a J¨¹nger, a Picasso, a Ortega, a Cocteau y a Valle-Incl¨¢n, entre otros personajes indispensables de nuestro siglo. Fue galleguista bajo el franquismo y v¨ªctima de los zarandeos nacionalistas durante la transici¨®n, cuando acept¨® puestos como el de senador por designaci¨®n real o delegado en Galicia de los gobiernos de UCD y PSOE. Se declara un "viejo liberal" que, como Ortega, piensa que "ser de derechas o de izquierdas es cosa de necios", y demuestra su fe cristiana en opiniones como su rechazo a la llamada eutanasia activa. Aunque ¨¦l no estar¨ªa de acuerdo, podr¨ªa pasar por un conservador. Un conservador, en cualquier caso, que ha mirado de frente al m¨¢s radical de los problemas humanos: el "terrible dictamen del gusano", por decirlo con palabras de Borges.
A sus 91 a?os, Garc¨ªa-Sabell sigue escribiendo a diario. "Mi estado sirve para ilustrar los enormes avances de la medicina", dice con frialdad cient¨ªfica, "hace apenas un siglo, yo ser¨ªa un fen¨®meno de feria". Tampoco ha perdido la costumbre de fumarse un puro todos los d¨ªas despu¨¦s de comer.
Fascinaci¨®n y ocultaci¨®n
Cuando decidi¨® publicar su ensayo, Garc¨ªa-Sabell busc¨® estudios recientes para cotejar con las ideas que ¨¦l hab¨ªa escrito, en algunos casos hace ya tres d¨¦cadas, y se encontr¨® con una sorpresa: los textos sobre la muerte son muy escasos. La vieja dama nos fascina, como prueban el cine, la televisi¨®n y el arte actuales, pero a la vez tratamos de ocultarla. "Estamos en el reino de la huida de la muerte", subraya, "no queremos saber nada de ella. Perturba nuestra conciencia y a?ade malestar a los m¨²ltiples malestares de nuestro tiempo". Ese fen¨®meno es una manifestaci¨®n m¨¢s del esp¨ªritu de una ¨¦poca que evita enfrentarse a "problemas radicales".Garc¨ªa-Sabell parte de la c¨¦lebre definici¨®n del hombre como un "ser para la muerte", acu?ada por Heidegger, y entre la filosof¨ªa y la medicina busca un modo, no de entender la aniquilaci¨®n f¨ªsica, que resultar¨ªa un prop¨®sito insensato al tratarse de un problema "impenetrable por naturaleza", sino de "pensar la muerte", hacernos cargo de su realidad inexorable. "Para combatir el tab¨²", comenta, "lo primero es perderle el miedo a la muerte. Yo tambi¨¦n le he tenido mucho miedo, pero no se trata de algo tan terrible como parece. De hecho, est¨¢ comprobado que el momento de la muerte se vive como algo grato, hasta el punto de que algunos alcanzan el orgasmo. Muchas personas que han estado a punto de morir, cuando vuelven en s¨ª preguntan por qu¨¦ las sacamos de donde estaban. Adem¨¢s, la vida eterna ser¨ªa insufrible, no se la deseo a mi peor enemigo".
Tras las pol¨¦micas que vivi¨® como presidente de la Real Academia Galega, cuando los nacionalistas le reprochaban una excesiva tibieza, Garc¨ªa-Sabell no se siente a gusto hablando de cuestiones socioling¨¹¨ªsticas. Est¨¢ seguro de que idiomas como el gallego sobrevivir¨¢n, pero se muestra muy esc¨¦ptico sobre la posibilidad de que todas las lenguas de Espa?a convivan pac¨ªficamente, "porque", apunta, "siempre hay alguien que se quiere imponer al otro, como ocurre en Catalu?a".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.