Ucrania amenaza a Occidente con prolongar el funcionamiento de la central de Chern¨®bil
El reactor n¨²mero 3 puede seguir en marcha hasta el 2011, seg¨²n la direcci¨®n de la planta
ENVIADO ESPECIALSi Occidente conserva alguna esperanza de que el 1 de enero se pare el reactor n¨²mero 3 de Chern¨®bil, ¨²nico que funciona de los cuatro que ten¨ªa la central, m¨¢s vale que la pierda. El Gobierno ucranio tiene claro que ese complejo que encierra 180 toneladas de uranio enriquecido abastecer¨¢ de energ¨ªa a la regi¨®n de Kiev todo el invierno. Si no se recibe ayuda financiera para construir dos reactores m¨¢s en otras tantas centrales, el cierre se retrasar¨¢ m¨¢s. La direcci¨®n de Chern¨®bil se?ala que, con las reparaciones oportunas, el reactor 3 puede funcionar hasta el 2011.
El 45% de la energ¨ªa que se consume en Ucrania es de origen nuclear, y no m¨¢s del 7% procede de la central de Chern¨®bil. El resto se genera en las plantas de Zhaparozhe (6 reactores), Nikol¨¢yev (3), Rivne (3) y Jmelnitski (1). El sue?o del ¨¢tomo limpio se esfum¨® definitivamente el 26 de abril de 1986, cuando explot¨® el reactor n¨²mero 4 de la central de Chern¨®bil en lo que constituy¨® el peor accidente de la historia de la energ¨ªa nuclear para uso pac¨ªfico. Hasta entonces funcionaban en Chern¨®bil cuatro reactores, cada uno de ellos con una potencia de un mill¨®n de kilowatios, y se constru¨ªan otros dos un 50% m¨¢s potentes.Ese complejo estaba destinado a ser la mayor central de Europa. Hoy, los edificios de los reactores 5 y 6, que nunca llegaron a instalarse, no son m¨¢s que una carcasa in¨²til. El reactor n¨²mero 4, el que explot¨®, est¨¢ cubierto por un sarc¨®fago no tan herm¨¦tico como debiera ser y cuyo reforzamiento exige unas inversiones equivalentes a decenas de miles de millones de pesetas. En el bloque del n¨²mero 2 se produjo un incendio en octubre de 1991, y no ha vuelto a funcionar desde entonces. El n¨²mero 1 par¨® en 1997, una vez agotada su vida ¨²til.
Cuando se habla actualmente de Chern¨®bil, se habla s¨®lo del reactor n¨²mero 3 que, desde hace un par de a?os, pasa tanto tiempo parado y en reparaci¨®n como funcionando, pero que sigue siendo siendo rentable y, sobre todo, constituye una monumental pieza de canje -o de chantaje- para exigir ayudas econ¨®micas a los pa¨ªses occidentales.
Desde el pasado agosto, el reactor est¨¢ detenido, y centenares de operarios de los 6.000 que trabajan en la planta de Chern¨®bil -adem¨¢s de otros tantos en la zona de exclusi¨®n- pasan el d¨ªa intentando tapar centenares de peque?as brechas y fugas, sobre todo en las junturas de sus kil¨®metros y kil¨®metros de tuber¨ªas. Si todo va bien, se pondr¨¢ nuevamente en marcha el d¨ªa 20. En la sala de control, varias pantallas de televisi¨®n permiten ver el coraz¨®n del reactor, surcado por 1.661 barras con combustible y 211 de control de la reacci¨®n nuclear.
Radiaci¨®n d¨¦bil
El jefe de turno, el ingeniero Andr¨¦i Savin, de 35 a?os, explica que, aunque se toman precauciones, la radiactividad en la sala del reactor (5 miliroentgen por hora) s¨®lo es peligrosa en el caso de una exposici¨®n muy prolongada. Tras el accidente de 1986, hubo trabajadores expuestos a niveles de radiaci¨®n hasta dos millones de veces m¨¢s altos. A 2.000 roentgen, un solo minuto puede resultar mortal.Occidente y Ucrania suscribieron en 1995 un memor¨¢ndum que preve¨ªa que el ¨²ltimo reactor de Chern¨®bil dejase de producir energ¨ªa el 1 de enero del 2000. La fecha est¨¢ a la vuelta de la esquina, pero es ya seguro que no habr¨¢ parada. El horizonte siguiente es la primavera. El posterior, un a?o m¨¢s tarde. El m¨¢s lejano, el a?o 2011.
Ucrania exige que llegue el dinero de Occidente (unos 300.000 millones de pesetas) para completar la construcci¨®n de dos nuevos bloques, con otros tantos reactores, en las centrales de Rivne y Jmelnitski. El principal obst¨¢culo del Grupo de los Ocho para tirar de chequera procede de Alemania, donde los verdes, coaligados con los socialdem¨®cratas y enemigos ac¨¦rrimos de la energ¨ªa nuclear, no quieren suicidarse pol¨ªticamente suscribiendo la financiaci¨®n de plantas de energ¨ªa at¨®mica, y menos a¨²n en Europa Central.
Vlad¨ªmir Jolosha, viceministro para las Situaciones de Emergencia, y corresponsable de la central junto con el viceministro de Energ¨ªa, dice que los pa¨ªses occidentales exageran, y que los dos nuevos reactores s¨®lo supondr¨ªan la mitad de la capacidad de generar energ¨ªa que ten¨ªa Chern¨®bil en el momento de la cat¨¢strofe.
Limpiar la zona
Jolosha se?ala adem¨¢s una diferencia clave en la percepci¨®n de la situaci¨®n. "Para Occidente", afirma, "s¨®lo hay un problema, el de la central. Para nosotros, en cambio, la central es s¨®lo una parte del problema, porque necesitamos crear condiciones sociales y de asistencia m¨¦dica para 3,5 millones de afectados, limpiar y conservar el sarc¨®fago y los territorios afectados por la radiaci¨®n, atender a las necesidades de 160.000 desplazados y buscar f¨®rmulas para limpiar en lo posible la zona de 2.400 kil¨®metros alrededor de la central y evitar la contaminaci¨®n del agua del r¨ªo Pripiat que, a trav¨¦s del Dnieper, es utilizada por m¨¢s de 10 millones de personas".Por su parte, Vlad¨ªmir Komarov, que ten¨ªa 28 a?os y ya trabajaba en Chern¨®bil el d¨ªa del accidente y que no ha sufrido ninguna secuela a causa de la radiaci¨®n, hace notar que la energ¨ªa nuclear es para Ucrania una prioridad por su excesiva dependencia exterior para otros suministros, como el petr¨®leo y el gas que, fundamentalmente, proceden de Rusia y Turkmenist¨¢n. Una dependencia que, en el caso de Rusia, tiene un fuerte componente pol¨ªtico, hasta el punto de que, para disminuir su deuda energ¨¦tica, Ucrania ha empezado a devolver los bombarderos estrat¨¦gicos que hered¨® al descomponerse la URSS.
Seg¨²n Komarov, el reactor n¨²mero 3 puede funcionar hasta que el Gobierno decida lo contrario, incluso hasta el a?o 2011 si se efect¨²an las reparaciones necesarias. El de la central de San Petersburgo, recuerda, prolong¨® as¨ª su vida ¨²til en 15 a?os.
La jugada est¨¢ claramente planteada: si no hay dinero para los reactores de Rivne y Jmelnitski, Chern¨®bil no se detendr¨¢. Adem¨¢s, aclara Komarov, la central no se cerrar¨¢, ni siquiera si hay acuerdo. Una cosa es detener la producci¨®n de energ¨ªa y otra muy diferente cerrar las instalaciones. Eso es un proceso largo y complejo que, entre otras operaciones, supone sacar el combustible del reactor y almacenar los residuos.
Har¨¢ falta, por ejemplo, una central t¨¦rmica sustitutiva que funcionar¨¢ por gas y que no estar¨¢ completada antes de la primavera del 2001. ?se es el espacio temporal l¨®gico que parece trazarse Ucrania para que el reactor n¨²mero 3 se detenga. Si Occidente paga la factura.
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