El destino de Izquierda Unida
En su camino hacia el poder, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar sigui¨® paso a paso la senda marcada por Felipe Gonz¨¢lez: controlar al partido, con el sacrificio de los dinosaurios y la absorci¨®n de los particularismos localistas; desplazar la ubicaci¨®n hacia el centro, con mensajes tranquilizadores a jubilados y amas de casa, y, por lo que respecta a la oposici¨®n, rodear de respetabilidad y aupar ante la opini¨®n p¨²blica la opci¨®n destinada a un fracaso permanente. Gonz¨¢lez lo hizo con Fraga, en cuya cabeza cab¨ªa el Estado entero, pero cuyos pies eran de barro; y Aznar lo repiti¨® con Anguita, en cuyas manos de honesto orfebre radicaba la regeneraci¨®n de la izquierda, pero cuyo techo nunca hab¨ªa rebasado el 10%. Si Gonz¨¢lez tuvo en su don Manuel la mejor oposici¨®n posible, ?por qu¨¦ no habr¨ªa de tenerla Aznar en su Julio?Anguita, como Fraga, se lo lleg¨® a creer y sell¨® con Aznar un pacto por la regeneraci¨®n de Espa?a: mientras Aznar mordisqueaba al PSOE por el centro, Anguita le propinar¨ªa un gran bocado por la izquierda. A los dos regeneradores se les hizo la boca agua ante el suculento banquete prometido por las elecciones generales de 1996, cuando el PSOE atravesaba lo que Aznar calific¨® como su peor momento. Ambos sintieron entonces el p¨¢lpito de la gran expectativa: la de Aznar, alzarse con la mayor¨ªa absoluta; la de Anguita, ver cumplido el famoso sorpasso, ambas cosas a costa del PSOE.
Pero en la noche de autos, cuando el ¨¢ngel exterminador se dispon¨ªa a cortar con su flam¨ªgera espada la hidra de las siete cabezas, el PSOE escap¨® entero, mientras Aznar se mord¨ªa las u?as y Anguita reprochaba a los electores su en¨¦simo fracaso. Desde entonces, y a pesar de que el PSOE lleva ya perdida la cuenta de sus peores momentos, el PP no ha dejado de sentir su aliento sobre la nuca: no s¨®lo no acaba de despegarse, sino que en Catalu?a el retroceso ha sido manifiesto, mientras sub¨ªa, gracias a la estrategia unitaria de la izquierda, el voto de sus adversarios. El verdadero problema para el PP radica, con todo, no tanto en su propio estancamiento como en que IU se ha quedado compuesta y sin novio: su horizonte a corto plazo no es otro que afianzarse en la derrota.
Hay varias razones que explican este lamentable destino. Han transcurrido ya diez a?os desde que cay¨® el muro de Berl¨ªn y nuestros comunistas todav¨ªa no se han atrevido a sacar las consecuencias de aquel derrumbe. Eso, por una parte. Por la otra, los comunistas espa?oles siguen sin definir una pol¨ªtica para Espa?a: nadie sabe ni, lo que es peor, a nadie preocupa qu¨¦ har¨ªan con el poder sencillamente porque todo el mundo da por seguro que jam¨¢s llegar¨¢n a ostentarlo. En 1993 y m¨¢s agudamente en 1996, su ¨²nica pol¨ªtica ha consistido en denunciar la degeneraci¨®n del PSOE, la traici¨®n del PSOE, la renuncia del PSOE a los verdaderos valores de la izquierda. Pero qu¨¦ pol¨ªticas emprender¨ªan sus dirigentes en caso de llegar al poder es una inc¨®gnita que no pueden despejar unos programas, programas, tan sobrados de letra, tan faltos de n¨²meros.
En estas circunstancias, la sugerencia socialista de incluir en algunas circunscripciones a miembros de IU en sus listas, si sorprendente, no es descabellada. En Espa?a, los partidos de izquierda de ¨¢mbito estatal (PSOE e IU) han sumado en las dos ¨²ltimas elecciones m¨¢s de once millones de votos, el 48% del total, una cantidad m¨¢s que suficiente para garantizar la mayor¨ªa absoluta a cualquier candidatura. Por supuesto, nadie puede garantizar que ese porcentaje se repita en caso de que efectivamente se presenten en una sola candidatura. Pero lo que no ofrece duda es que, si no llega a alg¨²n tipo de acuerdo con el PSOE, el destino de IU en las pr¨®ximas elecciones ser¨¢ contribuir a una repetici¨®n invertida de lo ocurrido en Catalu?a: si all¨ª facilit¨® el triunfo de CiU, en las generales har¨¢ posible la victoria del PP aunque la izquierda supere como siempre a la derecha en dos millones de votos.
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