Cita con Nancy
En la medina de Fez te asaltan los chiquillos pasando del franc¨¦s al espa?ol, al italiano, al ingl¨¦s... con acento impecable. Y no digamos c¨®mo hablan idiomas los jud¨ªos centroeuropeos, saltando del y¨ªdish al serbio, y de ¨¦ste al croata, al al¨¦m¨¢n, al ingl¨¦s, al h¨²ngaro, al ruso, sin otra metodolog¨ªa ni profesor que la apremiante necesidad. El truco parece estar en las muchas ganas, el m¨¦todo de la esponja y el gusto por el teatro.Ganas, lo que se dice ganas de aprender ingl¨¦s, no hemos tenido muchas los espa?oles. Es cierto que "nos gustar¨ªa" saberlo, como tambi¨¦n nos gustar¨ªa escribir novelas, tocar la marimba y subir al Everest. Pero aprender ingl¨¦s requiere ganas ejecutivas, ganas acuciosas y urgentes. Tal vez el deseo vehemente sea acceder de una vez al globo entero y planetas adyacentes, unidos todos por el ingl¨¦s, la nueva koin¨¦, la lingua franca que hablan coreanos y esquimales, y hutus y tutsis. ?En qu¨¦ lengua sino en ingl¨¦s podr¨ªamos hablar con marcianos o con dinosaurios mutantes? Preg¨²ntele a Pedro Duque, que ha estado por all¨¢.
Si el deseo no es comunicarse con el globo, ser¨¢ al menos comulgar con la globalizaci¨®n, la del capitalismo para todos y fin de la historia. Si ¨¦ste que termina ha sido "el siglo americano", el milenio que viene nos promete m¨¢s de lo mismo y en los m¨¢s apartados rincones.
Hace cuarenta a?os no se pensaba tanto en esas cosas, porque se aprend¨ªa ingl¨¦s para ser moderno, y para salirse de madre y preparar las maletas. Los c¨¢nones le exig¨ªan a uno "que tenga mucho ritmo y que cante en ingl¨¦s", seg¨²n la definici¨®n de Concha Velasco (antes Conchita). Pero adem¨¢s de lucirse cantando las utop¨ªas contraculturales de Hair, Boby Dylan y Arlo Guthrie, en el ingl¨¦s se buscaba un instrumento de ligue internacional, de acercamiento a las Jenny, Inge y Nancy. En ingl¨¦s escuchaba uno, entre estupefacto y vagamente escamado, lo de ser "latino". ?Qui¨¦n lo hubiera dicho, con el poco lat¨ªn que se aprend¨ªa en el instituto, y hete aqu¨ª posando de latin lover!
Ganas, por tanto, puede uno encontrarlas, a nada que rasque un poco. La esponja, en cambio, es met¨®dica absorci¨®n indiscriminada de todo mensaje en ingl¨¦s que se le ponga a uno delante. Devorar peri¨®dicos peinando, diccionario en mano, todas las secciones hasta no dejar t¨ªtere con cabeza, sin saltarse anuncios, esquelas de muertos o cotizaciones de Bolsa. Gracias a un anuncio de comida para gatos, "To keep you cat frisky as a kitten", m¨¢s de una vez consegu¨ª salvar embarazos vac¨ªos en la conversaci¨®n con Nancy, flor danesa de glorioso busto. Y cuando la esponja ha devorado peri¨®dicos y libros, se come las canciones, las pel¨ªculas, los turistas, a los que sonsaca si har¨¢ o no buen tiempo, o a c¨®mo se venden los arenques en Gotteborg. Aprender ingl¨¦s es com¨¦rselo en todo tiempo y ocasi¨®n, repetir en el metro "She loves you, yeah, yeah, yeah".
Pero el ¨ªntimo secreto para hablar un idioma es dejar salir al actor que uno lleva dentro. Quiero decir, al gusto infantil por la impersonaci¨®n y el exhibicionismo. ?Qu¨¦ asombrosos los ni?os, c¨®mo aprenden ingl¨¦s sin darse cuenta! ?Qu¨¦ imp¨²dico desparpajo! El ingl¨¦s como juego de teatro, como manera diferente de ver, de sentir, de entender. "Tengo tres razones", dec¨ªa Ennio, porque hablaba tres lenguas. Imitando el ingl¨¦s, volvemos a los tiempos en que hac¨ªamos el pato, la locomotora, o el avi¨®n-uhhh, uhhhbrrr, brrr-, ssshhhhhh- nos soltamos el pelo, somos otra cosa, nos enajenamos en el escenario del mundo.
Lea usted, por ejemplo, una cr¨®nica de la NBA en el New York Times, apr¨¦ndasela de memoria, y rec¨ªtela ante el espejo. Cr¨¦ase usted mismo un locutor de la CBS, imite la ca¨ªda de mand¨ªbula, el regodeo nasal de las vocales, las subidas y bajadas de la voz. Cr¨¦aselo usted, v¨ªstase de explorador brit¨¢nico e intente enga?ar al vecino con frases de Sherlock Holmes. Repita la operaci¨®n con el Here"s looking at you, kid de Bogart en Casablanca.
Y as¨ª hasta Julia Roberts en Pretty Woman, hasta Woody Allen... Imag¨ªnese usted que no es espa?ol, sino escoc¨¦s; inv¨¦ntese un coraz¨®n nuevo. Disponga usted de un repertorio de corazones y exh¨ªbalos como relajo y diversi¨®n. No sea usted tan castellano-leon¨¦s, no reprima al ni?o y al actor y al exhibicionista que lleva dentro. Que no le abrume la honrilla esa que nos legaron nuestros puntillos abuelos; para hablar ingl¨¦s, su¨¦ltese usted el pelo, c¨®mase el mundo y quede con Nancy.
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