Washington recuerda la persistencia de la represi¨®n en la isla

La Casa Blanca no quiso ayer dar el menor pie a las acusaciones de Fidel Castro sobre la existencia de un plan norteamericano para "sabotear" la IX Cumbre Iberoamericana de La Habana y, al menos en p¨²blico, ignor¨® por completo ese acontecimiento. Para evitar provocaciones por parte del exilio cubano, EEUU ha prohibido cualquier tipo de incursiones por barco o avi¨®n desde las costas de Florida a las de Cuba.

El Departamento de Estado norteamericano, por su parte, reiter¨® la l¨ªnea adoptada por Madeleine Albright en una carta enviada hace d¨ªas a los dirigentes iberoamericanos, en la que les record¨® la persistencia de violaciones de los derechos humanos en la isla caribe?a. Un portavoz del Departamento de Estado remiti¨® al ¨²ltimo comunicado de ese organismo, que expresa "la m¨¢s en¨¦rgica condena por los pasos dados por el r¨¦gimen de Castro para silenciar de antemano a la disidencia" con motivo de la cumbre de La Habana.Estados Unidos pide a "todos los Gobiernos democr¨¢ticos" que exijan la libertad de "los cubanos encarcelados por expresar pac¨ªficamente sus convicciones pol¨ªticas". El Departamento de Estado abri¨® la semana pasada una p¨¢gina web en Internet consagrada a explicar la pol¨ªtica norteamericana hacia Cuba, dos de cuyos m¨¢s pol¨¦micos aspectos, el embargo econ¨®mico y la ley Helms-Burton, han vuelto a ser condenados por una abrumadora mayor¨ªa de la Asamblea General de Naciones Unidas.

El Gobierno de Clinton hubiera preferido que la comunidad iberoamericana no se reuniera en La Habana y que, de hacerlo, la cumbre no hubiera contado con la presencia de los dirigentes espa?oles y portugueses. Pero tampoco ha querido hacer de este asunto un contencioso que deteriore sus buenas relaciones con Madrid y Lisboa.

Para eliminar problemas, Espa?a aplaz¨® el pasado verano una visita de Estado a Washington del rey Juan Carlos prevista para comienzos de este mes. La diplomacia espa?ola quiso evitar que la superposici¨®n de esa visita con la cumbre de La Habana diera pretexto al exilio cubano y a los republicanos del Congreso estadounidense para manifestaciones hostiles contra el monarca.

Sobre las relaciones de Washington con Madrid y tambi¨¦n Bruselas pesa ahora una sombra a¨²n m¨¢s peligrosa: la posibilidad de una sanci¨®n administrativa a la empresa Sol-Melia por sus intereses hoteleros en Cuba. Es poco probable que el Departamento de Estado, que estudia esas sanciones, adopte ninguna decisi¨®n antes de la celebraci¨®n, a finales de este mes, de la cumbre de la Organizaci¨®n Mundial de Comercio en Seattle (EEUU). Washington no quiere a?adir una guerra trasatl¨¢ntica a la ya complicada agenda de Seattle.

A excepci¨®n de los de Miami, que reflejaron el enfado del exilio cubano por la "legitimidad" concedida a Fidel Castro por la presencia en La Habana del rey Juan Carlos, los medios de comunicaci¨®n de EEUU tampoco se hicieron ayer eco del acontecimiento habanero. Ello contrast¨® con las denuncias del r¨¦gimen castrista sobre un supuesto activismo norteamericano para boicotear la reuni¨®n.

Por otra parte, el exilio cubano recibi¨® ayer el apoyo del millonario Donald Trump, aspirante a la candidatura presidencial por el Partido Reformista, que se reuni¨® con los dirigentes de la Fundaci¨®n Nacional Cubano-Americana.