La NBA juega con Bradley
Estrellas del baloncesto y del mundo del cine respaldan al ex jugador en su campa?a para llegar a la Casa Blanca
Gane o no gane, al candidato dem¨®crata Bill Bradley se le debe ya el primer gran espect¨¢culo de la campa?a que, en menos de un a?o, concluir¨¢ con la elecci¨®n del pr¨®ximo presidente de Estados Unidos. En el neoyorquino Madison Square Garden, rodeado por una veintena de las mejores estrellas de todos los tiempos de la NBA, Bradley aun¨® en la noche del domingo el mundo del baloncesto de su juventud y la ambici¨®n pol¨ªtica de su madurez. Fue un gran momento.Quiz¨¢ la frase m¨¢s exacta del acto la pronunci¨® Julius Erving, ex jugador de los Philadelphia 76. Erving dijo ante la muchedumbre de 7.000 personas congregada en el Madison Square Garden: "Lo m¨¢s importante de la campa?a de Bradley es que nos devuelve los viejos tiempos gloriosos, nos devuelve la unidad y la solidaridad, nos devuelve el esp¨ªritu de equipo".
Esa honestidad personal y ese nuevo lustre dado a la imagen de un EE UU deportivo, solidario y optimista son las armas con las que Bradley, de 56 a?os, est¨¢ poniendo en serios apuros al principal candidato dem¨®crata a la Casa Blanca, el vicepresidente Al Gore. Y son las razones por las que el ex jugador de los New York Knicks consigui¨® el domingo que le arroparan casi todas las leyendas vivientes del baloncesto norteamericano.
All¨ª estaba Kareem Abdul- Jabbar, que sigue en posesi¨®n del r¨¦cord de canastas conseguidas en la historia de la NBA. Y veteranos campeones blancos y negros como Bob Cousy, Moses Malone, Oscar Robertson, Bob Pettit, Nate Archibald, Dave Bing y Willis Reed. Y jugadores en activo, como Pat Ewing, el actual l¨ªder de los Knicks. Todos apoyaron la candidatura a la presidencia de Bradley, en una atm¨®sfera que mezclaba el mitin con el espect¨¢culo t¨ªpico de los partidos de la NBA: m¨²sica compulsiva, animadoras excitando al p¨²blico, v¨ªdeos de grandes momentos del juego, venta de gorras y camisetas, masivo consumo de refrescos, palomitas y perritos calientes.
Adem¨¢s de la energ¨ªa adicional inyectada a su candidatura, Bradley consigui¨® otro objetivo: recaudar all¨ª mismo m¨¢s de 1,5 millones de d¨®lares, en contribuciones de los espectadores que fueron desde un m¨ªnimo de 50 d¨®lares a un m¨¢ximo de 1.000. Uno de los puntos fuertes de su programa es la denuncia del sistema de financiaci¨®n de la vida pol¨ªtica norteamericana, que la deja en manos de millonarios, grandes empresas y poderosos grupos de inter¨¦s. Bradley prefiere la suma de muchas peque?as aportaciones.
Siempre con el fondo de la bandera de las barras y estrellas, las pantallas electr¨®nicas combinaban im¨¢genes de Bradley con la camiseta n¨²mero 24 de los New York Knicks, con la que consigui¨® dos campeonatos de la NBA, y otras con el lema Bill Bradley for president. Entretanto, sus viejos compa?eros o rivales en la NBA hablaban desde la cancha de la imagen que tienen de ¨¦l. Todos le recordaban como un jugador limpio, de juego m¨¢s intelectual que f¨ªsico, y siempre con un gran esp¨ªritu de equipo.
No s¨®lo el mundo del baloncesto se volc¨® en el Madison Square Garden. Reflejando el entusiasmo que la candidatura de Bradley ha devuelto a tantos dem¨®cratas hartos de la pareja formada por Clinton y Gore, varias figuras del espect¨¢culo se sumaron a la fiesta. Entre ellas, el actor Harvey Keitel, el director de cine Spike Lee y el rockero Bruce Hornsby.
Bradley reiter¨® lo esencial de su programa en la cancha que fue escenario de muchos de sus triunfos baloncest¨ªsticos y cuyo alquiler le cost¨® 130.000 d¨®lares. La prosperidad econ¨®mica que ha caracterizado los a?os de Clinton y Gore en la Casa Blanca no ha eliminado, ni tan siquiera reducido de modo significativo, lacras como el hambre, las diferencias raciales y la existencia de 45 millones de personas sin cobertura m¨¦dica, record¨®.
"Cuando alguien dice que nunca lograremos eliminar la pobreza infantil en este pa¨ªs, yo respondo que, en un mundo de posibilidades y si actuamos guiados por la bondad, podemos hacerlo", dijo. "Cuando alguien dice que nunca podremos garantizar que todos los norteamericanos tengan seguro m¨¦dico, yo digo que s¨ª que podremos".
El equipo de campa?a de Gore infiltr¨® un agente en la fiesta, un hombre disfrazado de gallina que llevaba el siguiente letrero: "Gallina Bradley, ?por qu¨¦ no te atreves a celebrar un debate en Nueva York?". Era una alusi¨®n al deseo del vicepresidente de sostener todos los pulsos televisados personales que pueda con el ex jugador de baloncesto. Calmoso como siempre, Bradley no respondi¨® a esa pregunta, pero los equipos de seguridad expulsaron al alborotador.
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