Martin Amis propone la revoluci¨®n al rev¨¦s en su nuevo libro,'Mar gruesa'
"Ya no soy un chico malo", dijo el escritor
Son nueve relatos irregulares, pero todos tienen el toque Amis y, lo que es m¨¢s, todos son provocadores, ir¨®nicos y pol¨ªticamente incorrectos. Mar gruesa (Anagrama) analiza una realidad no siempre agradable, la distorsiona y propone una revoluci¨®n al rev¨¦s. "Ya s¨¦ que Mar gruesa tiene el aspecto de ser un libro pol¨ªticamente incorrecto, pero me he sentido con todo el derecho a entrar en ¨¢reas muy sensibles", afirm¨® ayer el escritor ingl¨¦s Martin Amis (1939).
"Dios, ?sabes lo que parec¨ªa aquello? Una revoluci¨®n al rev¨¦s..., eso es lo que parec¨ªa. S¨ª, se?or. Dos vaqueros con el culo al aire apaleados y masacrados por gentes de buena cuna. Dios: linchados por las clases altas". Esto es lo que les sucedi¨® a Big Mal y Fat Lol cuando intentaban ganarse la vida, eso s¨ª, forzando picarescamente los l¨ªmites de la legalidad. Una turba de buenas gentes salidas del Coliseum se les vino encima. Lo cuenta Martin Amis en el excelente El estado de Inglaterra, un agudo retrato del Londres multirracial. "Lo pol¨ªticamente correcto es muy honorable en sus or¨ªgenes y en sus intenciones", dijo Amis. "Todo el mundo tiene derecho a sentirse orgulloso de sus or¨ªgenes, pero si no hubiera diferencias, la democracia podr¨ªa ser muy pesada y la pol¨ªtica podr¨ªa quedar paralizada. En este relato he querido plantear esa revoluci¨®n al rev¨¦s: la clase alta es la que los lincha. Se basa en algo que le¨ª".Y otra inmersi¨®n en ese mundo al rev¨¦s: Narrativa hetero, en el que los heterosexuales son los marginados, despreciados y perseguidos. Tambi¨¦n ellos se rebelan, poseen sus propias publicaciones y clubes, y algunos admiten p¨²blicamente su condici¨®n heterosexual. "?Es una visi¨®n reaccionaria?", le preguntaron."No, s¨®lo satirizo cierto tipo de vida homosexual. Es un tratamiento cari?oso". "?Es usted mis¨®gino?". "Bueno, ¨¦sta es una acusaci¨®n recurrente, que puede estar justificada en mi primera o segunda novela. Era un poco antifeminista. Luego di la bienvenida al feminismo, es una verdad evidente. Quien era mis¨®gino de verdad era mi padre [Kingsley Amis]. Cuando se rompi¨® su segundo matrimonio, perdi¨® su fe en las mujeres y su amor por ellas. Luego lo recuper¨®".
"?Le resulta dif¨ªcil crear personajes femeninos?". "Las diferencias entre hombres y mujeres son abismales, pero en la ficci¨®n la l¨ªnea es muy ligera. Las diferencias se mezclan y se quedan s¨®lo en tu humanidad".
Jorge Herralde, director de Anagrama, destac¨® la primera narraci¨®n del libro, Un pelda?o en la carrera, como un "sat¨ªrico y humor¨ªstico retrato en paralelo de un mundo invertido: los guionistas de Hollywood son la escoria, no encuentran trabajo; en cambio, los poetas cuentan con todos los medios de posproducci¨®n y llenan los teatros". "Vivimos tiempos m¨¢s prosaicos, no hay sitio para las grandes figuras. Es un mundo que se queda corto en h¨¦roes. Nuestros tiempos no pueden generar grandes poetas. Quiz¨¢ la vida moderna est¨¢ m¨¢s abierta a la prosa y a la narrativa que a la poes¨ªa".
Amis, que escribi¨® una novela experimental (La flecha del tiempo, contada cronol¨®gicamente al rev¨¦s), admiti¨® s¨®lo la experimentaci¨®n si se produce como algo natural. "Si se propone a la fuerza, va contra natura. Una novela en la que se suprima una letra no vale la pena, s¨®lo la conjunci¨®n de forma e idea justifica el esfuerzo del lector". Amis dijo que le resulta m¨¢s dif¨ªcil escribir en el espacio corto. "Todo tiene que ser m¨¢s concreto. Es un misterio por qu¨¦ las historias cortas son menos populares. Quiz¨¢ porque cuando el lector se mete en una de ellas se quiere quedar y no entrar en una nueva regla cada 25 p¨¢ginas".
Amis, que est¨¢ acabando un libro de memorias, rechaz¨® que le definan como el enfant terrible de las letras inglesas. "Me recuerda lo que dec¨ªa Mae West: "Cuando soy buena soy muy buena, pero cuando soy mala soy mejor", afirm¨® Herralde. "Ya tengo 50 a?os, ya no soy un ni?o malo", replic¨® Amis. "Una de las consecuencias de la muerte de mi padre es que yo ya no ser¨¦ nunca m¨¢s un chico malo".
Babelia
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