?La cara que puso Trias! GERM? BEL
No me interpreten mal. No me refiero al gesto asertivo del entonces consejero en funciones Xavier Trias cuando Maragall mencion¨® -en el transcurso de su intervenci¨®n en el debate de investidura- la inc¨®gnita existente sobre la personalidad del pr¨®ximo l¨ªder del lobby de CiU en el Congreso, del nuevo Roca o el nuevo Homs en Madrid. La cosa que ocupa ahora nuestra atenci¨®n es m¨¢s literal, y su origen no est¨¢ en las cuitas con la oposici¨®n sino en los tratos con los aliados.Quien siguiera por televisi¨®n la intervenci¨®n en el debate del portavoz convergente Camp pudo apreciar que su discurso se estiraba m¨¢s de lo previsto; parec¨ªa como si para concluir esperase la confirmaci¨®n definitiva del voto positivo de los populares. De pronto, Duran Lleida, ejerciendo de verdadero vicepresidente pol¨ªtico (con o sin rango, que m¨¢s da a estas alturas), entreg¨® a Pujol la ¨²ltima versi¨®n -tachaduras incluidas- del acuerdo entre CiU y PP. Pujol se interrog¨®, mir¨® a Duran y ambos coincidieron en un gesto del tipo "en fin, ya est¨¢". Al lado del presidente, sin embargo, Trias puso cara de "este marr¨®n me lo voy a tragar yo".
Esta disparidad de gestos s¨®lo tiene una explicaci¨®n plausible: el grueso de las contrapartidas que los populares recibir¨¢n a cambio de votar a Pujol se concentrar¨¢ en Madrid, en las votaciones en el Congreso. Obviamente, un pol¨ªtico respetado y avezado como Trias, que ser¨¢ cabeza de lista de la coalici¨®n en las pr¨®ximas elecciones generales de marzo, no puede ver con mucho agrado c¨®mo se est¨¢ quedando pr¨¢cticamente sin margen de maniobra.
El ¨²ltimo tramo de la legislatura estatal nos ha deparado ya algunos casos de seguidismo parlamentario de CiU a favor del Gobierno del PP. Los ejemplos se han hecho cada vez m¨¢s evidentes desde que Pujol anunci¨® el apoyo aprior¨ªstico e incondicional a los presupuestos del Estado para el 2000.
A finales de octubre, ya despu¨¦s de las elecciones catalanas, el diputado Guardans tuvo que retirar -poco despu¨¦s de defenderlas- las enmiendas convergentes a la Ley de Defensa de la Competencia. Algunas de ellas coincid¨ªan con las de la oposici¨®n al otorgar m¨¢s poder e independencia a los organismos antimonopolio y procompetencia, como hacen en EE UU. Pero esto fue demasiado para el Gobierno popular, que prefiere regular directamente monopolios como Telef¨®nica u oligopolios como el el¨¦ctrico, antes que dejarlos sometidos a una supervisi¨®n reguladora de organismos independientes con orientaci¨®n realmente favorable a los consumidores y a la competencia. Porque una cosa es predicar gratuitamente las bondades de la competencia y la liberalizaci¨®n y otra muy diferente renunciar al poder y la influencia que otorgan el trato directo y discrecional con tan grandes n¨²cleos, ahora totalmente privados, de poder econ¨®mico y medi¨¢tico.
A¨²n m¨¢s parad¨®jico fue lo que sucedi¨® el 10 de noviembre, durante la discusi¨®n de la Ley de Acompa?amiento a los Presupuestos del 2000. Con la ayuda (?impotente?) de CiU, el PP suprimi¨® del citado texto la enmienda que acortaba a 60 d¨ªas el plazo de pago de las grandes superficies comerciales a los proveedores de productos no perecederos. Un verdadero sarcasmo; un triste final para una enmienda que hab¨ªa sido concebida en el fragor de la discusi¨®n que suscit¨® el anuncio de la fusi¨®n de Pryca y Continente. ?Se acuerdan de la ret¨®rica pol¨ªtica desplegada por el Gobierno convergente durante la precampa?a y la campa?a electoral a ra¨ªz de ese asunto? Ustedes, s¨ª.
Este tipo de paradojas se ha producido tambi¨¦n en otras materias, como las infraestructuras. A¨²n m¨¢s recientemente, el 11 de noviembre, los diputados de CiU votaban -junto con los populares- en contra de la propuesta del Grupo Socialista para acortar en 13 a?os la concesi¨®n de autopistas de peaje a Aumar, del 2019 al 2006, y acortar en cinco a?os la concesi¨®n a ACESA, del 2021 al 2016. Es decir, dejar su duraci¨®n como estaba antes de las ¨²ltimas pr¨®rrogas de 1997 y 1998, compensando la rebaja de los peajes -que se mantendr¨ªa en vigor- con una parte de los impuestos recaudados de las sociedades concesionarias, especialmente IVA y beneficios. Adicionalmente, se propon¨ªa dedicar la parte sobrante de los impuestos
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