El adi¨®s del lehendakari
Un emotivo y respetuoso silencio, con connotaciones de sorpresa presentida, acompa?¨® ayer la despedida de Carlos Garaikoetxea como presidente de EA. Los casi mil delegados que segu¨ªan su discurso aguantaron mudos la intervenci¨®n de quien siempre ser¨¢ para ellos el lehendakari con la reverencial deferencia que se tiene ante las m¨¢s importantes figuras hist¨®ricas de la pol¨ªtica vasca. Cuando al filo del mediod¨ªa este navarro, nacido en el barrio de la Rochapea de Pamplona el 2 de junio de 1938, finaliz¨® sus palabras, cay¨® sobre los presentes, repentinamente, la convicci¨®n de estar asistiendo a un momento que ser¨¢ decisivo en la historia del partido. Si la llegada de Garaikoetxea al pabell¨®n Anaitasuna fue tan fr¨ªa como era a esa hora el clima en la capital navarra, sin aplausos ni gritos, la certeza de su marcha gener¨® una ovaci¨®n de largos minutos.Garaikoetxea contuvo la emoci¨®n durante su discurso, aunque la tristeza era palpable en su rostro. Se fue con la misma elegancia personal y rotundidad ideol¨®gica con que ha dirigido el partido desde su nombramiento al frente del mismo, el 10 de abril de 1987. Su esposa, Sagrario Mina, y dos de sus tres hijos, Carlos e Iban, ambos abogados, quisieron estar presentes en el acto que marca el inicio de la despedida pol¨ªtica de su padre, tras 25 a?os dedicados a la causa nacionalista.
Garaikoetxea abandona el primer plano de la pol¨ªtica y no puede evitar dejar a su partido con una sensaci¨®n de orfandad. Miembros del aparato y militantes de a pie sospechaban que su relevo ser¨ªa una de las cuestiones a resolver en el congreso. Ahora empieza lo m¨¢s dif¨ªcil para EA: c¨®mo sobrevivir a su l¨ªder carism¨¢tico, a la referencia que siempre ha sostenido electoralmente al partido, aunque en las ¨²ltimas citas a la baja.
Una forma de hacer pol¨ªtica
El presidente dimisionario se marcha y con ¨¦l se va una manera de hacer pol¨ªtica: dulce en las formas, sin estridencias, pero firme en las ideas. Su papel ha estado a caballo entre su carisma, su alejamiento del poder y una traves¨ªa del desierto en que no le faltaron enemigos.
Garikoetxea deja el escenario de la pol¨ªtica en un momento en el que los l¨ªderes de los dem¨¢s partidos, salvo Xabier Arzalluz, pertenecen a otra generaci¨®n. No le gustan que le digan que es un veterano, pero lo cierto es que es el ¨²nico pol¨ªtico vasco que se ha presentado como candidato a lehendakari en todas las elecciones que ha habido. Su carrera ha estado llena de aciertos, desaciertos, ¨¦xitos y fracasos, pero es incuestionable que se trata de un l¨ªder.
Antes de lanzarse a la arena pol¨ªtica, presidi¨® de 1962 a 1972 la C¨¢mara Navarra de Comercio e Industria. En virtud de ese cargo tuvo su primera participaci¨®n en un organismo pol¨ªtico, el Consejo Foral de Navarra. Ejerci¨® la abogac¨ªa y sigui¨® trabajando en pol¨ªtica desde su temprana militancia en el PNV, partido en el que lleg¨® a presidir el EBB, en diciembre de 1977, cargo para el que fue reelegido en 1978, aunque lo abandon¨® dos a?os despu¨¦s, cuando las urnas le designaron como primer lehendakari electo tras la restauraci¨®n de la democracia. Su mandato abarc¨® desde 1980 a 1984. Comenz¨® tambi¨¦n en la presidencia del Ejecutivo vasco el siguiente periodo, pero los problemas internos en el PNV causaron su cese en 1985. Pero el distanciamiento se hab¨ªa comenzado a evidenciar a fines de 1983. No estaba de acuerdo con el control que el partido quer¨ªa imponerle en su cargo institucional. Al final, sus profundos desacuerdos con su partido en relaci¨®n a la Ley de Territorios Hist¨®ricos y al modelo de pa¨ªs que ¨¦sta dise?aba, adem¨¢s de lo que en el fondo era una pugna de poder, precipitaron su marcha del PNV.
Este desenlace, que acab¨® con la mayor¨ªa de la afiliaci¨®n navarra expulsada, hizo inevitable la escisi¨®n del PNV y el nacimiento de EA, el 8 de octubre de 1986. Desde entonces, Garaikoetxea no ha podido quitarse de encima una sensaci¨®n de profunda desconfianza, de las traiciones y deslealtades que le acecharon largo tiempo.
Al frente de esta formaci¨®n ha sabido envolver en guante de seda un discurso firme impregnado de ortodoxia independentista. Trece a?os m¨¢s tarde abandona el tim¨®n del nav¨ªo socialdem¨®crata advirtiendo a sus herederos del riesgo de girar hacia corrientes que podr¨ªan hacer desaparecer al partido.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.