"La nostalgia es un sentimiento que me es ajeno" RAM?N DE ESPA?A
Pregunta. El otro d¨ªa, en la librer¨ªa La Central, me cruzo con Sam Abrams y, en una clara muestra de humor jud¨ªo, me suelta: "?Todav¨ªa lees?". Aqu¨ª, en tu despacho, las paredes est¨¢n tapizadas con chistes relativos a la crisis de la lectura... ?Realmente est¨¢n tan mal las cosas?Respuesta. Me encantan los chistes sobre la situaci¨®n de la literatura. Sobre todo los de Forges, los de Semp¨¦ y los del New Yorker. Pero no, las cosas no est¨¢n tan mal. ?Todav¨ªa quedan editores que leen libros! Aunque s¨ª, cada vez hay m¨¢s jefes de marketing metidos a editor, gente que s¨®lo habla de dinero y de ventas, y si de ellos dependiera, la mitad de las novelas interesantes que se escriben jam¨¢s ver¨ªan la luz... No soy nada apocal¨ªptica en estas cuestiones. Vivimos en un mundo en el que las ofertas culturales conviven, no se devoran unas a otras. El cine no acab¨® con el teatro. El v¨ªdeo no acab¨® con el cine. Los ordenadores no acabar¨¢n con los libros. Puede que el futuro est¨¦ en las peque?as editoriales artesanales, que en Espa?a a¨²n no se ven mucho, pero que en Estados Unidos empiezan a aparecer como setas.
P. Tusquets hace tiempo que no es una peque?a editorial, pero mantiene la calidad de vida, eso s¨ª. En esa mansi¨®n uno se puede hacer la ilusi¨®n de que trabaja en Brideshead.
R. Es importante trabajar en un entorno agradable. Por lo menos, para m¨ª lo es. Me gusta mirar por la ventana y ver ese ¨¢rbol que me tiene al corriente del cambio de las estaciones. Pero hay gente que es muy feliz hacinada en despachos oscuros.
P. ?Lo dices por nuestro amigo Jorge Herralde?
R. No, hombre, el piso de Anagrama est¨¢ muy bien.
P. T¨² lo has dicho: el piso. No es lo mismo un piso que una mansi¨®n.
R. ?Qu¨¦, intentando enfrentarme con Herralde? ?T¨² tambi¨¦n? Llevo toda la vida escuchando comparaciones con Anagrama que no proceden. Yo a Jorge lo quiero mucho, pero vivimos en mundos distintos. El s¨®lo vive para editar y yo apenas tengo amigos de verdad que formen parte del mundo del libro. Yo me tomo las cosas con m¨¢s calma y tampoco me va tan mal: esta empresa hace a?os que es rentable.
P. ?A qu¨¦ se deben tus alianzas con otros editores? Primero Planeta, ahora RBA...
R. Son intentos de mejorar la distribuci¨®n, la organizaci¨®n general, esas cosas... Lo pruebas un tiempo y si no obtienes los resultados apetecidos, recompras la parte y santas pascuas. Sin malos rollos. La relaci¨®n con Planeta no fue la pesadilla de la que algunos han hablado. Simplemente, es muy dif¨ªcil distribuir en el mismo paquete a Antonio Gala y a Claudio Guill¨¦n. Pero quiero aprovechar la ocasi¨®n para decir que Jos¨¦ Manuel Lara es un tipo estupendo con el que tuve una excelente relaci¨®n. Tiene muy claro que es el heredero de un imperio creado por otro y que su misi¨®n es mantenerlo.
P. ?Fueron duros los comienzos?
R. M¨¢s o menos. Empezamos con 165.000 pesetas, que mi marido, ?scar Tusquets, pill¨® de Lumen, empresa de su familia, y con eso tuvimos que tirar adelante. Pero si esperas que me lance a un discurso nost¨¢lgico sobre las penas y alegr¨ªas de un joven editor en la Espa?a de los a?os sesenta, vas dado: detesto la nostalgia, es un sentimiento muy extendido que yo no comparto. As¨ª que no cuentes conmigo para que te hable de las gloriosas noches de Bocaccio.
P. ?Acaso no eran tan divertidas como nos han hecho creer?
R. Hombre. Claro que hubo momentos divertidos. Y otros que no lo fueron tanto. Pero no echo nada de menos esa ¨¦poca... No ¨¦ramos m¨¢s que una pandilla de gente que buscaba salidas al aburrimiento consustancial al franquismo, nos consider¨¢bamos los desesperados. Unidos contra el aburrimiento. Nos reun¨ªamos en Can Estevet y so?¨¢bamos con tiempos mejores: Colita, Oriol Maspons, ?scar Tusquets...
P. ?Oriol Bohigas?
R. Se apunt¨® despu¨¦s. A principios de los sesenta Oriol era un hombre de orden, casado, con cinco hijos, que iba a misa y ya era muy de la ceba.
P. Yo cre¨ªa que esto del independentismo era un delirio que le hab¨ªa dado a una edad provecta.
R. ?Qu¨¦ va! La gente siempre vuelve a sus ra¨ªces.
P. Salvo algunas excepciones, tu generaci¨®n no se ha reproducido mucho. Siempre pienso en el t¨ªtulo del libro de Vila-Matas, Hijos sin hijos.
R. A m¨ª me daba terror tener hijos. Por eso no los tuve ni durante los nueve a?os que estuve con ?scar ni despu¨¦s. Es una responsabilidad tremenda, aunque la mayor parte de la gente trae hijos al mundo con una alegr¨ªa... Dej¨¦ de tener perros porque cuando estaba fuera de Barcelona sufr¨ªa por ellos, as¨ª que calcula lo que me hubiera pasado teniendo cr¨ªos... Tuve que elegir entre el trabajo y la familia, y no lamento mi decisi¨®n. Me parece m¨¢s grave el caso de esas mujeres que quieren ser la mejor esposa, la mejor madre, la mejor ejecutiva y lo acaban haciendo todo mal.
P. Es un empe?o muy humano...
R. ?Tambi¨¦n te parece humano sacarle a tu empresa cuatro meses de baja con cada parto? ?Luego las feministas se quejan de que las mujeres sean apartadas de los altos cargos! Si quieres un alto cargo, guapa, ten a tu hijo, t¨®mate una semana libre y vuelve al tajo.
P. El ¨²nico que ten¨ªa tiempo para todo era Simenon. Alcohol, mujeres, literatura. ?Revuelto y en grandes cantidades!
R. Un tipo admirable.
P. Te agradezco mucho que est¨¦s reeditando toda su obra, pero creo que no se est¨¢ vendiendo muy bien, ?no?
R. El comisario Maigret no tiene mucho que hacer actualmente. La novela policiaca es mucho m¨¢s violenta y Maigret es un hombre que no lleva pistola y que arranca confesiones mientras se come los bocadillos que le traen de la brasserie Dauphine. Vence a los malos por aburrimiento, porque es un pesado que no se pueden quitar de encima. El mundo de Maigret es cutre, sin glamour, pero me encanta.
P. ?Y el de Milan Kundera? ?Qu¨¦ le ha pasado a ese hombre? Sus ¨²ltimas novelas no hay quien las aguante. Se ha convertido en algo terrible: ?un escritor franc¨¦s!
R. Ha perdido el sentido del humor. Yo creo que la culpa es del exilio y de esa vida que lleva, tan apartada, sin ver pr¨¢cticamente a nadie, con esa mujer que le controla... Cuesta mucho conseguir que se suelte un poco. Toni L¨®pez Lamadrid, mi socio en todos los sentidos, lo consigue cuando le vamos a visitar. Se lo lleva aparte, le da alcohol sin que le vea la se?ora Kundera... Se lo pasan muy bien, pero yo me lo pierdo porque me tengo que quedar d¨¢ndole conversaci¨®n a la parienta. ?Nada como una mujer para fomentar el machismo!
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