Coge el dinero y corre
CUANTOS M?S detalles se conocen sobre el sistema de opciones sobre acciones (stock options) de Telef¨®nica, m¨¢s claro parece que no estamos ante un sistema usual de retribuci¨®n para estimular la gesti¨®n, ni tampoco ante un programa para fidelizar a directivos de valor reconocido en el mercado de las telecomunicaciones, sino ante un m¨¦todo de enriquecimiento descarnado que guarda escasa relaci¨®n con los supuestos fines profesionales que han esgrimido tanto el presidente de la compa?¨ªa, Juan Villalonga, como el Gobierno.Las fabulosas primas extraordinarias dise?adas para los 100 principales est¨¢n referidas ¨²nica y exclusivamente a la evoluci¨®n del valor burs¨¢til de las acciones, una f¨®rmula con la que se corre el riesgo de que la gesti¨®n de la compa?¨ªa abandone otros valores tales como el beneficio de la sociedad o la calidad del servicio. Del contenido de la carta enviada por Villalonga a sus directivos en 1997 para explicarles el plan de acciones se desprende que el programa tiene una fuerza contractual que seguramente opera en contra de la estabilidad y fidelizaci¨®n de los agraciados; puesto que, si se aprueba la propuesta que presentar¨¢ hoy el presidente de Telef¨®nica al consejo, la ejecuci¨®n de las plusval¨ªas se demorar¨¢ hasta el a?o 2005, salvo que el directivo se vaya de la empresa. Un est¨ªmulo directo al abandono de la compa?¨ªa.
Resulta inaudito que, semanas despu¨¦s de que se haya desatado el caso tanto en la compa?¨ªa matriz como en otras filiales -Terra y P¨¢ginas Amarillas, por ejemplo-, ni el organismo regulador del mercado, la CNMV, ni la opini¨®n p¨²blica hayan recibido una explicaci¨®n oficial procedente de la empresa que sea satisfactoria y completa; y tambi¨¦n que, por m¨¢s que la enmienda del Gobierno que obliga a la transparencia de las retribuciones de los consejos no sea efectiva hasta el 1 de enero, Telef¨®nica no haya facilitado los sobresueldos que se llevar¨¢ cada uno de los favorecidos por el plan. Pero, en todo caso, el atrincheramiento ante la irritaci¨®n ciudadana y de los empleados marginados de este selectivo club es coherente con la insistencia del Gobierno en quitarse el muerto de encima con el argumento de que el caso ata?e a una empresa privada. Dado que Telef¨®nica depende vitalmente de las decisiones del Ministerio de Fomento sobre tarifas y nuevas licencias, est¨¢ claro que la excusa de Aznar es improcedente y que no puede librarse de esa responsabilidad.
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