Un trabajo bien hecho
Se pod¨ªan contar con los dedos de una mano los pol¨ªticos, artistas u observadores de la vida p¨²blica que confiaron en Consuelo Ciscar cuando, en 1995, el consejero Fernando Villalonga la nombr¨® directora general de Museos, despu¨¦s de haber elaborado el programa popular de esta parcela. Se hab¨ªa frustrado poco antes su posibilidad de gestionar el IVAM y sobre su linaje pesaba como una losa el recuerdo de su hermano, Cipri¨¤ Ciscar, brillante impulsor de la primera Consejer¨ªa de Cultura, de la que fue desahuciado dejando el list¨®n tan alto como pr¨¢cticamente infranqueable. E infranqueado. En realidad, todos sus sucesores, fueren de su cuerda partidaria o de la opuesta, han sido medidos por aquel referente, lo que no deja de ser un recordatorio mortificante.Consuelo no iba a ser una excepci¨®n, con el agravante del morbo que suscitaba el parentesco mentado y el no menos morboso hecho de que comparec¨ªa como independiente al servicio del PP. Tan s¨®lo quien la eligi¨® y ella misma asiendo el testigo del relevo saben los riesgos que afrontaban, por m¨¢s que el cap¨ªtulo cultural que se le encomendaba no era decisivo en el conjunto del departamento. Eso s¨ª, con bastante entidad para estrellarse y hacer el rid¨ªculo ante los gremios de artistas pl¨¢sticos e intelectuales de este entorno, tradicionalmente inquisitivos y cabreados por el desasistimiento en que han cre¨ªdo que se les ten¨ªa.
Al pronto se advirti¨® que CC ten¨ªa agallas sobradas para llevar a buen puerto la pol¨ªtica de museos -el consorcio es una invenci¨®n definitivamente cuajada por sus excelente resultados- y, adem¨¢s, inventar con parcos recursos y abundante imaginaci¨®n un plan promocional de los artistas valencianos en el extranjero y tambi¨¦n en el marco del Estado. Hoy por hoy, esta consejer¨ªa y su direcci¨®n general de Promoci¨®n Cultural, es -dicho sea sin ?o?er¨ªas- el espejo donde quisieran mirarse otras autonom¨ªas mejor dotadas de dineros y hasta de talentos. Lo que no tienen es una CC y el equipo de abnegados que se dejan la piel por ella y por una propuesta que tiene por meollo la libertad y la nula discriminaci¨®n. Todos tienen cabida en el prorrateo de ayudas y acogidas.
Podr¨ªa, y quiz¨¢ deber¨ªa aludir a las pol¨ªticas desarrolladas en materia de libros, m¨²sica, danza, teatro, cine y al esfuerzo institucionalizador de los entes que garantizar¨¢n su mantenimiento. Apenas se habla y escribe acerca de estos ep¨ªgrafes, pero me temo que es por la sencilla raz¨®n de que en todos ellos -con limitaciones y fundadas quejas, claro est¨¢- predomina el consenso y sus protagonistas sabe que se hace todo cuanto cabe y que CC es la primera comprometida en agotar las posibilidades, sean presupuestarias (de los dineros p¨²blicos) o de mecenazgo, que ya ser¨ªa impresionante averiguar cu¨¢nto patrocinio se ha exprimido mediante ese expediente.
No se ha escrito sobre esos apartados estos d¨ªas, y s¨ª, en cambio, se ha planteado fiscalizar parlamentariamente los gastos y andanzas del Consorcio de Museos en el extranjero. La iniciativa ha sido de la diputada socialista Trinidad Amor¨®s y me apresuro a subrayar su pertinencia. Es obvio que la compa?era diputada se interesa leg¨ªtimamente por los supuestos negativos y censurables de este despliegue pl¨¢stico, pues alguna sombra ha de haber en tan descomunal traj¨ªn, como es el haber instalado en docenas de pa¨ªses cientos de exposiciones y promovido un elenco de artistas, con la consiguiente movilizaci¨®n de cr¨ªticos, autoridades y p¨²blico. Hay materia para escudri?ar, supongo.
Pero, simult¨¢neamente, y tolerando la impresionante p¨¦rdida de tiempo que conlleva esta rendici¨®n de cuentas, la indagaci¨®n brinda la oportunidad de que CC y el portavoz id¨®neo pormenoricen la descomunal tarea ejecutada. Algunos artistas ya han manifestado su estupor. Lo deseable y justo es que los administrados, incluso los menos sensibilizados, puedan calibrar el ingente trabajo que ha consumado la directora general cuestionada. A m¨¢s de cuatro, empezando por algunos bocazas del PSPV, ha de caerles de verg¨¹enza la cara.
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