D'Alema se juega hoy su supervivencia pol¨ªtica en las urnas
La elecci¨®n del esca?o de Prodi en Bolonia, clave para la coalici¨®n de centro-izquierda
?Cu¨¢nto tiempo puede sobrevivir un Gobierno integrado por 10 partidos? ?sta es la pregunta que se hacen los italianos a la vista de las dificultades que afronta el Ejecutivo de centro-izquierda presidido desde octubre de 1998 por el ex comunista Massimo d"Alema. La prueba de fuego para el Gobierno llega hoy con la celebraci¨®n de elecciones sustitutorias en cinco circunscripciones parlamentarias, entre ellas la de Bolonia, que Romano Prodi dej¨® vacante al marcharse a Bruselas para presidir la Comisi¨®n Europea.
Desde la ca¨ªda de Romano Prodi, la coalici¨®n triunfadora en las elecciones de 1996 dej¨® de ser una unidad m¨¢s o menos coherente llamada El Olivo para convertirse en una mezcla explosiva de tendencias centristas, izquierdistas, cristianoliberales y liberales democr¨¢ticas sin otro denominador com¨²n que el deseo de sobrevivir.La cita de hoy es crucial para el futuro del Ejecutivo, que la afronta angustiado por el desastroso precedente electoral de junio pasado. Tanto en los comicios europeos del 13 de junio como en las administrativas del mismo mes, el centro-izquierda en general, y el partido de D"Alema, los Dem¨®cratas de Izquierda, principal fuerza de la coalici¨®n, en particular, sufri¨® un duro rev¨¦s hasta el punto de ver caer en manos de la oposici¨®n el Ayuntamiento de Bolonia la roja, que hab¨ªa sido ininterrumpidamente comunista desde 1945.
Bolonia vuelve a ser ahora el term¨®metro para medir la nueva temperatura pol¨ªtica del pa¨ªs. Perder el esca?o del colegio n¨²mero 12 (el que fue de Prodi) tendr¨ªa un efecto devastador sobre el futuro de la coalici¨®n de Gobierno, en v¨ªsperas de las elecciones regionales de la primavera pr¨®xima, y provocar¨ªa, seguramente, la ca¨ªda del primer ministro. Pero ni siquiera el triunfo del candidato gubernamental, Arturo Parisi, puede garantizarle a D"Alema un invierno tranquilo. Al contrario, colocar¨¢ en el Parlamento al n¨²mero dos del Partido de los Dem¨®cratas, m¨¢s conocido como el Asinello (el Asnillo) -fundado por Prodi antes de abandonar Italia con el prop¨®sito de amargarle la existencia a D"Alema- , reforzando una fuerza pol¨ªtica dentro de la coalici¨®n hostil al principal partido de la izquierda y a los aliados centristas. Quiz¨¢ por este motivo a D"Alema le traiciona el subconsciente, y aunque ha hecho una escapada a la capital de la Emilia-Romania para apoyar a Parisi, el domingo pasado, por sorpresa, volvi¨® a amenazar con una reforma de las pensiones. Un tema envenenado que el primer ministro sac¨® a relucir tambi¨¦n en junio en v¨ªsperas de la derrota en las municipales.
Adem¨¢s, los Dem¨®cratas son los responsables de las dificultades actuales del jefe del Gobierno, al abrir una crisis de impredecible final hace poco m¨¢s de un mes cuando, a cambio de un apoyo mayor, conminaron a D"Alema a "refundar" El Olivo. Dicho en otras palabras, a arrojar de la coalici¨®n al ex jefe del Estado, Francesco Cossiga, el hombre que hizo posible, con el apoyo de la hoy desaparecida Uni¨®n Democr¨¢tica para la Rep¨²blica, la llegada de D"Alema a Palazzo Chigi, aunque se haya revelado despu¨¦s un aliado temible e ingobernable. Cossiga ha visto clara la jugada y se ha aprestado a unir fuerzas (los seis diputados que le siguen) con republicanos y socialistas para frenar la ofensiva olivista. El problema es que con una mayor¨ªa parlamentaria exigua, D"Alema est¨¢ obligado a contentar a todos, a escuchar a todos, a pactar con todos.
En esta situaci¨®n de extraordinaria debilidad, el primer ministro ha navegado la mar gruesa del dossier Mitrokhin, cuando en octubre sali¨® a relucir el pasado de supuesto esp¨ªa del KGB de Armando Cossutta, presidente del Partido de los Comunistas Italianos, uno de los pilares de la coalici¨®n con sus 21 diputados. Ha defendido despu¨¦s el buen nombre de la Democracia Cristiana y del Partido Socialista Italiano, las dos grandes fuerzas pol¨ªticas de la Primera Rep¨²blica barridas por el esc¨¢ndalo de corrupci¨®n pol¨ªtico-econ¨®mica conocido como Tangentopoli, para sorpresa de su electorado. Y hasta se ha pronunciado a favor de un regreso a Italia -"por motivos de salud"- del ex primer ministro socialista Bettino Craxi, fugado a T¨²nez seg¨²n la justicia italiana, en 1994, exiliado desde esa fecha seg¨²n ¨¦l propio interesado, y los socialistas del SDI de Enrico Boselli, que exigen su inmediata rehabilitaci¨®n.
La extra?a reconversi¨®n de D"Alema ha levantado ampollas en el sector m¨¢s radical de su propio partido y ha provocado las cr¨ªticas del l¨ªder del Partido de Refundaci¨®n Comunista, Fausto Bertinotti, y del senador de El Olivo, Antonio di Pietro, convencidos de que est¨¢ en marcha una clara "restauraci¨®n" pol¨ªtica.
Los m¨¢s ben¨¦volos con D"Alema ven en sus continuos bandazos la manifestaci¨®n de su debilidad pol¨ªtica, obligado a contentar al Asinello, con sus 21 diputados, y al mismo tiempo a limar asperezas con los partidarios de Cossiga, que suman con socialistas y republicanos un total de 16 esca?os absolutamente necesarios para la supervivencia del Ejecutivo. Perdida parte de la autoridad moral en la cat¨¢strofe electoral de junio, D"Alema no levanta cabeza zarandeado unas veces por los aliados de centro y otras por los reformistas prodianos, hasta el punto de que el primer ministro consume m¨¢s energ¨ªas en la tarea de gobernar al Ejecutivo que en la de conducir un pa¨ªs con una econom¨ªa que no despega y donde se hace cada vez m¨¢s patente la tensi¨®n entre sindicatos y patronal. Los apuros de D"Alema no son una novedad en Italia, donde el actual Gobierno es el n¨²mero 56 en medio siglo de historia republicana, pero traen demasiados fantasmas indeseables a la memoria de los italianos cuando los cre¨ªan bien muertos.
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