Blair intenta derrotar en debate abierto a los radicales de su partido
Tony Blair est¨¢ empe?ado en que el pa¨ªs entienda la amenaza que representa Ken Livingstone para el laborismo. "La raz¨®n por la que hemos tenido dificultades es que, a diferencia de todos los dem¨¢s candidatos, Ken dijo que no estaba dispuesto a acatar la plataforma electoral del Partido Laborista. Con generosidad, la junta de selecci¨®n le pidi¨® que aclarase si de verdad hab¨ªa querido decir eso. Tenemos a otros 25 candidatos para el Consejo del ?rea Metropolitana de Londres que defienden una misma plataforma electoral, y no podemos tener a un candidato a la alcald¨ªa que defienda otra"."Nadie ha insinuado nunca que no pueda expresar sus opiniones. Por Dios, somos un partido democr¨¢tico, la gente puede expresar las opiniones que quiera. En lo que insistimos -y eso es lo que Ken no quiso decir el martes- es en que, si la plataforma electoral, elaborada mediante consultas con el partido, el Consejo del ?rea Metropolitana y los candidatos a las alcald¨ªas, mantiene la propuesta laborista de una asociaci¨®n del sector p¨²blico y el privado para el metro, ¨¦l debe atenerse a ella".
Blair deja claro que el partido no va a variar su postura sobre la nueva estructura propuesta para el transporte subterr¨¢neo, que no va a ceder a la exigencia de Livingstone de que la plataforma electoral para Londres se someta a refer¨¦ndum entre los militantes de la regi¨®n. Por el contrario, se lanza a un ataque contra la posici¨®n de Livingstone sobre el metro, principal l¨ªnea divisoria.
"Si se hace caso a Ken, parece como si estuvi¨¦ramos pensando en privatizar el metro y entreg¨¢rselo a la empresa Railtrack. Por eso es un personaje tan conflictivo. No existe ninguna propuesta de privatizar el metro. ?se es el plan de los conservadores. Lo que hemos sugerido nosotros es que la gesti¨®n de la red, los conductores, las medidas de seguridad, est¨¦ en manos p¨²blicas, pero creemos que son necesarias una gesti¨®n y una financiaci¨®n privadas para las obras y construcciones".
"La propuesta de Ken es que Londres emita unos bonos para financiar el metro. Sin embargo, cuando lo hicieron en Nueva York, la ciudad se encontr¨® en la bancarrota y el Gobierno federal tuvo que asumir las obligaciones municipales". Pese a estar furioso por c¨®mo ha planteado Livingstone los argumentos, Blair insiste en que ahora es fundamental derrotar a su b¨ºte noire en un debate abierto. "Si le hubi¨¦ramos puesto el veto, s¨®lo habr¨ªa habido una discusi¨®n sobre el proceso. Pero lo que est¨¢ en juego es la seguridad de que el Partido Laborista va a seguir siendo un partido sensato, moderno y que mira hacia el futuro".
"Cuando la gente me dice que el Partido Laborista era verdaderamente popular en Londres durante los a?os ochenta, me asombra. La gente habla del pasado como si nunca hubiera ocurrido. Por favor, pero si yo era un soldado de a pie. Yo llamaba a las puertas. En aquella ¨¦poca, nadie hab¨ªa o¨ªdo hablar de Tony Blair, pero mucha gente sab¨ªa qui¨¦n era Ken Livingstone. En Londres nos conoc¨ªan por ser extremistas y estar en contra de la polic¨ªa y los empresarios".
"Me acuerdo de estar haciendo campa?a en las elecciones parciales de Darlington, a 375 kil¨®metros de distancia, y me echaban en cara las excentricidades del partido en Londres. ?sa es la raz¨®n de que en 1987, cuando en todo el pa¨ªs se produjo un giro en contra de los conservadores, la ¨²nica regi¨®n del Reino Unido que oscil¨® a favor de ellos fue Londres". "La pregunta que hay que hacerse respecto a Ken Livingstone es muy sencilla. ?Ha cambiado desde los tiempos en los que era una figura perjudicial y provocaba divisiones?".
Livingstone asegura que es un moderado, pero Blair pregunta: "?Va a utilizar la alcald¨ªa como p¨²lpito intimidatorio para atacar al Gobierno y realizar una pol¨ªtica de gestos en su contra?".
"?Vamos a ver a Ken gobernando Londres, o vamos a ver c¨®mo sale todos los d¨ªas a dar su opini¨®n sobre la pol¨ªtica econ¨®mica y exterior del Gobierno?".
"?Por qu¨¦ le apoyan la Oficina Central, todos los parlamentarios conservadores, todas las organizaciones trotskistas m¨¢s variopintas, desde el Partido Socialista de los Trabajadores hasta la Conferencia de Trabajadores de Londres, y en cambio no cuenta con el apoyo de ning¨²n concejal londinense ni candidato laborista al Consejo del ?rea Metropolitana?".
Es de imaginar que todo este episodio haya dejado claro que Downing Street necesitaba aprender varias lecciones y construir una nueva relaci¨®n entre Millbank, la sede del partido, y los militantes. Blair no lo admite. "Toda esa historia del centralismo es basura. En primer lugar, yo, desde el puesto de primer ministro, estoy cediendo poder a los londinenses. En segundo lugar, el partido va a hacer su selecci¨®n mediante un colegio electoral, exactamente de la misma forma que nos escogieron a John Prescott, Donald Dewar, Alun Michael y a m¨ª".
En un tono cada vez m¨¢s animado critica la afirmaci¨®n de que dirige un Gobierno obsesionado por el control. "Debemos tener claro que esto no es m¨¢s que propaganda. Y deseo fervientemente que el partido comprenda a qu¨¦ se debe esa propaganda sobre la obsesi¨®n por el control. Durante muchos a?os, el Partido Laborista fue una organizaci¨®n de aficionados. No ten¨ªamos remedio. Los tories nos superaban en todas las elecciones. Nos enfrent¨¢bamos a lanzagranadas con cerbatanas. Hoy hemos creado una organizaci¨®n que es una de las m¨¢s profesionales del mundo".
"No podemos permitirnos el lujo de retroceder. En mayo de 1982, cuando era candidato en una elecci¨®n parcial, recuerdo que pregunt¨¦ en la sede del partido cu¨¢l era nuestra pol¨ªtica de defensa. Me dijeron que escogiera la que quisiese porque ten¨ªamos cuatro o cinco".
"Toda mi vida, la prensa de izquierdas siempre se ha cre¨ªdo el programa de la derecha. No hay m¨¢s que ver peri¨®dicos como el Telegraph y el Mail para ver que resultan de gran utilidad al Partido Conservador. Saben exactamente qu¨¦ mensaje desean comunicar los tories y prestan sus peri¨®dicos para la transmisi¨®n".
"?Por qu¨¦ los laboristas no han conseguido permanecer jam¨¢s dos mandatos sucesivos? Porque cuando llegamos al poder, al cabo de poco tiempo empiezan a agitarse nuestras propias filas. Lo que m¨¢s se necesita en ese momento, los requisitos de una organizaci¨®n profesional, es precisamente lo que se ve atacado. Los tories est¨¢n deseando que Millbank se convierta en un ente detestado por el resto del partido".
Habla brevemente de Irlanda del Norte, que ha atravesado su semana m¨¢s importante desde los Acuerdos del Viernes Santo. A diferencia de otras negociaciones anteriores, esta vez se ha mantenido alejado de las conversaciones concretas, despu¨¦s de que, este verano, tuviera la sensaci¨®n de que ya hab¨ªa hecho todo lo que estaba en su mano. Blair dice que Trimble "ha puesto el republicanismo en tela de juicio al decir: "Quer¨¦is de verdad una coexistencia pac¨ªfica o no". Se trata de un paso muy valiente". No obstante, desde el punto de vista personal, el nacimiento de un nuevo hijo va a causar un impacto m¨¢s duradero sobre el primer ministro que la cuesti¨®n del alcalde de Londres o incluso Irlanda del Norte.
? The Observer
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