Paul Bowles
Siempre que recuerdo a Paul Bowles lo imagino postrado en la cama de su peque?o apartamento tangerino, rodeado de medicinas, correspondencia, incomprensibles trastos viejos, libros..., y ¨¦l... con un cuaderno y un bol¨ªgrafo escribiendo. Y con esa mirada resignada, esperando seguramente la muerte. "Estoy muerto desde hace mucho", acostumbraba a decir. Bowles te recib¨ªa en su casa as¨ª. Y lo hac¨ªa complaciente porque ¨¦l mismo, cuando era un desconocido, se presentaba en casa de Manuel de Falla, Cocteau o Ezra Pound.Vivi¨® Bowles una ¨¦poca estupenda. Sobresaliente m¨²sico y genial escritor, jam¨¢s permiti¨® que la fama le entorpeciera vivir una vida excitante y ¨²nica.
No puedo imaginar T¨¢nger sin Paul Bowles, Marruecos sin ¨¦l. Su peque?o apartamento es testigo de innumerables encuen-
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tros. Desde Burroughs a Mick Jagger. Quiero hacer un llamamiento para que ese apartamento no se pierda y se convierta en museo. Descanse en paz.- .
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