Bridget Jones ya no es lo que era
La nueva entrega del personaje de Helen Fielding que retrat¨® a la mujer de los noventa decepciona a sus lectoras
El diario de Bridget Jones, una suerte de ficticia autobiograf¨ªa por entregas firmada por la autora brit¨¢nica Helen Fielding, que logr¨® atraer en 1996 a una generaci¨®n entera de mujeres en la treintena, solteras e independientes, ya tiene continuaci¨®n. Se titula The edge of reason, algo as¨ª como El filo de la raz¨®n, y recupera a una protagonista sumida ahora en sus propias fobias, que confunde una bala con un estuche de barra de labios y no sabe localizar Alemania en el atlas. Una mujer m¨¢s cerca ya del 40? cumplea?os, adorable e irritante a partes iguales, que conserva su poder de seducci¨®n, pero de la que sus cr¨ªticos, en especial las escritoras feministas del Reino Unido, temen que acabe retir¨¢ndose al campo a cuidar de su marido e hijos en un id¨ªlico refugio rural.Helen Fielding trataba de escribir en 1995 una novela algo m¨¢s cl¨¢sica cuando recibi¨® una llamada que cambi¨® el rumbo de su vida literaria. El rotativo The Independent le encarg¨® una columna de tono personal que la autora transform¨® en El diario de Bridget Jones. Su protagonista era una treinta?era soltera y con un buen trabajo, desconcertada por lo que se espera de ella y en busca de lo que realmente desea, que trata, no obstante, de llevarse mejor con su madre y sus amigas, beber y fumar algo menos, mantener a raya su peso y retener al hombre ideal. La peripecia vital de su exagerado otro yo, l¨²cido y humor¨ªstico, acab¨® vendiendo cerca de cuatro millones de ejemplares en 30 pa¨ªses.
Su principal atractivo, la complicidad que creaba con sus lectores o, en palabras de Alex Clark, cr¨ªtico literario de The Guardian, el "placer culpable" que produc¨ªa leerlo, acab¨® creando escuela.
La autora, que describi¨® a Bridget como una chica de ciudad que mezcla fantas¨ªas y realidad, logr¨® convertir en un aut¨¦ntico hallazgo literario a una hero¨ªna ca¨®tica y encantadora a partes iguales. Un ser humano cargado de contradicciones, pero con suficiente humor y hasta sarcasmo como para despertar las simpat¨ªas del lector. El segundo volumen de su diario quiebra sin remilgos buena parte de los sue?os de Bridget. Si la primera entrega conclu¨ªa con ella y el arrebatador Mark Darcy avanzando de la mano camino del crep¨²sculo, la realidad m¨¢s cruda invade ahora la escena. ?O son de nuevo sus dudas, en procesi¨®n vertiginosa? Mientras Bridget cree que ¨¦l tiene un l¨ªo con una tal Rebecca, su madre vuelve de Kenya con un guerrero llamado Wellington. Su padre acaba alcoholiz¨¢ndose, su jefe tiene problemas con la coca¨ªna y los alba?iles le destrozan el piso sin miramientos. Bridget trabaja esta vez en la televisi¨®n y acaba buscando respuestas a todo en libros de consejos baratos.
Narcisismo
La nueva Bridget Jones no parece estar "al filo de la raz¨®n", sino atrapada en un c¨ªrculo vicioso donde la ignorancia acerca de s¨ª misma, descrita con agudeza en el primer volumen, resulta casi tediosa en el segundo. Sin propon¨¦rselo, Fielding hab¨ªa dibujado en 1996 un fen¨®meno sociol¨®gico necesitado de redenci¨®n.Una tras otra, las lectoras cualificadas de la nueva entrega del diario han acusado la diferencia. Reconocen que Bridget sigue siendo deliciosa, pero est¨¢ a punto de rayar en lo grotesco. Cada vez m¨¢s lejos del modelo de mujer de los a?os noventa, estupendamente reflejado en su estreno de hace tres a?os, "uno sospecha que la autora no sabe c¨®mo deshacerse de ella", apunta Jane Shilling en The Sunday Telegraph. A pesar de todo y de que Bridget Jones fomente nada menos que "el narcisismo y la pereza intelectual", seg¨²n Deborah Orr, su m¨¢s furibunda detractora, las cosas no pueden quedar as¨ª. Si Bridget decide cerrar para siempre su diario, sus devotos seguidores merecen una explicaci¨®n. ?O tal vez no?
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