Energ¨ªa de andar por casa
Desde hace algunos a?os, electrodom¨¦sticos de l¨ªnea blanca y bombillas incorporan informaci¨®n a prop¨®sito de su eficacia energ¨¦tica, de manera que el consumidor puede comparar el gasto energ¨¦tico de unos art¨ªculos frente a los de la competencia. Un sistema parecido comienza ahora a aplicarse en Espa?a al sector de la vivienda. Se trata de cumplir con las exigencias de una directiva comunitaria que persigue reducir las emisiones de di¨®xido de carbono a la atm¨®sfera, actuando en el consumo energ¨¦tico de todo tipo de edificios. En la actualidad, y seg¨²n c¨¢lculos del Instituto para la Diversificaci¨®n y Ahorro de la Energ¨ªa (IDAE), al conjunto de los edificios que se levantan en nuestro pa¨ªs le corresponde un vertido anual superior a los 13 millones de toneladas de di¨®xido de carbono. Esa es la cuota de contaminaci¨®n originada (en centrales t¨¦rmicas, por ejemplo) al producir la energ¨ªa necesaria para abastecer a todos los inmuebles. Conviene saber que las emisiones totales de este gas rondan en nuestro pa¨ªs los 265 millones de toneladas/a?o, un 10% de ellas, se originan en Andaluc¨ªa.
Hace ya seis a?os que los Ministerios de Fomento e Industria se pusieron a trabajar en un sistema que permitiera calificar energ¨¦ticamente las viviendas. El desarrollo de este instrumento le fue encomendado al Grupo de Termotecnia de la Escuela Superior de Ingenieros de Sevilla, considerado uno de los m¨¢s cualificados a nivel internacional en el desarrollo de este tipo de trabajos. Como explica Ram¨®n Vel¨¢zquez, catedr¨¢tico de Termotecnia y coordinador del grupo de especialistas universitarios que se han ocupado de cumplir el encargo, "se trataba de desarrollar una herramienta sencilla, f¨¢cil de utilizar por los usuarios y que cumpliera los requerimientos de la directiva, es decir, que fuera capaz de ofrecernos informaci¨®n del rendimiento energ¨¦tico de una vivienda expresado en cantidad de di¨®xido de carbono emitido".
La herramienta est¨¢ ya disponible para viviendas, y en la actualidad se trabaja en una nueva aplicaci¨®n destinada a todo tipo de edificios. El procedimiento se apoya en un programa inform¨¢tico que realiza todos los c¨¢lculos. El arquitecto introduce en el programa una serie de datos que conoce de antemano, puesto que forman parte del proyecto de edificaci¨®n, y que tienen que ver tanto con la epidermis del inmueble (muros, aislamientos, marcos de ventanas, entre otros) como con los sistemas que consumen energ¨ªa para producir agua caliente o atender las necesidades de calefacci¨®n y refrigeraci¨®n. Todos estos par¨¢metros se eval¨²an en funci¨®n del lugar geogr¨¢fico en el que se vaya a levantar el inmueble, ya que los factores clim¨¢ticos y los modelos de edificaci¨®n cambian de un lugar a otro e influyen en el rendimiento energ¨¦tico.
Finalmente, el programa calcula el consumo de energ¨ªa y lo expresa en cantidad de di¨®xido de carbono emitido y, a partir de esos datos, le otorga una valoraci¨®n a la vivienda que va de los seis a los 10 puntos, seg¨²n el menor o mayor rendimiento energ¨¦tico. Si obtiene menos de seis puntos quiere decir que los consumos previstos, y por tanto las emisiones contaminantes, no han alcanzado los m¨ªnimos exigibles.
"Esta herramienta", destaca Vel¨¢zquez, "permite, asimismo, simular los efectos que tendr¨ªan diferentes mejoras o modificaciones en el proyecto de edificaci¨®n, y esto la hace especialmente ¨²til". Si una vivienda no ha obtenido una buena calificaci¨®n, el arquitecto puede volver al programa e introducir mejoras en el dise?o de la obra y comprobar que incidencia tienen en el consumo energ¨¦tico.
El sistema, que ya ha sido presentado a todos los sectores implicados, es de aplicaci¨®n voluntaria, por lo que Ram¨®n Vel¨¢zquez considera imprescindible que "la administraci¨®n predique con el ejemplo, convirti¨¦ndolo en obligatorio para las viviendas de promoci¨®n oficial y d¨¢ndole la suficiente publicidad". Lo que se pretende lograr es que los consumidores valoren, como un factor de calidad a?adido, el hecho de que una vivienda est¨¦ calificada por este procedimiento, y se sepa de antemano como se va a comportar desde el punto de vista energ¨¦tico.
Derroche de calor
Desde el punto de vista energ¨¦tico, y a juicio de Ram¨®n Vel¨¢zquez, "los proyectos de edificaci¨®n suelen ser muy malos, tal vez porque el sector de la construcci¨®n no est¨¢ interesado en aplicar controles de calidad en elementos decisivos, como son todos los que componen la epidermis del inmueble o los propios sistemas de calefacci¨®n o refrigeraci¨®n". De esta manera, a?ade, "uno compra una vivienda y no obtiene ninguna informaci¨®n a prop¨®sito de la cantidad de energ¨ªa que va a consumir". Y si los consumidores no saben apreciar los beneficios ambientales de un menor consumo energ¨¦tico, s¨ª que pueden apreciar el ahorro econ¨®mico derivado de este tipo de mejoras. En esta ¨¦poca del a?o, por ejemplo, hasta un 30% de la energ¨ªa de uso dom¨¦stico se emplea en calefacci¨®n, aunque buena parte de la misma se derrocha por el deficiente aislamiento de las viviendas. Un solo cent¨ªmetro del material que se usa como aislante t¨¦rmico es tan resistente a las p¨¦rdidas de calor como un muro de hormig¨®n de medio metro de espesor.
El tipo de ventanas y cristaleras tambi¨¦n determina un mayor o menor consumo energ¨¦tico, ya que estos elementos son los responsables del 40 % de las fugas de calor. Contar con doble acristalamiento supone ahorros de hasta un 20 % en la factura de la calefacci¨®n, y a esta cifra se le puede sumar un 10 % adicional si, adem¨¢s, se instalan burletes adhesivos en puertas y ventanas para taponar las rendijas por las que escapa el calor.
Para obtener una sensaci¨®n de bienestar no es necesario elevar la temperatura interior de la vivienda por encima de los 20 grados y, sin embargo, en muchos casos se rebasa ampliamente este ¨ªndice porque no se dispone de termostatos o por interpretar que una casa es m¨¢s confortable cuanto m¨¢s calor haga en ella.
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