Cuando los santos bailan
Siguiendo una trayectoria vertical e inspirada, la core¨®grafa Anna Cuocolo y el polifac¨¦tico bailar¨ªn Toni Candeloro han encontrado con ¨¦xito la fase madura de una v¨ªa de expresi¨®n danc¨ªstica tan particular como ex¨®tica hoy d¨ªa: es una concepci¨®n de la danza liberada de hedonismos, de lujos triviales y de la parafernalia tecnol¨®gica que suele caracterizar al ballet contempor¨¢neo. Estos creadores estructuran una nueva m¨ªstica capaz de aglutinar sus ideales y creencias particulares, con un sentido casi religioso del baile, y donde la concentraci¨®n y un elevado y tenso lirismo aportan los elementos conformadores de un estilo.Este nuevo espect¨¢culo es de una belleza incontestable, a pesar de una aparente lentitud, de un tempo de adagio que recoge toda la dif¨ªcil partitura de Bellini, que toca el clave en directo, acompa?ado de una peque?a orquesta de cuerda y de una flauta. Las dos adiestradas sopranos, desde el escenario, evocan duetos de inspiraci¨®n prebarroca y hacen el papel figurado de arc¨¢ngeles conductores de la acci¨®n. Sobre la escena, Candeloro se desplaza evocando el deseo del martirio de los santos barrocos, y de ah¨ª la inspiraci¨®n tem¨¢tica en san Lorenzo de Brindisi (15591618), cuya biograf¨ªa se remata precisamente al morir en Portugal y ser enterrado en Villafranca del Bierzo.
Compa?¨ªa Dimensione Art&Scena
Lorenzo, Cenizas y Ardor: bailar¨ªn invitado: Toni Candeloro; m¨²sica original: Luciano Bellini; escenograf¨ªa: Andrea Pati; vestuario: Eva Coen; sopranos: Claudia Pallini y Tiziana Nauaui; libreto: Vega de Martini. Coreograf¨ªa: Anna Cuocolo. Teatro Verdi. Brindisi, 27 de noviembre.
En esta obra hay algo de tenebrista auto de fe, en una danza cuyo motor est¨¦tico lo marca la iconograf¨ªa barroca, y han conseguido los creadores un encantamiento, una sutil atm¨®sfera de complacencia en la contemplaci¨®n. Cuocolo sigue recurriendo al efecto del cuadro est¨¢tico de luces rasantes, con el resultado de la continuada aparici¨®n en el escenario de fragmentos de pinturas de Ribera, Caravaggio y tantos otros maestros napolitanos de la ¨¦poca. Hay que mencionar c¨®mo Toni Candeloro realiza un trabajo magistral de contenci¨®n y desdoblamiento, hasta convertir su propio cuerpo en un estigma y en una pincelada de pastosa luz mediterr¨¢nea.
El estreno cont¨® con la nada acostumbrada presencia en estas lides del arzobispo de Brindisi, Settinio Tobisco, que evocaba el deseo del martirio como un fen¨®meno m¨ªstico de otro tiempo, que habr¨ªa que analizar a la luz de los tiempos actuales; en un coloquio precedente al espect¨¢culo, el catedr¨¢tico espa?ol Jos¨¦ Mar¨ªa Morillas hizo una brillante descripci¨®n de la iconograf¨ªa de san Lorenzo y su aventurera biograf¨ªa, y el p¨²blico supo responder a esta refinada producci¨®n, primero, con un silencio conventual, y luego, con una calurosa y larga ovaci¨®n.
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