"La educaci¨®n c¨ªvica hay que inculcarla desde la escuela"
El soci¨®logo liberal brit¨¢nico lord Ralf Dahrendorf cerrar¨¢ ma?ana el segundo ciclo de conferencias sobre La educaci¨®n que queremos, organizado por la Fundaci¨®n Santillana con el objetivo de promover un debate social sobre la formaci¨®n de los ciudadanos. Han intervenido en este ciclo el premio Pr¨ªncipe de Asturias de 1999 Raymond Carr, la catedr¨¢tica de ?tica Victoria Camps y el consejero delegado del grupo PRISA, Juan Luis Cebri¨¢n, que pronunci¨® la conferencia inaugural el pasado mes de septiembre.Nombrado lord en 1993, Ralf Dahrendorf ha sido director de la London School of Economics y comisario de la UE. El autor de obras como Clase y conflicto de clase en la sociedad industrial adelanta que su visi¨®n de Los ciudadanos de la Europa del siglo XXI, t¨ªtulo de su disertaci¨®n de ma?ana, tiene poco de idealista. Se?ala que sentirse europeo es importante y deseable, pero que Europa no es la respuesta a todos los problemas, la mayor¨ªa de los cuales son de ¨ªndole local.
Pregunta. La palabra ciudadano es tambi¨¦n sin¨®nimo de vecino que contribuye a su comunidad. Pero las sociedades occidentales muestran hoy una tendencia a la individualizaci¨®n. ?Cree que ello dificultar¨¢ la educaci¨®n de sus ciudadanos como tales?
Respuesta. ?ste es un fen¨®meno cada vez m¨¢s com¨²n, y no s¨®lo en Europa. Los ciudadanos son sujetos de una serie de derechos que deben ser ejercidos y configuran lo que entendemos por ciudadan¨ªa. Por eso me parece que la escuelas, mucho m¨¢s que las familias o incluso las autoridades locales, son el lugar adecuado: la educaci¨®n c¨ªvica hay que inculcarla desde la escuela. El ¨¢mbito escolar es un buen sitio para practicar los primeros rudimentos c¨ªvicos.
P. ?Deber¨ªa ampliarse ese tipo de educaci¨®n a la Universidad, sumida en toda Europa en una crisis financiera?
R. Las diferencias entre pa¨ªses son enormes, pero creo que el civismo debe servirse al alumno desde el principio, es decir, en la primaria y secundaria. Ello contribuir¨ªa a combatir a la larga una nueva forma de apat¨ªa del ciudadano europeo. Una especie de dejadez general, que puede dar lugar incluso a la aparici¨®n de personajes que, autoerigidos en l¨ªderes, acaben comprometiendo las libertades generales.
P. La integraci¨®n europea tal vez sirviera para apartar peligros como ¨¦se, pero trascender la propia nacionalidad no resulta nada f¨¢cil para muchos ciudadanos.
R. Es muy dif¨ªcil sentirse algo m¨¢s que nacionales de un lugar concreto. Y la nacionalidad, de momento, s¨®lo se garantiza sin trabas en los pa¨ªses donde se nace o vive el tiempo suficiente. Por otra parte, no hay que olvidar que la cultura propia sigue siendo la m¨¢s importante para los ciudadanos de Europa. De ah¨ª que hasta los m¨¢s europeistas en la UE, como Holanda, hayan influido para que una de sus caracter¨ªsticas m¨¢s marcadas, la democracia interna de las organizaciones, fuera aplicada a escala comunitaria. Francia y Alemania tienen una visi¨®n mucho m¨¢s administrativa de la Europa unida. Adem¨¢s he podido comprobar c¨®mo se desespera a veces Bruselas ante la lentitud de la UE para actuar. Parad¨®jicamente, son las regiones las que, con su experiencia en la dial¨¦ctica entre poder regional y nacional, acaban reaccionando con mayor prontitud.
P. ?C¨®mo nos relacionaremos entre nosotros los europeos del siglo XXI ahora que, comprometidos con nuestra uni¨®n, la guerra -al menos entre miembros de la UE- o bien el concepto de fortaleza europea han sido desechados?
R. Es cierto que la UE ha abandonado la guerra entre s¨ª misma como respuesta v¨¢lida. La idea de la fortaleza europea, por contra, sigue vigente. Con una inmigraci¨®n cada vez m¨¢s abundante y las sociedades pluriculturales que ello crea, acuerdos como el de Schengen podr¨ªan acabar fomentando una especie de proteccionismo de la zona. En otras palabras, mientras sus fronteras internas caen, las que les separan del exterior se refuerzan cada vez m¨¢s. Como liberal, estoy por la apertura fronteriza, pero tambi¨¦n comprendo los temores de estos pa¨ªses. Por eso me parece dif¨ªcil proteger a escala europea, de momento, los derechos del ciudadano.
Lord Dahrendorf pronunciar¨¢ ma?ana una conferencia a las siete y media de la tarde en el Sal¨®n de actos del Grupo Santillana (Torrelaguna, 60, Madrid).
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