Lo racional no se hace
El proyecto de procurar una confluencia de las formaciones progresistas al efecto de impulsar de forma conjunta una candidatura unitaria al Senado respaldada por un programa m¨ªnimo com¨²n, lo que se ha llamado la Entesa, est¨¢ tropezando con problemas serios derivados de las fuertes resistencias internas existentes tanto en IU como en el PSOE. Nadie se ha atrevido a discutir que como operaci¨®n de coalici¨®n electoral presenta tales ventajas que no presentar candidaturas conjuntas es sencillamente irracional: con los mismos votos en lugar de obtener un cuarto de los puestos en disputa (resultado de ir separados) se podr¨ªan obtener los tres cuartos (resultado alcanzable si van unidos), con el aliciente adicional que la Entesa har¨ªa pr¨¢cticamente imposible que el PP conservara la mayor¨ªa absoluta en la C¨¢mara Alta. No es casual, el modo de elecci¨®n se introdujo en Espa?a bajo la Restauraci¨®n y se mantuvo bajo la Rep¨²blica precisamente porque permite la representaci¨®n de minor¨ªas e impulsa la simplificaci¨®n de la oferta electoral al premiar de modo exorbitante las coaliciones. Los obst¨¢culos a la Entesa no est¨¢n, pues, en cuestiones directamente electorales. Los obst¨¢culos est¨¢n en la cultura pol¨ªtica de los partidos de izquierda de ¨¢mbito espa?ol, en IU y en el PSOE.Cuestiones de t¨¢ctica negociadora al margen, la mayor¨ªa en el seno de IU no ve con buenos ojos la coalici¨®n electoral porque en ella IU no es la fuerza dominante, y por ello la coalici¨®n no es susceptible de ser hegemonizada por esa formaci¨®n: porque la coalici¨®n se hace con los socialistas, competidor inmediato y hermano del que se ha separado; porque comporta asumir un programa com¨²n en el que la orientaci¨®n socialdem¨®crata predominar¨¢ (a eso tambi¨¦n contribuye el BNV); porque supone desautorizar la estrategia de enfrentamiento con los socialistas (que, por cierto, es una de las claves del fracaso de IU en las elecciones del pasado junio) y abrir la puerta a otra de colaboraci¨®n cr¨ªtica y porque comporta el reconocimiento de lo obvio: el proyecto del sorpasso fracas¨®. Si a ello se a?aden unas gotas de sectarismo jur¨¢sico por parte de un sector del PCE para que el PSOE es una formaci¨®n socialtraidora y por ello ileg¨ªtima, resulta f¨¢cilmente explicable por qu¨¦ a EUPV le ha resultado tan dif¨ªcil, incierto y costoso sacar adelante una propuesta de la que IU es destacada beneficiaria tanto en t¨¦rminos de representaci¨®n parlamentaria como en t¨¦rminos de imagen p¨²blica. Y arrinconar¨ªa la acusaci¨®n, tan stalinista, de colaboraci¨®n objetiva con el PP.
No es muy diferente la posici¨®n en el caso del PSOE en el que el patriotismo de partido, una cierta prepotencia, la conciencia de que su mayor tama?o hace preferible una coalici¨®n del PSOE mismo con socios en condici¨®n subalterna, una cierta estimaci¨®n de la p¨¦rdida de legitimidad de IU (los comunistas, es decir la escisi¨®n de los a?os veinte, perdieron su raz¨®n de ser en 1989-91) y, por qu¨¦ no decirlo, una cierta tentaci¨®n clientelar: nuestros puestos son para nosotros, hacen decir a algunos dirigentes: no queremos bloqueros ni comunistas.
Las dificultades que unos y otros oponen son curiosamente sim¨¦tricas: negaci¨®n de la legitimidad de otro y exclusivismo partidista, m¨¢s querellas de familia son las notas comunes. Pero en IU alienta un miedo soterrado: que la Entesa sea, o acabe funcionando como, una OPA hostil. Y las proposiciones socialistas de no presentaci¨®n en el caso de Congreso en aquellos distritos en los que la realidad electoral hace imposible la elecci¨®n de los candidatos IU alimentan ese temor, sin el cual la reacci¨®n de la mayor¨ªa de IU no resulta entendible. En el fondo en ambos casos alienta una concepci¨®n del partido y de la pol¨ªtica de corte estrictamente bipolar, en la que cada uno de los polos debe ser ocupado por una sola fuerza pol¨ªtica de tal modo que la existencia de pluralidad en el polo propio es vista simult¨¢neamente como ileg¨ªtima y como disfuncional. Como ileg¨ªtima porque por definici¨®n lo es la divisi¨®n propia, como disfuncional porque la dispersi¨®n tiene como efecto de rebote necesario la potenciaci¨®n del enemigo que ocupa el otro polo. Y establecer relaciones cooperativas con actores pol¨ªticos que estimamos ileg¨ªtimos y disfuncionales no resulta ni deseable ni sencillo. Por eso nadie se plantea seriamente la coalici¨®n electoral que resultar¨ªa pertinente porque es la que abre la puerta del poder: la Entesa, s¨ª, pero no s¨®lo para el Senado, sino tambi¨¦n para el Congreso. Y ¨¦sa precisamente es la propuesta que el PSPV-PSOE debe hacer, porque a los socialistas, como socios mayores y primeros beneficiados de la operaci¨®n, les corresponden la iniciativa y la generosidad. Pi¨¦nselo bien el PSPV porque la continuidad del se?or Aznar en la Presidencia puede estar en sus manos. Pi¨¦nselo bien IU porque la posibilidad de influir en las pol¨ªticas p¨²blicas articuladas desde el poder est¨¢, asimismo, en su mano. Por lo dem¨¢s el pron¨®stico es malo: es racional, por tanto no se har¨¢.
Manuel Mart¨ªnez Sospedra es catedr¨¢tico de Derecho Constitucional de la Universidad de Valencia.
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