El n¨²mero de lo nunca visto en el hemiciclo

Eduardo Zaplana lleg¨® a las diez con la cartera de los asuntos importantes en la mano, arropado por una ¨®rbita muy adicta de sat¨¦lites que revoloteaban sobre su cara del mismo modo que las moscas acosaron a los asnos antes de su extinci¨®n p¨²blica. Mientras la sirena llamaba al pleno, ¨¦l se sent¨® en su trono azul, abri¨® la cartera, despleg¨® papeles y pidi¨® un boli a Jos¨¦ Luis Olivas, quien pese a dar la sensaci¨®n de estar dise?ado s¨®lo para cortar jam¨®n, lo llevaba. Cuando Marcela Mir¨® dio el mazazo, el popular Alejandro Font de Mora sali¨® a preguntar sobre Marruecos, pesca y naranjas. Y Zaplana se alegr¨® de que le hicieran esa pregunta, y as¨ª poder responder que iba a hacer toda la presi¨®n pol¨ªtica para evitar un acuerdo de frutas por peces. Tras este desayuno patri¨®tico, subi¨® el socialista Antonio Moreno, bebi¨®, puso cara de encontrar mala el agua y entr¨® al detalle de los avales del Ivex y el quebranto econ¨®mico. Y enca?on¨® al presidente: "?Conoc¨ªa usted lo que estaba pasando?". Entonces el mago Zaplana sac¨® su chistera de la cartera y con la venia dijo que el Ivex hab¨ªa funcionado muy bien, provocando la hilaridad del Grupo Socialista e insufl¨¢ndole una inopinada cohesi¨®n a trav¨¦s de las carcajadas. Moreno aprovech¨® la coyuntura, sac¨® pecho y embisti¨® de nuevo: "Pelotazo al canto". Manifest¨® que el truco de hacer desaparecer 1.400 millones a trav¨¦s de un organismo p¨²blico le parec¨ªa un esc¨¢ndalo y que el patio ya no estaba para cuentos.

Mientras tanto, Zaplana tensaba el m¨²sculo zigom¨¢tico para forzar una risotada como si disfrutase con la intervenci¨®n de Moreno, y Jos¨¦ Joaqu¨ªn Ripoll se sacud¨ªa los hombros y las mangas de la chaqueta con la mano para estar impecable, que era de lo que se trataba. Moreno continu¨® hurgando con Julio Iglesias y advirti¨® que iba a pedir una comisi¨®n de investigaci¨®n sobre el "Ivexgate". El mago se freg¨® las manos, hizo unos movimientos de antebrazo para dar solemnidad al n¨²mero y sac¨® un as de la manga: "El contrato es del 6 de julio de 1995 y nosotros tomamos posesi¨®n del Gobierno el 7 de julio". Desplaz¨® el cubo de la basura hacia la antigua Procova, apel¨® a la justicia y le asest¨®: "Pida razones a sus compa?eros de partido". Y el alborozo lleg¨® a las dos orillas parlamentarias porque ese n¨²mero era lo nunca visto bajo el cielo de pav¨¦s del hemiciclo.

Enseguida subi¨® el comunista Joan Rib¨® con la mano en el bolsillo, y sin sacarla le tir¨® de nuevo el tiesto. Zaplana insisti¨® en la treta de la cortina de humo y volvi¨® a su esca?o azul. Rib¨® regres¨® con cara de estafado y lo apedre¨® con una bater¨ªa de interrogantes puntiagudos. El mago empez¨® a restregarse los muslos y a mover la pierna derecha como si su sistema nervioso se hubiese desconectado del enc¨¦falo. Manuel Taranc¨®n, en cambio, hac¨ªa el molinillo con los pulgares como un can¨®nigo y Rita Barber¨¢ romp¨ªa papeles y los pon¨ªa a montoncitos. "?Por qu¨¦ no hicieron caso a la Sindicatura?", le golpe¨® una vez m¨¢s Rib¨®.

Zaplana se abroch¨® la capa, puso otra vez la chistera sobre la tribuna y empez¨® a sacar conejos, pa?uelos, palomas y globos: "?Qu¨¦ se puede hacer m¨¢s de lo que hemos hecho", se desafi¨®. En ese momento ten¨ªa la vena yugular inflamada y el esternocleidomastoideo congestionado, s¨ªntomas exclusivos de los grandes hechiceros. Llen¨® el pulm¨®n y remat¨® la actuaci¨®n: "Las irregularidades no pueden ser de quien las denuncia". Recogi¨® su chistera, la meti¨® en la cartera de asuntos importantes y a su alrededor se form¨® una ¨®rbita de adjuntos muy nutrida, aunque no dej¨® ni rastro de los 1.400 millones.