Astenia gubernamental
Seg¨²n un viejo aserto liberal, cuanto menos gobierna, mejor es el Gobierno. Desde el citado criterio, gobernar es garantizar la ordenada concurrencia y competencia de los intereses sociales, habida cuenta de que las leyes del mercado, en su m¨¢s amplia acepci¨®n, y la iniciativa privada resuelven los problemas con acreditada solvencia. O con m¨¢s solvencia, en todo caso, que la gesti¨®n p¨²blica. ?sta, y a lo sumo, habr¨ªa de recluirse en la reserva a fin de actuar subsidiariamente para sacarle las casta?as del fuego a los estamentos y agentes afines. As¨ª es, aproximadamente, c¨®mo se describe en los libros, y no falta quien se lo haya cre¨ªdo.Entre estos, sin duda, figura el gabinete del presidente Zaplana, con ¨¦l a la cabeza, doctrinos de las esencias liberales desde que ganaron las ¨²ltimas elecciones de junio pasado. Admitimos esa reconversi¨®n, coherente adem¨¢s con sus proclamas ideol¨®gicas, o es forzoso concluir que se han echado a dormir sobre los laureles de su mayor¨ªa suficiente. Lo cierto es que cualquier observador de los trajines oficiales cae al pronto en la cuenta de que el gobierno auton¨®mico sigue la pauta del dolce far niente, blindado como se siente contra las asechanzas de una oposici¨®n desvalida o desesperadamente necesitada de un esc¨¢ndalo. En consecuencia, no moviendo un dedo ni un papel tampoco se cometen errores irreversibles o sonados. As¨ª, pues, todo el mundo quieto.
Una quietud o aton¨ªa que h¨¢bilmente se disimula mediante la prodigiosa omnipresencia del molt honorable en los m¨¢s variados actos y celebraciones a lo largo y ancho del pa¨ªs. El presidente comparece, los medios de comunicaci¨®n certifican su fe de vida al margen de las nader¨ªas ret¨®ricas que se aireen, y con ello nos damos por servidos. Incluso podemos sumarnos a la cohorte de los estupefactos por la capacidad de trabajo y don de ubicuidad del infatigable l¨ªder. Sin embargo, una vez cernido ese raro baile de San Vito, mera hiperactividad sin tino, ?qu¨¦ nos queda? Un presidente que se mueve mucho, orlado por unos consejeros casi in¨¦ditos -con pocas excepciones- y un fardo de promesas electorales a la espera de ser acometidas.
Hora ser¨ªa de aceptar -por parte del PP ind¨ªgena- que se le ha agotado el chollo del AVE en tanto no empiece a volar y que la Tierra M¨ªtica ya no es noticia sino por los posibles agios que propicie en su entorno y construcci¨®n. Hemos de suponer que los asuntos administrativos del d¨ªa a d¨ªa han de consumirles muchas energ¨ªas, y hasta es probable que todas, pues han perdido el esp¨ªritu emprendedor que exhib¨ªan y hasta la imaginaci¨®n para alumbrar sutiles comecocos -producto de la buhoner¨ªa intelectual, que dijo alguien- como eso del "poder valenciano", "el arco mediterr¨¢neo" o los exc¨¦ntricos liderazgos estatales y europeos de esta regi¨®n que avanza en marcha triunfal. Ya, ni eso.
Tanto es as¨ª que las constantes vitales del Gobierno auton¨®mico -m¨¢s all¨¢ de las aludidas correr¨ªas presidenciales antes glosadas- se perciben por el bullir de la oposici¨®n antes que por su talante emprendedor. Sin el presunto esc¨¢ndalo del Ivex, por ejemplo, dir¨ªase que en el Palau de la Generalitat no ha terminado el periodo vacacional. O la liquidaci¨®n del Consell Metropolit¨¤ de l"Horta, o el deprimente espect¨¢culo de la atenci¨®n a la tercera edad, o la inconclusa operaci¨®n de la Acad¨¨mia Valenciana de la Llengua... asuntos todos ellos en los que el Consell est¨¢ a la defensiva, y no siempre con brillantez. Las iniciativas siguen en el arc¨®n de los programas electorales y lo que de verdad se constata es la astenia generalizada.
La investigaci¨®n, el famoso I + D, se ha quedado en mera bandera, la organizaci¨®n del territorio fue un sue?o de verano y ya veremos en qu¨¦ queda la audaz pol¨ªtica de empleo, que por s¨ª sola, y siendo plausible, no colma una legislatura. ?O piensa lo contrario el presidente Zaplana? Por liberalismo que se profese, una mayor¨ªa absoluta deber¨ªa apuntar a m¨¢s altos empe?os. De otro modo suena a estafa o despilfarro de oportunidades.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Opini¨®n
- Las claves de la semana
- Consejo de Gobierno
- V Legislatura Comunidad Valenciana
- Generalitat Valenciana
- Parlamentos auton¨®micos
- Comunidades aut¨®nomas
- El Pa¨ªs
- Gobierno auton¨®mico
- Comunidad Valenciana
- Prisa Noticias
- Pol¨ªtica auton¨®mica
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Prensa
- Grupo Prisa
- Parlamento
- Grupo comunicaci¨®n
- Espa?a
- Empresas
- Medios comunicaci¨®n
- Administraci¨®n p¨²blica
- Pol¨ªtica
- Econom¨ªa
- Comunicaci¨®n