El joven Scriabin y el ¨²ltimo Prok¨®fiev
Parece que los programas de nuestras orquestas, aun sin lanzarse a aventuras que los organizadores consideran "arriesgadas" -y que no suelen serlo-, cambian progresivamente de rostro. Al "sota, caballo y rey" de tantas veces, se incorporan t¨ªtulos apenas frecuentados. Es el caso del Concierto en fa sostenido menor, de Scriabin, estrenado por el autor, al piano, y dirigido por Safonov en octubre de 1897. No estamos ante una obra cimera pero s¨ª frente a una experiencia sensible, situada en la onda de Chopin y tocada de "discreto encanto".Deb¨ªa ser el formidable pianista Josep Colom -como lo fue Vi?es- que parece recrearse en la suerte dif¨ªcil de enaltecer galer¨ªas musicales sin demasiado aire ni sol. Y esto lo hizo con este Scriabin juvenil: convertir el regato en surtidor sin traicionar ni un ¨¢pice ni la letra ni el esp¨ªritu de los pentagramas. La sonoridad de Colom, su incisividad afectiva, son admirables. Recuerdo ahora el papel, excelente, que el joven Colom hizo en el Concurso Internacional Scriabin al que asisti¨® Marina Schloezer, la hija del compositor y la alt¨ªsima estimaci¨®n que le dispens¨® un jurado muy amplio y exigente. Josep Colom es un luchador por el arte ver¨ªdico en todos y cada uno de sus aspectos. Lo ha demostrado, una vez m¨¢s, ahora, en colaboraci¨®n con la Orquesta Nacional dirigida por Michail Jurowski.
Ciclo de la ONE
Director: M. Jurowski. Pianista: J. Colom. Obras de Glinka, Scriabin y Prok¨®fiev. Auditorio Nacional, Madrid, 5 de diciembre.
Viaje a Espa?a
El maestro ruso nos trajo, con Scriabin, las dos oberturas espa?olas de Glinka, esto es, La Jota Aragonesa y Recuerdos de una noche de est¨ªo en Madrid, consecuencia del viaje a Espa?a en 1845, del autor de Russl¨¢n y Ludimila. No creo que Jurovski acert¨® plenamente al enfrentarse con esta atractiva muestra, anticipaci¨®n del "nacionalismo espa?ol" practicado por extranjeros. Si all¨ª estaba Glinka no estaba tanto Espa?a y el ruso se embebi¨® de nuestra m¨²sica popular, recopil¨® temas, escuch¨® cantos de Castilla y Andaluc¨ªa y los encuadr¨® en sus propios procedimientos pero en el fondo, con mayor autenticidad de la que acus¨® la versi¨®n de Jurovski.
Excelente, de todo punto, la exposici¨®n y matizaci¨®n de la Sinfon¨ªa n¨²mero 7, ¨²ltima de las compuestas por Sergio Prok¨®fiev, obra "simple, cl¨¢sica, transparente y encantadora", al acertado decir de Moisson-Franckhauser. Recibi¨®, post mortem, el Premio Stalin, un a?o antes de la rehabilitaci¨®n por el II Congreso de Compositores, de "los camaradas Shostak¨®vich, Popov, Prok¨®fiev, Khatchaturian, Chebal¨ªn y Miaskovski, acusados gratuitamente de pertenecer a una corriente musical formalista y antipopular". La belleza y serenidad de la partitura cal¨® en la audiencia que aplaudi¨®, de buena gana, a nuestra ONE y su director invitado.
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