Se luci¨® Hermoso de Mendoza

?Vaya diferencia del ganado! Para los lidiadores de a pie, toros de verdad, hechos y descarados. Pero para el torero a caballo, unos novillos flacos, indignos del bien ganado prestigio del rejoneador. ?Tendr¨¢ el caballero navarro el mismo veedor que El Juli?Aunque Pablo Hermoso de Mendoza hizo el pase¨ªllo arriba del casta?o-oscuro Albaic¨ªn, recibi¨® a su primero montando al tordillo luso-¨¢rabe Labrid. Salud¨® a Yiyo -un rat¨®n pitado al salir, durante la lidia y en el arrastre- coloc¨¢ndole, previos r¨ªtmicos quiebros, los rejones de castigo. Sobre el lusitano-tordillo Chicuelo, en tres ocasiones cit¨® de frente y, burlando al novillo, lo banderille¨® realizando al salir de la suerte dos vistosos giros inveros¨ªmiles. Con Mazzantini puso una banderilla corta y al salir de la colocaci¨®n eludi¨® a la res por los adentros a dos pistas. Pese a que algunos aficionados le gritaron constantemente becerrista, el p¨²blico pas¨® por alto el enga?o y valor¨® la t¨¦cnica del navarro.

Al cuarto, que al salir tambi¨¦n fue pitado por chico, le clav¨® los rejones de castigo arriba de Quechua. Pero lo emotivo vino montando al negro portugu¨¦s Cagancho, que reapareci¨® despu¨¦s de su tercera cornada. De trav¨¦s, o sea, de costado, galop¨® en cuatro ocasiones el c¨ªrculo del redondel llevando magistralmente templado a la grupa al novillo y la concurrencia lo ovacion¨® puesta en pie. Sac¨® de nuevo a Chicuelo y, en corto, apoy¨¢ndose en el estribo, banderille¨® a una mano. Despu¨¦s, con el prieto Mazzantini repiti¨® el viaje por los adentros a dos bandas. Si el lucimiento de Hermoso de Mendoza con Yiyo y Ronaldo lo hubiera hecho con toros, esta tarde se hubiera consagrado en M¨¦xico. L¨¢stima.

A Alfredo Lomel¨ª se le vio dubitativo ante sus dos ejemplares, aplaudidos al salir en el arrastre. Al agresivo que hizo segundo no lo pudo dominar y con el quinto desaprovech¨® la fijeza que ten¨ªa por el lado izquierdo.

Rafael Ortega volvi¨® a demostrar por qu¨¦ es un triunfador. Realiz¨® una faena reposada y completa al bravo tercero, aplaudido al salir y en el arrastre. Su capoteo fue armonioso y su banderilleo fue escalofriante. Como el burel vino a menos, su muleteo por el derecho fue meritorio y soberbiamente lo mat¨® al encuentro, por lo que se llev¨® un merecido ap¨¦ndice. Al reserv¨®n que cerr¨® el festejo le pele¨® y lo someti¨®, pero se eterniz¨® con el acero.

Al bregar al segundo, el pe¨®n Pablo Miramontes resbal¨® en la cara del toro y fue levantado por las afiladas astas de Tobi, que le infiri¨® una grave cornada en el muslo izquierdo con dos trayectorias: una de 25 cent¨ªmetros y otra de 18.