Las lagunas del conocimiento
Se oye mucho aquello de que "la ciencia avanza que es una barbaridad". En los ¨²ltimos meses se ha hablado de la difusi¨®n del conocimiento con ocasi¨®n de la celebraci¨®n de varias ferias y reuniones sobre informaci¨®n y tecnolog¨ªa. Philip Campbell, director de la revista Nature, ha comentado recientemente que es muy importante para la salud de las democracias y para el progreso de una naci¨®n que los ciudadanos tengan un mayor acceso al conocimiento cient¨ªfico. En contra de la creencia general, Internet no es a¨²n la herramienta que vaya a contribuir necesariamente a la f¨¢cil difusi¨®n del conocimiento. Cualquiera que navegue de forma regular por Internet comprobar¨¢ que la velocidad de acceso y la tarea de descargar la informaci¨®n de las fuentes de la red son todav¨ªa lentas e incompletas.En 1997, como resultado de la celebraci¨®n en Toronto de la Conferencia sobre Conocimiento Global, se cre¨® la p¨¢gina web www.oneworld.org, que contiene informaci¨®n en varios idiomas sobre el desarrollo sostenible de los pueblos y las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n. Esta p¨¢gina es un foro interesante para conocer las tendencias y las inquietudes de las organizaciones preocupadas por la calidad de vida de los ciudadanos de todo el mundo. Una de estas organizaciones, el Banco Mundial (www.worldbank.org), se?alaba en su informe anual de 1999 algunas dimensiones de las lagunas del conocimiento que existen en la mayor¨ªa de las sociedades modernas en las que sus ciudadanos y dirigentes han perdido o siguen sin coger el tren de la inquietud por saber. En el caso concreto de las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n, estas lagunas son a¨²n mayores en nuestro pa¨ªs, donde se est¨¢ dando el caso parad¨®jico de que los alumnos m¨¢s j¨®venes superan a sus maestros y profesores en el dominio de la informaci¨®n y tecnolog¨ªa electr¨®nicas.
Cuando se analiza la calidad de la educaci¨®n medida por las calificaciones de los ex¨¢menes o tests de matem¨¢ticas, el informe 1997 publicado por la revista de econom¨ªa m¨¢s importante del mundo, The Economist, coloca a Espa?a por debajo de la mitad de la lista de m¨¢s de 100 pa¨ªses analizados. La conclusi¨®n es que o el sistema de educaci¨®n en Espa?a cambia sus prioridades educativas y los sistemas de difusi¨®n del conocimiento en materias tan fundamentales, o no formaremos parte de las sociedades cient¨ªficamente avanzadas del pr¨®ximo siglo. Adem¨¢s, las desigualdades en la capacidad de crear conocimiento, medida por el gasto en investigaci¨®n y desarrollo, superan con creces a las que existen en los ingresos per c¨¢pita.Parafraseando a Lewis Carroll en Alicia en el Pa¨ªs de las Maravillas, en Espa?a hay que correr dos veces m¨¢s r¨¢pido s¨®lo para estar en el mismo sitio. Y a las cifras me remito. Frente a las noticias triunfalistas de hace pocos d¨ªas en los medios de comunicaci¨®n sobre la bondad de nuestro Gobierno en el fomento de la ciencia, Espa?a gasta menos de cinco duros en investigaci¨®n no militar por persona y d¨ªa. Peor a¨²n, algo m¨¢s de una peseta por persona y d¨ªa es el gasto total de Espa?a en investigaci¨®n sanitaria, lo que representa el 0,5% de los presupuestos en salud del Sistema Nacional de Salud. Canarias no se escapa de esta marcha de cangrejos: estas cifras llevan un cero m¨¢s a la izquierda.
S¨®lo cuando el p¨²blico mejore su participaci¨®n y percepci¨®n de la importancia crucial que la ciencia tiene para el progreso de los pueblos, descubriremos las ventajas y las oportunidades que ofrece la promoci¨®n del conocimiento para mejorar nuestra calidad de vida. Si la sociedad no recupera ese inter¨¦s y compromiso, seguiremos estando en manos de pol¨ªticos y dirigentes con actitud de iluminados y visionarios en lugar de personas expertas, preparadas y comprometidas con las exigencias que demandan los a?os en que vivimos.
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