Manuel Molina, ex pareja de Lole, edita su primer disco en solitario
El guitarrista canta sus temas en un CD hecho en su casa de Triana
?l fue quien, junto a su mujer, Lole, hizo que los hippies entraran en el flamenco. Sus letras buc¨®licas, sus arreglos pop-rock (herencia de Smash) y su look sesentayochista acabaron con el flamenco rancio, lo sacaron del cuarto peque?o. Separado de Lole, Manuel Molina (Ceuta, 1948) emprende ahora, cumplidos ya los 50, su carrera en solitario. Lo hace con un disco hecho en casa, que huele a Triana y sabe a buler¨ªas: hirientes pero suaves.
Son 17 temas: van unidos, sin separaci¨®n ninguna. Unidos por "puentes", un t¨¦rmino innovador que el siempre inquieto Manuel Molina ha inventado para reunir esas 17 canciones: son breves soplos de m¨²sica y poes¨ªa, en los que ha trabajado tanto o m¨¢s que en los temas largos. "A lo mejor para hacer dos minutos me tiraba ocho horas en el estudio. Una locura, pero muy hermosa. ?Qu¨¦ m¨¢s puede pedir un artista que hac¨¦rselo todo solo, sin supervisi¨®n de nadie, s¨®lo pendiente de las palabras, los caprichos y los amigos que le vengan a ver?".El disco, titulado simplemente Manuel Molina 99, ha sido editado por La Ra¨ªz, sello flamenco de la multinacional Virgin, y est¨¢ dominado por la buler¨ªa. O, mejor dicho, por ese sentido de la buler¨ªa gitana tan distinto, lento y m¨¢s dulce del habitual, que impone la visi¨®n trianera de Manuel.Tambi¨¦n hay tangos, romances, y canciones, como la que cierra el disco dedicada a su hijo peque?o (otro Manuel Molina, pero en guapo). Y no falta el poema de Federico Garc¨ªa Lorca, al que Molina siempre recuerda en sus discos: esta vez toma los versos de La Lola, y los musica su hija, Alba Molina.
El disco fue elaborado "a mano" durante cuatro meses en ese estudio casero de Triana. Por all¨ª pasaron Gualberto (s¨ªtar) y Anto?ito Smash (productor), Tino di Geraldo (percusi¨®n), Esperanza Fern¨¢ndez (coros), Charlie Cepeda (guitarra el¨¦ctrica)... Hasta 20 m¨²sicos y amigos, violas, chelos, flautas y bater¨ªas incluidos. "El estudio no es gran cosa, pero da gloria: te deja una libertad total, trabajar de noche o cuando sea, repetir y repetir".
El resultado respira ese compadreo saludable. El mismo estilo que inventaron Lole y Manuel, el que les permiti¨® vender millones de discos, seducir a p¨²blicos de todas las edades y convencer a los j¨®venes de los a?os 70 de que en el flamenco tambi¨¦n cab¨ªan el amor, las flores y las mariposas.
La gran diferencia es que ahora es Manuel el que canta; con una voz peque?a y rozadita, pero que llega muy dentro. "Esto es poes¨ªa, arte y sentimiento: lo dem¨¢s no importa".
Adem¨¢s, no hay nostalgia de aquellos a?os; la relaci¨®n con Lole acab¨®, queda el amor y el arte que hicieron juntos; "y queda Alba", una belleza, cantante y compositora que promete ¨¦xito y revoluci¨®n.
Hoy, Manuel vive con Dolores Rodr¨ªguez, Loliya, que le coordina, le mima y le escribe canciones. Y ¨¦l, flamenco menudo pero de cuerpo entero, simp¨¢tico y gracioso sin pretenderlo, sigue mostrando su estampa ¨²nica: el tocaor barbudo que cierra los ojos y pone la guitarra mirando al cielo.
Babelia
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